2015/07/30

263320.- La ultima carta de la baraja...

“La casa grande”
Desde hace meses no dejo de recibir invitaciones a charlas, conversatorios y tertulias que gravitan alrededor del mismo tema: las razones para seguir apostando por el país, para quedarse y lidiar, para no irnos en desbandada. No es un tema fácil. Es complejo por inédito, por extraño a nuestro hábito, por subjetivo y personal. Es un tema espinoso por el espinoso país que hoy vivimos. Por el caos que nos rodea. Por la violencia de la marea que golpea nuestras certidumbres y ataduras.
Ahora bien, ocurre que habitualmente uno no anda explicando las razones que tiene para no irse de su casa. Uno, simplemente, está, permanece, hace hogar en ella. Construye familia. Teje su día a día. Come allí, duerme en ella, la pasea descalzo, se demora en sus ventanas, erige su biblioteca, pone su música, domestica su almohada, conoce sus ruidos y caprichos. Es el lugar donde pugnas con tus gripes, tus despechos o tus resacas. El espacio donde ocurren tus epifanías y descalabros. Donde más has celebrado la navidad, los pequeños triunfos y cada nuevo centímetro de altura de tus hijos.
Mi casa, si me pongo específico, limita al norte con la fiesta que es el Caribe, al sur con la selva fantástica de Brasil, al oeste con kilómetros de vallenato, cumbia y hermandad y al este con la vastedad del Atlántico y ese litigio histórico, otra vez de moda, que es Guyana. Mi casa tiene el techo azul casi todo el año. Mi casa es un clima de mangas cortas y risa fácil. Mi casa tiene un catálogo de playas irrepetibles. Y si la camino a fondo me topo con la belleza de sus abismos de agua, con la neblina a caballo de sus páramos, con sus árboles redondos, con su sol de tamarindo y papelón. Mi casa tiene 30 millones de habitantes. Tiene un océano de mujeres hermosas, nocturnas y sensuales. Mi casa es una geografía vehemente y delirante. La han llamado Tierra de Gracia, Pequeña Venecia, Norte del Sur, El Dorado, Crisol de Razas, Paraíso Perdido. En mi casa se baila en todas las esquinas, se toma cerveza sin piedad, se coleccionan abrazos, se hace el amor en cada vestíbulo, y se hace el humor hasta el amanecer.
En mi casa está mi infancia, mi ventana y mi lámpara, mi postre favorito, mi carro, mi lista de amigos, mi cine recurrente, mi ruta de librerías, mi estadio de beisbol, mi zona de costumbre y apegos. El sol nace y se pone en mi casa.
Resulta que mi razón de ser, lo que me explica y define, limita por todas partes con mi casa. Este es el domicilio de mis entusiasmos y obsesiones.
Tengo una vida entera en ella. Y una vida entera es mucho tiempo. Es todo el tiempo. Una vida amueblada por mis años, mis logros y mis mejores fracasos.
Y sucede que a pesar de todo eso, tengo que explicar por qué no me quiero ir de mi casa.
Generalmente, cuando no llega el agua a mi casa averiguo, pregunto, resuelvo, compro, instalo un tanque. Cuando aparecen filtraciones busco, llamo, persigo al plomero. Cuando la basura se acumula en el depósito reclamo, toco la puerta, hablo con la junta de condominio. Cuando se agrietan sus paredes, cuando se colma de insectos, cuando la cubre el polvo, cuando se trastornan sus aparatos, cuando la polilla ataca, en todos esos casos, no suelo irme, no desisto, no salto por la ventana. Sencillamente, me ocupo. La lleno de atenciones. Busco prodigios que la sanen.
Sí, en estos tiempos las goteras se han vuelto absurdas, el techo se ha corrompido, el agua sale negra, la luz es escasa, el tronar de las armas eclipsa el bullicio de las guacamayas, la nevera se ha llenado de vacío y nostalgia, a los insectos se le han sumado alimañas impensables. Mi casa es hoy un tesoro arruinado, malbaratado, saqueado. Pero es mi casa. Me cuesta no atenderla. No procurar remedios. No aportar la cal de mis opiniones, la despensa de mis esmeros, el martillo de mi insistencia y su tanto de ética, perspectiva y confianza.
Mi casa está rota. Y yo me sumo a la reparación. No al adiós. Irme es un verbo posible. Tengo derecho a hacerlo. A veces me intoxico de ganas. Pero entiendo que en cualquier otro confín seré un extranjero. Un emigrante. Un nómada accidental.
Es una opción válida, legítima. En ciertos casos, emocionante, y en otros, atemorizante. Es irresponsable juzgar a quien se va. Irse posee el calibre de las desgarraduras. El exilio es una palabra llena de piedras. Quien parte intenta llevarse el peso existencial de la casa. Busca sostenerla desde la distancia. Toda mudanza es incertidumbre y desvelo. Es una acrobacia espiritual.
Hay vecinos que se han ido, otros que están haciendo maletas, ensayando un nuevo idioma, aprendiendo a usar un GPS. Mis hijos se despiden de sus mejores amigos. Mi pareja se despide de sus mejores amigos. Mis mejores amigos se despiden de sus enemigos.
Le pregunto a mi hija de 13 años por qué no se iría del país. Me suelta una ráfaga de sustantivos: la gente, el clima, el idioma, la comida, el paisaje, los amigos. Y agrega algo inesperado: “Me gustaría estar cuando se arreglen las cosas y ver el cambio”.
Hace poco leí en el blog de alguien un concepto interesante. Decía Daniel Pratt: “migrar es aceptar que tu lugar y tú no pueden continuar juntos, rendirse, asumir que no hay manera de arreglarlo. Tienes que divorciarte, perder, naufragar (…) Desde el momento que partes eres extranjero siempre, hasta en tu propio país”.
Y, vamos a estar claros, hay mil razones para irse, y quizás solo diez para quedarse. Pero esas diez razones pueden justificar tu vida.
En estos tiempos los venezolanos estamos viviendo una experiencia inédita. En esta época de ideologías y militancias extremas, el desencanto ha hecho que el país esté advirtiendo el mayor de los éxodos de su historia. Me he topado con la conmovedora circunstancia de ver a una madre hacer todo lo posible por separar a su hijo de ella. Apurándolo para que se vaya a estudiar a Calgary. Lejísimo. Para salvarlo. Para saberlo seguro.

