2015/11/27

236427.- TTe. CARLOS MEYER BALDÓ

INMEMORIAN DEL MÁS UNIVERSAL DE LOS AVIADORES MILITARES VENEZOLANOS.
27 DE NOVIEMBRE DE 1933 : DESPEGUE AL CIELO DE LOS PILOTOS DEL TTE CARLOS MEYER BALDO.
Don Florencio Gómez Nuñez (+), hijo del General Juan Vicente Gómez, en su obra "MIS APUNTES SOBRE LA AVIACIÓN VENEZOLANA" 1970, dedica un especial escrito a su amigo TTE CARLOS MEYER BALDÓ.
Para la fecha del accidente, y desde 1928, el autor cumplía funciones como Enlace para los asuntos relativos a la Aviación Militar, entre el Ministerio de Guerra y Marina y el primer Mandatario.
Relatando un testimonio de alto valor historico militar sobre el personaje.
" Hay un joven venezolano que contando sólo 18 años, se alista como voluntario en el ejército alemán en plena Primera Guerra Mundial.
Será destacado al Regimiento de Caballería "Dragones No. 9", con el cual combatira en los frentes filandes y ruso en 1915, y como consecuencia de su sobresaliente actuación en este último lugar es ascendido a Teniente.
Reducida la Caballería por su vulnerabilidad al fuego enemigo de ametralladora, este compatriota continúa en la guerra al enrolarse en 1916 en la Escuela de Aviación Militar "Gotha Tea 3", en la que se gradúa de piloto.
Este piloto venezolano es Carlos Meyer Baldó, nacido en Maracaibo, Estado Zulia, el 20 de abril de 1895 e hijo de Don Karl Meyer Groeve y Doña María Amelia Baldo Jara, el primero ciudadano alemán y la segunda con origen en el Estado Tachira.
Por méritos personales logra el alto honor de ingresar a la Escuadrilla de Combate No. 11 que junto a la 4, 6 y 10, formaban el célebre Escuadrón comandado por el "As" Manfred Von Richthofen.
En el Escuadrón de Richthofen popularizado con el mote de "El Diablo Rojo" para perennizar al alemán, Meyer Baldó tiene un primerísimo papel, en el cumplimiento de difíciles tareas entre las que se hallan peligrosas misiones de reconocimiento a posiciones enemigas que fotografía y la penetración a las lineas del adversario bajo cerrado fuego de artillería que, en algunas ocasiones, alcanza a su avión sin consecuencias para él.
Aún queda la impresión de ser pocas las siete victorias confirmadas que conquista; la explicación está en el hecho de que generalmente Meyer Baldó era destacado por Richthofen como guía de los jovenes que ingresaban a su Escuadrilla durante los primeros combates.
Según instrucciones de su comando, debía intervenir en acciones de combate solamente en los casos en la que peligraran las vidas de los noveles pilotos. Usualmente, Meyer Baldó volaba a mayor altura cuando el resto de la Escuadrilla se enfrentaban al enemigo, desde donde podía protegerlos con mayor facilidad en los casos de emergencia.
Termina la Primera Guerra Mundial y Carlos Meyer Baldó ostenta el grado de Teniente de la Aviación Alemana y en retribución a su brillante hoja de servicios como piloto de caza, es poseedor de las condecoraciones "Cruz de Hierro" en su Segunda y Primera Clase; Copa de Honor al Vencedor en Combate; la "Cruz de Hanseática" y otras no menos honrosas.
En 1926 Carlos Meyer Baldó sale de Alemania con destino a Venezuela y al llegar al país, ocupa en la vida civil disímiles actividades en el campo comercial.
Fue en ese tiempo cuando le conocí y mantuvimos una estrecha amistad. Nos veíamos con frecuencia, especialmente en los actos sociales en Caracas y Maracay, en los que él se desenvolvía con simpatía y cordialidad dado su carácter festivo. Sus finos modales y correcta compostura le permitían hacer amigos con facilidad, es decir, era nagnífico caballero en toda la extensión de la palabra.
En todo este tiempo, nunca Meyer Baldó me exteriorizó nada de aviación, a sabiendas de que tenía mucho que ver con ella en Venezuela, pero un día, estando yo en mi oficina de Maracay, se presentó a saludarme como era su costumbre. En esa ocasión, me manifestó sus deseos de ingresar a la Aviación Militar Venezolana. Por supuesto, aquello me tomó de sorpresa y le respondí :
- Carlos, tú no tienes edad para iniciarte en esa actividas; la aviación requiere hombres en plena juventud.
El me contestó con una sonrisa irónica, y me comunicó lo siguiente :
-Es que yo, Florencio, soy piloto desde el año 1917 .....
La conversación fue larga e interesante, Meyer Baldó no sólo me enteró de sus andanzas como piloto militar en Alemania, sino que me mostró toda su documentación en la que constaba su participación como integrante de la "Escuadrilla de Elegidos" que comando Von Richthofen, cosa que por supuesto lo llenaba de orgullo.
Esta Escuadrilla comandada por el "Diablo Rojo", la jefaturó Hermann Göring, el después Mariscal y Ministro del Aire Alemán, compañero y amigo de Meyer, a raíz de la tragica muerte de Richthofen el 21 de abril de 1918.
