2014/01/05

8206.- Pajarito, pajarito...

El fin del profesionalismo militar
FERNANDO OCHOA ANTICH |  EL UNIVERSAL  domingo 5 de enero de 2014  12:00 AM  
El lamentable acto realizado por Nicolás Maduro, con el fin de presentar su salutación de Navidad y de fin de año a las guarniciones militares fue utilizado para violar los valores fundamentales de nuestro sistema político y los principios militares que siempre han caracterizado a nuestra Fuerza Armada Nacional. Lo sorprendente es que dicho irrespeto fue planteado por el propio Nicolás Maduro, sin percibir que al hacerlo debilitaba gravemente la estabilidad de su gobierno. Además, compromete totalmente las posibilidades del diálogo planteado por él mismo cuando se reunió con los alcaldes de la oposición recientemente. Las razones por las cuales pienso de esta manera son muy sencillas. Se violaron públicamente los artículos 2, 6 y 328 de la Constitución Nacional. Lo más grave es que esa violación se hizo ante los altos jefes militares.

Los artículos 2 y 6 de la Constitución Nacional establecen la forma del Estado al afirmar que Venezuela "se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia"... y "el gobierno de la República de Venezuela y de las entidades políticas que lo constituyen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables". El artículo 328 establece que "La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la nación y asegurar la integridad del espacio geográfico mediante la defensa militar... En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna".
Estos artículos están estrechamente vinculados entre sí. Justamente, al definir el artículo 328 a la Fuerza Armada como una institución esencialmente profesional, sin militancia política y establecer que se encuentra al servicio exclusivo de la nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna lo hace para que dicha Institución armada pueda ser garantía de que el régimen político imperante en Venezuela es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables. Una Fuerza Armada que se presenta comprometida con el régimen, desde un punto de vista ideológico, le es imposible ser garantía de la entrega del poder en caso de una derrota electoral. De allí que el régimen político dejaría de ser democrático, alternativo y pluralista.

Lo más doloroso, fue oír a los jefes militares definir a la Fuerza Armada como una organización patriótica, popular, antiimperialista y chavista, dejando a un lado la definición constitucional y llegando al extremo de saludar con el puño. Los generales y almirantes responsables de conducir a la Fuerza Armada a ese absurdo, olvidaron que esa definición fue rechazada, mediante el voto popular, en la reforma constitucional planteada por Hugo Chávez a los venezolanos en el año 2007. Es verdad, que Chávez hizo todo lo posible para destruir los valores profesionales de la Fuerza Armada. De allí surgieron medidas tan equivocadas como transformar la reserva en milicia, irrespetar los grados militares y la antigüedad mediante la creación de los oficiales técnicos, y pare usted de contar...

El colmo de los colmos fue la decisión de Maduro de ascender al grado inmediato superior a Ramón Rodríguez Chacín, a Francisco Arias Cárdenas y a Diosdado Cabello por supuestos méritos militares, al valorar de esa manera el haberse insurreccionado contra un gobierno constitucional el 4 de febrero y el 27 de noviembre, encontrándose retirados. La pregunta que deben estar haciéndose aquellos oficiales que les correspondía ascender y no lo lograron, teniendo méritos suficientes, por falta de plazas vacantes, son las razones por las cuales se irrespeta de esa manera los grados militares y los méritos profesionales. Tampoco se puede olvidar, para valorar con justicia el exabrupto, fue el asesinato el 4 de febrero de 34 jóvenes venezolanos y el 27 de noviembre de cerca de trescientos. En definitiva, el fin del profesionalismo militar.


Como decimos, como me lo contaron te lo cuento!!! ¿Recordamos las circunstancias del "por ahora"? Pajarito, pajarito...



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