Y, ciertamente, las migraciones son tan antiguas como la especie humana. No debería alarmarnos tanto. Cada ser humano está obligado a vivir sus propios renacimientos.
Pero la casa no puede quedarse sola. Necesita la atención de sus propietarios. Este extrañamiento, este estupor colectivo, nos hace comprometernos aún más con el momento histórico que estamos viviendo.
¿Es este el fin del país? No. Los países no concluyen. Es este un episodio severo. Amargo. Ruinoso. Se habla de la inflación más alta del mundo. De la escasez más pavorosa que hemos vivido. Del corrimiento del sistema de valores. De una violencia sórdida y copiosa que ha convertido al mapa entero en sangre y luto. Así de grave está la casa, así de extrema la inundación. Sí, hacemos agua por todas partes. Los pronósticos del tiempo anuncian sólo noticias oscuras. Entonces, ¿desertamos?, ¿desmantelamos lo que queda? Es una opción, pero ¿realmente queremos renunciar a nuestra casa?
Si esta es la piedra fundacional de nuestros días, ¿qué estamos haciendo para detener su ruina? ¿Basta con el largo quejido que hoy somos? Si no nos involucramos, toca renunciar, incluso estando adentro. Dejar que otros impongan la ruta de nuestros afanes.
Es fácil ser ciudadano de un país cuando el viento es benigno, cuando el subsuelo es oro, cuando el peatón ejerce la alegría como contraseña, cuando la comida abunda, cuando el mar es amable y no hay marea alta en el horizonte.
Pero también hay que ser ciudadano cuando el país está enfermo, acosado por la indolencia, atascado en un pantano de errores, cuando es víctima de sus propias contradicciones. El país, nuestra casa mayor, nos necesita en su adversidad, en sus fiebres, en la penuria y la borrasca. Querer a alguien es también lidiar con su infortunio. Si tu pareja se enferma de cáncer, ¿la abandonas?, si tu mejor amigo cae preso, ¿renuncias a visitarlo?; si tu hijo sucumbe a las drogas, ¿le das la espalda?, si tu madre comienza a sufrir de Alzheimer, ¿le sueltas la mano y dejas que camine sola hacia la locura? Supongo que no. Pasa igual con el país. Si los que aquí insistimos no nos comprometemos en buscarle cura a sus desvaríos, en otorgarle coherencia y sensatez, entonces no vale la pena quedarnos.
Los optimistas (dicen que es una raza en extinción en el territorio nacional) saben que toda crisis genera una mina de posibilidades. Repito a Francois Guizot en su afirmación de que los optimistas son quienes transforman al mundo. La lección ante nuestros errores acumulados ha sido amarga. Pero es hora de responder. De apostar duro. De vivir cada día como construcción. De devolverle a esta tierra de gracia todo lo que nos ha dado, empezando por el derecho a existir y crecer en su aire, en su luz, en su maravilla, maravilla que vamos a devolverle con nuestras ganas de seguir perteneciendo a un gentilicio, de seguir viviendo en la casa grande de nuestra existencia.

