2011/01/29

La travesura de los duendes

 

La felicidad se compone de pequeños momentos, de detalles vividos en el día a día y es definida como una condición interna de satisfacción y alegría.

Hace muchos miles de años, un poco antes de que la humanidad existiera, se reunieron varios duendes para hacer una travesura.

Uno de ellos dijo: - Pronto serán creados los humanos, serán una perfecta obra divina, deberíamos quitarles algo, pero... ¿qué?
Después de mucho pensar uno dijo:
- ¡Ya sé!, vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser en dónde esconderla para que no la puedan encontrar.
Propuso el primero:
- Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo!.
A lo que inmediatamente repuso otro:
- No, recuerda que tienen fuerza, alguna vez alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está.
Luego propuso otro:

- Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar!
Y otro contestó:
- No, recuerda que tienen curiosidad, alguna vez alguien construirá algún aparato para poder bajar y entonces la encontrará.
Uno más intervino y dijo:
- Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra.
Y le dijeron:
- No, recuerda que les han dado inteligencia, y un día alguien va a construir una nave en la que puedan viajar a otros planetas y la van a descubrir, y entonces todos tendrán felicidad.
El último de ellos era un duende que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás duendes.
Analizó cada una de ellas y entonces dijo:
- Creo saber dónde ponerla para que realmente les cueste muchísimo trabajo encontrarla...
Todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono:
- ¿Dónde?
El duende respondió:
- La esconderemos dentro de ellos mismos... estarán tan ocupados buscándola fuera, que algunos nunca llegarán a encontrarla...
Todos estuvieron de acuerdo y, desde entonces, ha sido siempre así:
"El hombre se pasa la vida buscando la felicidad, sin saber que la trae consigo"
-Anónimo-

Este Señor, Anónimo, escribe y escribe y seguirá escribiendo mientras usemos la escritura o cualquier otro medio para comunicarnos; a veces se queda en tonterías inútiles, tan solo escondiendo al personaje tras las letras, pero también con frecuencia, con mucha frecuencia, desgrana lagrimas de saber que, no por perogrulladas, motivan la atención, el segundo pensamiento y la meditación, como es el caso este de la felicidad escondida y buscada en todas partes y por todas las personas.

Con estas cortas líneas, tantas veces leídas, se apuntó un sonoro golazo.