2012/03/27

Petróleo en la Vinotinto

Para quienes mandan resulta intolerable que Polar y Pdvsa quepan en la misma camiseta

ROBERTO GIUSTI| EL UNIVERSAL

martes 27 de marzo de 2012 12:00 AM

He sido leal seguidor de la selección nacional desde que tengo uso de razón, es decir, desde mucho antes de que con Richard Páez comenzara a conocerse como la triunfante Vinotinto. Reportero impertinente, en distintas épocas cedí a la tentación de inmiscuirme en la intimidad de la entonces "cenicienta" del fútbol latinoamericano. Así, gracias a la bondad de algunos jefes de información le di rienda suelta a mi frustrada vocación de cronista deportivo, incursionando en algunos de sus momentos notables (hasta el 2000 fueron muy pocos) como la honrosísima derrota ante la Argentina de Maradona (a la postre campeona mundial) 3 goles por 2, en Pueblo Nuevo, un domingo de 1985. Ciertamente se celebraba reveses como ese porque los otros era mejor olvidarlos.
Con Páez se volteó la tortilla y con Farías ha continuado un crecimiento sostenido, producto de una visión, una estrategia y unos recursos inimaginables en los años 90, no se diga en los 60. Primero, la Vinotinto hizo latir con fuerza nuestra vena nacional y los triunfos resultaron más reconfortantes porque veníamos de las profundidades del sótano. Luego se convirtió en símbolo del país que cada vez se parece más al ideal de lo que queremos ser y aún no hemos logrado concretar. Disciplina, voluntad ganadora, trabajo, previsión a la hora de definir estrategias y resultados. Entonces vinieron los sponsors, el primero Polar y mucho después, cuando era un tiro al piso, una Pdvsa que se comprometió a financiar la construcción de un Centro de Alto Rendimiento que se ha convertido en otro símbolo, pero en este caso de irresponsabilidad, falta de compromiso e ineficacia.
Pero en estos 12 años de aciertos, la Vinotinto creció en paralelo con el desatino político que vivía el país y entonces también fue refugio para desencantados y vía de escape para la frustración. Era posible construir un país con el apoyo de todos porque tanto tirios como troyanos estábamos con la selección. Incluso los sponsors, porque Polar y Pdvsa tenían cabida en la misma camiseta.
Hasta que llegó el comandante y mandó a parar. Primero, esa unidad simbólica pero poderosa contraviene el discurso del país escindido. Segundo, no podemos exaltar la empresa venezolana modelo porque el contraste con Pdvsa resulta fatal para los objetivos políticos y electorales. Tercero, aquí todo (y más lo que funciona), debe estar en manos del Estado, es decir del gobierno, o sea, del mandamás. Pero no importa, mientras el hombre no pretenda sustituir a Farías o le quieran introyectar al sistema de juego los principios de la dictadura del proletariado, habrá esperanzas.
rgiusti@eluniversal.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por su tiempo. Por favor, deje su email y le contestare en privado. Gracias