LEONARDO PADRÓN / El Nacional

263319.- Del Blog de FERNANDO MIRES





Fragmento del libro "El corazón del hombre"

No conozco mejor introducción al corazón del problema de la necrofilia que una especie de declaración que hizo en 1936 el filósofo español Unamuno. Fue con ocasión de un discurso del general Millán Astray en la Universidad de Salamanca, de  la que era rector Unamuno, cuando empezaba la guerra civil española. El lema favorito del general era "¡Viva la muerte!", y uno de sus partidarios lo gritó desde el fondo de la sala. Cuando terminó su discurso el general, se levantó Unamuno y dijo:
"...ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito, 'Viva la muerte'. Y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un inválido.

No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor."

En este momento, Millán Astray no se pudo detener por más tiempo, y gritó: "¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la muerte!", clamoreado por los falangistas. Pero Unamuno continuó:
Éste es el templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaríais algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho."

 Unamuno, al hablar del carácter necrófilo del grito "¡Viva la muerte!", tocó el corazón del problema del mal. No hay distinción más fundamental entre los hombres, psicológica y moralmente, que la que existe entre los que aman la muerte y los que aman la vida, entre los Necrófilos y los biófilos.
No quiere esto decir de ningún modo que una persona es necesariamente ya totalmente necrófila y totalmente biófila.Hay algunas que están totalmente consagradas a la muerte, y ésas son dementes. Hay otras que están enteramente consagradas a la vida, y éstas nos impresionan por haber alcanzado la finalidad más alta de que es capaz el hombre. En muchas están presentes las tendencias biófilas y las necrófilas, pero en proporciones diferentes. Lo que importa aquí, como siempre en fenómenos de la vida, es cuál tendencia es la más fuerte, de suerte que determine la conducta humana, no la ausencia o la presencia completa de una de las dos orientaciones.

Literalmente, "necrofilia" significa "amor a la muerte" (como"biofilia" significa "amor a la vida"). Suele emplearse esta palabra para designar una perversión sexual, a saber, el deseo de poseer el cadáver de una mujer para realizar el acto sexual, o el deseo morboso de estar en presencia de un cadáver. Pero, como sucede con frecuencia, una perversión sexual no hace sino representar el cuadro más franco y claro de una orientación que se encuentra sin mezcla sexual en muchos individuos. Unamuno lo vio claramente cuando aplicó la palabra "necrófilo" al discurso del general. No quiso decir que el general estuviera obsesionado por una perversión sexual, sino que odiaba la vida y amaba la muerte. Es extraño que la necrofilia como orientación general no haya sido descrita nunca en la literatura psicoanalítica, aunque se relaciona con el carácter sádico-anal de Freud y con su instinto de la muerte.

Aunque estudiaré más adelante estas relaciones, quiero ahora pasar a describir al individuo necrófilo. La persona con orientación necrófila se siente atraída y fascinada por todo lo que no vive, por todo lo muerto: cadáveres, marchitamiento, heces, basura. Los necrófilos son individuos aficionados a hablar de enfermedades, de entierros, de muertes. Empiezan a vivir precisamente cuando hablan de la muerte. 

