2011/06/07

LA BÚSQUEDA DEL SABIO

El abad Abraham supo que cerca del monasterio de Sceta había un sabio. Fue a buscarlo y le preguntó:

-Si hoy encontrara usted una bella mujer en su cama, ¿conseguiría pensar que no es una mujer?

-No-, le respondió el eremita-, pero sabría controlarme.

El abad continuó:

-¿Y si descubriera monedas de oro en el desierto, podría contemplar este oro como si fueran piedras?

-No. Pero sabría controlarme para dejarlo en su lugar.

Insistió Abraham:

-Y si a usted lo buscaran dos hermanos, uno que lo odia y otro que lo ama, ¿lograría pensar que los dos son iguales?

Dijo el ermitaño:

-Aunque sufriera, trataría al que me ama de la misma manera que al que me odia.

Aquella noche, al regresar a su monasterio de Sceta, Abraham le comentó a sus novicios:

-Les voy a explicar lo que es un sabio:

 Es aquel que en lugar de matar sus pasiones, consigue controlarlas.

 

Entre lo bueno de los amigos está el que saben decir lo justo en el momento correcto.

Y entre más amigo sea… más justo y más correcto.

¿Alguien recuerda el chiste de la diferencia entre JUSTO y CORRECTO?

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