2013/04/08

7903.- Ley de TRANSPARENCIA

¿Quiénes denuncian la corrupción?

ECCIO LEÓN R. |  EL UNIVERSAL
lunes 8 de abril de 2013  12:00 AM
Hoy todo es corrupción y el término puede aplicarse a cualquier actividad, grupo humano o persona con una impresionante variedad de matices. Parece como si el mundo entero se estuviera descomponiendo en partes y hubiera seres especiales destinados a señalar y condenar la putrefacción de esas partes. A tal punto llegan las cosas que para hacerse notar o poder ganar prestigio en el mundillo de los conocidos o reconocidos, hay que agregar al historial ciertos elementos de corrupción para estar a tono con lo que se ha vuelto un "status" generalizado, claro que dentro de lo permisible de algunos países.

Por que la corrupción política pasara factura esta vez, la corrupción política tiene efectos perversos conocidos. Erosiona el capital político de los gobernantes, quiebra el funcionamiento de las instituciones, corrompe los lazos de interacción social y acarrea ineficiencias para el funcionamiento de la economía. Aunque el tema puede abordarse desde muchos ángulos, a mí me gustaría centrarme en uno concreto; el rol que juegan los votantes en el castigo de los corruptos.

Si miramos los casos de Chipre y Grecia, tanto los estudios especializados como los sonados casos de  reelección de corruptos indican que los votantes no sancionan demasiado estos comportamientos. ¿Por qué es esto así?   Expertos en este campo han sugerido tres posibles explicaciones.

La primera es la teoría del intercambio implícito. A veces se asume que toda la corrupción es igual, pero no tiene porqué: Es posible que haya un beneficio (económico) implícito que llegue a los votantes cuando el político hace cosas ilegales. Frases como "será corrupto pero hace cosas", o "al menos contrata a los de aquí" una vía que justificaría que no hubiese castigo electoral.

Una segunda explicación se relaciona con el rol de la ideología y los medios de comunicación. Es conocido que la ideología puede exonerar los casos de corrupción del partido cercano a nuestras posiciones. En los casos de Chipre y griego, estos se combinan con un sistema de medios muy polarizado que reproducen casi perfectamente alineamientos partidistas y que hacen que si la denuncia de corrupción la hace un medio "contrario", no se le dé credibilidad.

La última explicación es la del cinismo político. La idea es que si todos los partidos políticos son percibidos como corruptos, los ciudadanos no verán razones para cambiar su voto. El predominio de sentimientos de anti política o desafección ciudadana harían que el castigo sea menor y de ahí la clásica estrategia de acusar a los demás partidos de corrupción cuando uno es acusado.

Creo que en el caso de la trama de financiación ilegal del partido gubernamental hay razones para esperar un castigo electoral. Primero, porque no es una corrupción clientelar ya que solo beneficia a la cúpula. Segundo, porque se da en un contexto económico desfavorable, justo cuando la corrupción es más castigada ante la falta de rentas a otros actores. Tercero, porque en este caso medios de todas las tendencias dan veracidad a las informaciones sobre financiación ilegal. Y finalmente, porque hay una oferta creciente de partidos extramuros ajenos a escándalos que pueden quitarles votos.

Por lo tanto, a menos que los partidos que gobiernan actualmente en Chipre y en Grecia tomen medidas importantes de transparencia, con una investigación independiente y una importante depuración de responsabilidades, es muy probable que sigan perdiendo la confianza de los ciudadanos. Y es algo urgente porque sin unas instituciones creíbles y transparentes será imposible superar la difícil situación política y económica por la que atraviesan los chipriotas y los griegos.

Aunque se ha explicado muchas veces los síntomas evidentes de esta decadencia, no se cree que lo que ahora sucede sea una primicia en la historia. Cuando un organismo perece, sus partes se dividen, se separan hasta llegar a la descomposición y putrefacción. Es la hora de los corruptos, de los que saben aprovechar hasta la última gota de miseria moral para hacer de ella un negocio rentable.

No es un fenómeno nuevo porque la maldad humana no es nueva, si por la maldad entendemos en última instancia, la ignorancia de las  leyes inexorables de la naturaleza. De acuerdo a las filosofías tradicionales, en nuestro mundo objetivo todo está sujeto a la ley de causa y efecto, de acción y reacción. Por lo tanto, no hay mal que no tenga una respuesta en concordancia, tarde o temprano.

Podemos quitar máscaras, pero lo fundamental es llegar a la causa que obliga a usar máscaras. Mientras no se promueva una verdadera transformación humana y el despertar activo de una conciencia superior y equilibrada, la corrupción seguirá existiendo. La labor es ardua y compleja, de largo alcance y gran paciencia, pues se trata de forjar a cada uno de los individuos que componen las sociedades, de modo de lograr hombres y grupos sanos, apoyados en valores morales estables y positivos.

ecciol@yahoo.com
Tampoco tiene perdida esta nota, vale la pena tenerla presente por lo que vendrá a ciencia cierta.

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