Un ejemplo claro del tipo necrófilo puro es Hitler. Lo fascinaba la destrucción, y le agradaba el olor de la muerte. Aunque en los años de su éxito quizá haya parecido que sólo quería destruir a quienes consideraba enemigos suyos, los días de la Götterdämmerung o Crepúsculo de los Dioses, y el final, demostraron que su satisfacción más profunda estribaba en presenciar la destrucción total y absoluta:la del pueblo alemán, la de los que lo rodeaban, la suya propia.

Una información de la primera Guerra Mundial, de la que no hay pruebas, pero que tiene mucho sentido, dice, que un soldado vio a Hitler como en estado de trance mirando fijamente un cadáver en descomposición y negándose a alejarse. El necrófilo vive en el pasado, nunca en el futuro. Sus emociones son esencialmente sentimentales, es decir, alimentan el recuerdo de emociones que tuvieron ayer, o que creen que tuvieron. Son fríos, esquivos, devotos de "la ley y el orden". Sus valores son exactamente lo contrario de los valores que relacionamos con la vida normal: no la vida, sino la muerte los anima y satisface. Es característica del necrófilo su actitud hacia la fuerza.

Fuerza es, según la definición de Simone Weil, la capacidad para convertir un hombre en un cadáver. Así como la sexualidad puede crear vida, la fuerza puede destruirla. Toda fuerza rebasa, en último análisis, en el poder para matar. Puedo no matar a una persona, sino únicamente privarla de su libertad; quizá quiero sólo humillarla o despojarla de sus bienes; pero haga yo lo que haga, detrás de todas esas acciones está mi capacidad de matar y mi deseo de hacerlo. 

El enamorado de la muerte ama la fuerza inevitablemente. Para él la mayor hazaña del hombre no es dar vida, sino destruirla; el uso de la fuerza no es una acción transitoria que le imponen las circunstancias, es un modo de vida. Esto explica por qué el necrófilo está verdaderamente enamorado de la fuerza. Así como para el enamorado de la vida la polaridad fundamental en el hombre es la que existe entre macho y hembra, para el necrófilo existe otra polaridad muy diferente: la de los que tienen el poder de matar y los que carecen de él. Para él no hay más que dos "sexos": el poderoso y el impotente; los matadores y los muertos. Está enamorado de los matadores y desprecia a los que son muertos. No pocas veces hay que tomar literalmente ese "estar enamorado de los matadores"; son sus objetos de atracción y defantasías sexuales, aunque menos acentuadamente que en la perversión mencionada arriba, o en la perversión de la necrofagia (deseo de comer cadáveres), deseo que no rara vez puede encontrarse en los sueños de los individuos necrófilos. 

Conozco muchos sueños de personas necrófilas en que tienen relaciones sexuales con una mujer o un hombre ancianos por la que de ningún modo se sienten físicamente atraídos, sino a quien temen y admiran por su fuerza y capacidad destructora. La influencia de hombres como Hitler y Stalin estriba precisamente en su capacidad para matar y la complacencia en hacerlo. Por eso los amaron los necrófilos. De los demás, muchos los temían, y prefirieron admirarlos a darse cuenta de su miedo; otros muchos no percibían la calidad necrófila de los líderes y vieron en ellos los constructores, los salvadores, los buenos padres. Si los líderes necrófilos no hubieran fingido que eran constructores y protectores, el número de individuos atraídos por ellos apenas habríasido suficiente para ayudarlos a tomar el poder, y el número de los repelidos por ellos probablemente no habría tardado en producir sucaída.

Mientras la vida se caracteriza por el crecimiento de una manera estructurada, funcional, el individuo necrófilo ama todo lo que no crece, todo lo que es mecánico. La persona necrófila es movida por el deseo de convertir lo orgánico en inorgánico, de mirar la vida mecánicamente, como si todas las personas vivientes fuesen cosas. Todos los procesos, sentimientos y pensamientos de vida se transforman en cosas. La memoria, y no la experiencia; tener, y no ser, es lo que cuenta. 

El individuo necrófilo puede relacionarse con un objeto —una flor o una persona— únicamente si lo posee; en consecuencia, una amenaza a su posesión es una amenaza a él mismo; si pierde la posesión, pierde el contacto con el mundo. Por eso encontramos la paradójica reacción de que más bien perdería la vida que la posesión, aun cuando al perder la vida el que posee deja de existir. Ama el control, y en el acto de controlar mata la vida. Se siente profundamente temeroso ante la vida, porque por su misma naturaleza es desordenada e incontrolable. 

