A cada momento estoy encontrando personas que me hablan del 2012, cada uno con su propia teoría de lo que: puede, debe, quiere que, necesita, teme, que ocurra.
No soy un entendido en el tema y por lo tanto no puedo pasar mas allá de la mitología popular y de los comentarios que quienes son mis allegados me dejan colar.
Diré entonces que se asume que en ese año, 2012, ocurrirá una catástrofe de marca mayor en la cual estaremos perdiendo el mundo hasta ese momento conocido.
Se dice de muchas formas, se piensa que será un cambio brusco en la estructura de lo que conocemos hasta ahora.
Nadie esta plenamente convencido de lo que será y lo que implicará, pero todo el mundo le añade algo al cuento.
Desde Nostradamus hasta los Pastores de Lourdes, desde los remotos Mayas hasta los actuales intelectuales, desde los Ecologistas hasta los Anarquistas, opiniones y conclusiones.
Se habla de un objeto que llegaría del espacio, de unos seres que vendrían a vengar todo el mal que la humanidad ha venido haciéndose y haciendo. Se habla de ángeles buenos y de ángeles malos que lucharían por llevarse a los chicos buenos y a los chicos malos.
Si en este momento yo saliese de mi sueño profundo que me ha apartado de la vida real por muchos años, no me quedaría otro remedio que sumirme en la tristeza mas profunda pues lo que escucho es mesiánico y terminal.
Si saliese de mi sueño no tendría con que comparar lo que estoy escuchando. Con ojos embobados y expresión ausente, escucharía y miraría lo que los interesados, cada uno en lo suyo, me ponen al frente. No tendría la herramienta de memoria para asociar estas fabulosas teorías con otras muchas, muy similares, que con el correr de los tiempos la humanidad ha visto como se le presentan y ha visto como surgen religiones, estados, doctrinas, que pretenden ser los visionarios de ese conspicuo momento en que la tierra se enfrente a su Némesis y se apague su señal.
Lo cierto es que estas aperiódicas fases de amedrentamiento extremo han tenido buenos resultados siempre pues, sin duda, queramos o no, creamos o no, porque de que vuelan… vuelan, la media de las sociedades se constriñe un poco y piensa, aunque sea por milésimas de segundo, que algo hay que hacer para mejorar lo que, a todas luces, hemos venido dañando de todo lo que constituye el universo conocido.
Llevamos cierto tiempo manejando la guerra nuclear, muriéndonos de miedo porque a los países que la manejan les toquen unos locos como gerentes de turno y se les pueda aflojar el dedo con que dispararan esa armas.
El problema mundial del agua potable esta llegando a limites como nunca antes hemos tenido, hemos dilapidado la riqueza de nuestros bosques, la de nuestros suelos, la de nuestros mares y cada día tenemos mayor capacidad para constatar que el daño es irreparable.
La frase aquella de “…Paren el mundo que me quiero bajar…” la notamos cada día cuando en las noticias de todo el globo vemos lo que los anarquistas están logrando, y no solo los anarquistas, todos los istas nos están haciendo cada día el mundo mas pequeño… y no estamos haciendo nada para contrarrestar el daño.
A cada momento los sociólogos y psicólogos nos hablan del desmadejamiento de la voluntad de la raza humana como resultado de la lasitud conque estamos criando a nuestros hijos.
Con estos aderezos no es de extrañar entonces que surjan voces agoreras que vean el peligro absolutamente inminente. De seguro que cada uno de los apreciados lectores podría anexar una larga lista de otros detalles que sirvan de base a esta perorata. Mientras mas tengamos a la mano mejor será.
En resumidas cuentas, no soy quien para decir que todos los demás están locos porque crean o no crean en estas teorías de destrucción masiva inmediata. Pero, como uno mas de esta masa humana, producto de años de mejoramiento genético, aunque parezca lo contrario, si podemos pensar que nos hemos dado la oportunidad de aprender de nuestras catástrofes y, poco a poco, hemos ido enfrentando con mejores armas cada nuevo peligro y cada nueva calamidad.
No somos una súper raza, no conocemos los peligros que estén mas allá de lo que llamamos nuestras fronteras naturales actuales… pero hemos aprendido a mirar el peligro lejano como próximo y le hemos dado un tratamiento de acercamiento psicológico, hemos creado la ciencia ficción y ya vemos como posible cualquiera de las situaciones que nuestras mentes mas descabelladas nos presentan en libros y películas.
Todavía no dominamos el calor, las profundidades, las alturas, la presión… pero estamos caminando en esa dirección, descubriendo nuevas fronteras, cada vez mas lejanas.
Cada vez que aparece el tópico que nos reúne sobre esta hoja, todos, mal que bien, pensamos en la humanidad y hacia donde “debe” encaminarse para que no se autodestruya. Y cada quien obra en consecuencia, cada uno hace algo, minúsculo o mayúsculo, pero lo hace. Y esto tal vez sea el mejor regalo que nos hacen quienes presentan estas teorías. Todos queremos estar en paz con la conciencia cuando nos llegue el momento final y para lograr esa paz algo hacemos después de tener una conversación o leer sobre este tópico. Algo hacemos…
Si sumáramos todas las nimiedades que hace la gente en este sentido, podríamos tal vez hacerlas sentir en el mundo. Si eso no es un llamado a la globalización genuina, entonces nada vale la pena.
Creemos en lo global solo cuando se trata del poder, en cualquiera de sus formas. No lo queremos ver cuando se trata del esfuerzo, de poner el hombro……