Enterado de toda la actuación de Meyer Baldó, prometí arreglarle su ingreso a nuestra Aviación. Precisamente, ese mismo día conversé el asunto con papá y le enteré en detalle. El al igual que yo, se entusiasmó mucho y ordenó su ingreso a nuestra Aviación, lo que hizo una vez llenados los requisitos en el Ministerio de Guerra y Marina en 1931.
Como Meyer Baldó tenía muchos años sin volar, propuse a mi padre la conveniencia de enviarlo a los Estados Unidos, a fin de ponerse al día con los progresos alcanzados por la aeronáutica y, a la vez, entrenarse en las nuevas técnicas de vuelos.
Le parecio buena la idea y así se hizo. No obstante me recalcó que no queria que Meyer volara aqui en Venezuela como piloto, sino más bien utilizarlo en la asesoria de la Sección Aérea del Ministerio de Guerra y Marina, dada su magnifica experiencia.
-No es conveniente que vuele aquí los aviones militares, me dijo papá, pues él ya no es un muchacho y con la fama que tiene puede despertar entre nuestros jovenes pilotos una cierta competencia en los arriesgados ejercicios que ellos ejecutan, que hasta podrían ser de fatales consecuencias para todos. De seguro, él no va a querer quedarse atrás....
A su regreso a la patria presenta un informe minucioso de sus interesantes observaciones que titula "Viaje de Estudio" y el gobierno venezolano lo designa Sub-Inspector e Instructor Adjunto de la Aviación, con asiento en el Ministerio de Guerra y Marina en Maracay, reconociendolé el grado de Teniente Aviador obtenido en el Ejército Alemán.
A su arribo en 1932 y después de cambiar impresiones con él, a Meyer Baldó, le comuniqué los deseos de mi padre de que no volara, pues su persona y su experiencia eran de gran valor para Venezuela.
El entendió perfectamente los motivos que tuvo el General J. V. Gómez para ordenar no volara aviones militares, pero debido a su inquebrantable pasión por la aviación, me pidió le convenciera para que lo dejara volar, aún cuando fuera en aviones no militares.
-He dado este paso, me recalcó, con el primordial deseo de volver a volar....
Después converse con mi padre, quien me autorizó para que Meyer Baldó volara de vez en cuando aviones no militares, vuelos que éste fue incrementando progresivamente un poco a hurtadillas, lo que quiere decir que no fue incluido en ninguno de los vuelos regulares de entrenamiento castrense.
Pasó el tiempo. Una clara mañana como a las 7, volando acompañado del mecánico Héctor Arias un pequeño avión de turismo, biplano Stearman, -el mismo que había traído de Estados Unidos el aviador venezolano Jorge Pocaterra- en una maniobra cerrada se le deformó al aparato el plano derecho superior, descendiendo en barrena plana hasta estrellarse contra el suelo.
El avión cayó exactamente como a mil metros al Oeste del camino que sube a Las Delicias en Maracay, al fondo de la hoy Urbanización La Soledad, pereciendo instántaneamente con el impacto Meyer Baldó y Arias. Era el 27 de noviembre de 1933.
Así murio Carlos Meyer Baldó cuando todos esperábamos más de su temple, su vocación, sus conocimientos y experiencias ya manifiestas desde su entrada a nuestra Aviación.
A pesar de los muchos años transcurridos, aún conservo fresco el recuerdo de este oficial que en el pecho cargado de extranjeras glorias, exhibía ufano en las lides del combate la insignia tricolor de nuestra bandera. El destino le segó a los 37 años pletóricos de energias para continuar sembrando la semilla fértil con la que crece grande la Patria.
Las exequias de Meyer Baldó se realizaron en el Cementerio General del Sur en Caracas, mientras que las del mecánico Héctor Arias, tuvieron lugar en Maracay.
En las del primero, carácterizados por el elegántemente sobrio ceremonial castrense, intervino el Barón W. Birtner, represente del Gobierno Alemán, quien en su oración funebre dijo entre otras, estas hermosas y sentidas palabras :
"El Ministro de la Aviación Alemana, General Hermann Göring, me ha comisionado para depositar una corona sobre la tumba del Teniente Aviador Venezolano y Alemán Carlos Meyer Baldó, en testimonio de cariño y de amistad para el que durante la Guerra Mundial fue camarada de armas de la famosa Escuadrilla "Richthofen". Con la emoción consiguiente, por unirme al caído lazos estrechos de amistad y sangre, cumplo agradecido este honroso encargo y os pido señores, que me acompañen inclinándose conmigo ante quien cumplió siempre su deber de soldado, acudiendo valerosamente entonces a defender su Patria alemana y muriendo ahora al servicio de su Patria Venezolana ...". "
Grafica :
Todos los creditos y agradecimientos al Señor Darío Silva, autor del dibujo de Carlos Meyer Baldó en diferentes étapas de su vida. Gracias por contribuir a mantener viva, la imagen e historia de este Venezolano.
Fuente :
"MIS APUNTES SOBRE LA AVIACIÓN MILITAR VENEZOLANA", libro bautizado el 10 de Diciembre de 1970, en conjunto con otras dos publicaciones historicas, en el marco del "AÑO JUBILAR DE LA AVIACIÓN VENEZOLANA", en sus primeros 50 Años.

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