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263318.- Ni con milagros... dos quebrados no hacen un rico...

Venezuela y Grecia afianzan lazos de cooperación

El presidente Nicolás Maduro había anunciado recientemente su interés en profundizar las relaciones entre ambas naciones.

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El encuentro se realizó en la sede de PDVSA, en La Campiña
EL UNIVERSAL
miércoles 29 de julio de 2015  07:08 PM
La canciller de la República, Delcy Rodríguez, se reunió este miércoles con el secretario de Relaciones Económicas de Grecia, Yorgos Tsipras, en la sede de Petróleos de Venezuela, para afianzar los lazos de cooperación entre ambas naciones.

En la cuenta en Twitter del Ministerio de Relaciones Exteriores @vencancilleria, se informó que en el encuentro también participaron el viceministro de Cooperación Económica de la Cancillería venezolana, Calixto Ortega; el embajador de Venezuela en Grecia, Farid Fernández , y su par griego, Nikolaos Kotrokois, informó AVN.

Previo a este encuentro, este martes Ortega se reunió con el secretario de Relaciones Económicas de Grecia, Yorgos Tsipras.

Recientemente, el presidente de la República, Nicolás Maduro, anunció que Venezuela profundizará sus relaciones con Grecia.

263317.- Runrunes de Hoy

RUNRUNES


NELSON BOCARANDA SARDI | EL UNIVERSALjueves 30 de julio de 2015 12:00 AM
ALTO

¡AYY... ESAS TIERRAS!: La lengua es castigo del cuerpo, dice el sabio y antiguo refrán. Chávez y Maduro tendrán la culpa cuando no nos entreguen ni un pedazo de la tierra que hoy reclamamos en medio de una batalla por cualquier micrófono que se encuentren el presidente venezolano y su canciller y cuya respuesta ha sido similar desde su contraparte guyanesa. El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon lo que hizo antier fue repetir lo mismo que dijo a Georgetown. Enviar una comisión a los dos países para tratar de "oficiar de buena fe" entre las partes. El rechazo venezolano a ir a la Corte Internacional de Justicia se basa en la muy alta probabilidad que allí se dé la razón a Guyana. Mientras que en el caso con la delimitación Colombia-Venezuela, la sentencia de la CIJ en torno a la señalización de las fronteras Nicaragua-Colombia sentó un precedente positivo para esta discusión lo que aunado al retirado decreto 1787 -el de las equivocaciones del régimen de Maduro- también ayuda hoy a la calma en el vecino gobierno colombiano, que se dio por satisfecho con la enmienda roja rojita. Gente cercana al gobierno, José Vicente entre ellos, han recomendado llamar a los expertos venezolanos, a los diplomáticos de carrera que tuvieron en sus manos las reclamaciones territoriales para que ayuden en la estrategia a seguir. Basta saber si los "ungidos del comandante eterno" entenderán lo importante del tema que no debe ser político electoral. Con la escasez de productos, el costo inflacionario-galopante de la vida diaria y la criminalidad desatada, auspiciada y protegida; el tema con Guyana no podrá -ni debería- ser electoral. Ya antes, varios negociadores habían propuesto un acuerdo político con Guyana para garantizarnos la salida al Atlántico pues para Guyana se hacía cuesta arriba entregar 2/3 de su territorio. Y vino el comandante y les estimuló sus apetencias dándole luz verde a las concesiones. Hoy hasta Brasil está más cerca de Guyana que Venezuela...

MEDIO

PETROCARIBE: Por si no lo sabían el petróleo que Venezuela vende a descuento a los gobiernos de Guyana, Jamaica, Surinam, Ecuador, Cuba y República Dominicana no lo disfrutan sus pueblos a un precio menor debido a que sus gobiernos le venden el combustible con precios mayores que el que Estados Unidos fija a sus consumidores. Ayer nomás lo explicaba José Luis Pirela del MPV al pedir que se paralizaran esos convenios que "ocasionan pérdidas para la República, como Petrocaribe, que pasó de $ 14.600 millones en 2011 a más de $ 20.000 millones en 2014, mientras que del 2015 no se sabe nada porque es una caja negra". Sobre las deudas rebajadas: "Pdvsa le vendió a Jamaica la deuda de esa nación caribeña con Petrocaribe de $ 2.920 millones por $ 1.500 millones, lo que implica que se aplicó una rebaja del 48,6%, similar a la que aplicó a República Dominicana cuando recibió solo la mitad de la deuda de $ 4 mil millones. Un gobernante no puede decidir un aspecto tan importante sin ante ser debatido en la AN". Vean que Guyana lo ha disfrutado plenamente. No la Exxon-Mobil...

¿INHABILITACIONES?: Vienen mas pero solo por el lado de los partidos democráticos. Los absurdos de la obsecuencia del funcionariado rojo no tienen límite. Un abogado me indica que los "cesta tickets" no deben ser declarados pues son beneficios contractuales. Ven la paja en el ojo ajeno pero no la colita a su nodriza por parte del ministro Elías Jaua o los repartos de equipos de Cantv por parte de selectos rojitos. Tampoco el uso de aviones oficiales por parte de candidatos del régimen a la AN para hacer campaña o comprar leche y papel higiénico en Aruba. Mucho menos comprando propiedades mil millonarias en las Antillas Neerlandesas siendo funcionarios públicos sin haber hecho declaración de bienes. El CNE solo obedece y no cuestiona ni exige razonamientos. La misma declaración de Maduro en la ONU negando la visita de observadores reitera que no hay división de poderes. Aunque sea parte de la siembra de desesperanza para disminuir el deseo de votar entre los opositores, el mundo se dio cuenta -desde esa tribuna- de los atropellos que desde la presidencia se cometen contra las instituciones democráticas. La encuesta de Venebarómetro que arroja un resultado del 71,2% de los consultados calificando de malo al gobierno y donde apenas un 31,5% cree en la guerra económica mientras que el 57,3% señala al gobierno como responsable, sembró mas angustias. Por ello soltaron unas divisas para las resinas de las botellas de agua, una ligera importación de cebada y de atún. El miedo creciente augura mas atropellos...

BAJO

¿EL IR-RESPONSABLE?: No fue el militar ministro de alimentación quien presionó a Maduro para que dirigieran toda la producción de alimentos a la minúscula red de expendios rojos. Su odio y sus decisiones contra el sector productivo privado lo hacen merecedor de todo tipo de dudas. Sin embargo en ese tema no fue el responsable, más bien ha venido abogando por eliminar las guías de distribución por ser otro "foco de corrupción" (SIC). A quien tuvo que desautorizar Maduro fue a uno de sus más cercanos colaboradores: Homar Farahón Viera, superintendente de Gestión Agroalimentaria quien pasa con frecuencia por encima del ministro Osorio. Guapo y apoyado...

CAVANDO FOSO: El raspado de olla en medio de la debacle económica roja no tiene parangón. La crisis del país parece acicate para robar -¿o coger lo que consideran suyo tras el ejemplo de los jefes?- lo mas que se pueda. Sabiendo el drama del abastecimiento y la escasez esto debería ser frenado -y penado- cuanto antes. Me lo detalla un importador de alimentos: "Los contenedores pueden venir de España, Brasil, Argentina o cualquier país. Con todo en regla. Hasta las certificaciones. Los gastos de importación y nacionalización deben ser pagados con 15 días de anticipación para poder retirar la mercancía. Cuando llega el último paso, la salida de la carga, los guardias presentes exigen un soborno, un pago de 3 millones de bolívares so amenaza de decomiso". Pone de ejemplo un contenedor con 30 mil botellas de aceite de oliva. Costo 120 mil euros. Cada litro costando aproximadamente 3 mil Bs. pues el precio ronda los 4 euros por botella. Los impuestos a tasa Simad a Bs.200, el arancel a la misma tasa. Me recuerda que hasta el año pasado fue a 6,3, luego a 12 y finalizó en 20 antes de pasar a 200. Todo ello se suma y pasa del 20% del costo del contenedor. ¿Tendrán que vender el litro a 5 ó 6 mil bolívares tras esta autoinflingida guerra económica?... 

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