2012/05/22
No vigiles su forma de gobernar, porque es fatal
La semana pasada, dos ONG dedicadas a monitorear la gestión pública desde diferentes ángulos e instancias cayeron en el ojo del huracán chavista, al revelar el bajo rendimiento de la mayoría de los diputados de la Asamblea Nacional.
Se trata de Monitor Legislativo y de Transparencia Venezuela, quienes en su objetiva evaluación del comportamiento de los representantes del pueblo en el Poder Legislativo, sacaron a la luz pública que sólo uno de cada 10 diputados cumple con el mandato de sus electores, entre los cuales se cuentan: Asistir regularmente a su trabajo (lo que debía ser más que obvio), legislar en materia de interés nacional y ejercer funciones de control sobre el Gobierno y la Administración Pública Nacional, en los términos consagrados en la Constitución y en las leyes.
Aunque el informe incluye a tirios y troyanos, con valoraciones negativas para ambas bancadas, fue el diputado oficialista Pedro Carreño quien anunció, casi de inmediato de haber sido publicado el informe, que propondría a la Comisión de Contraloría de la AN investigar el origen de dónde proviene el financiamiento de ambas ONG.
El petitorio de Carreño mostró las garras de quien no acepta rendir cuentas ni exigencias del cumplimiento de sus deberes con el país. Nada que extrañar de un Gobierno que se ha caracterizado por la opacidad de su gestión, que ha perseguido y constreñido las críticas, aún las más constructivas, y que por informar realidades veraz y oportunamente, ha sacado del aire a televisoras y emisoras de radio, cercado a medios impresos y acosado por diversas vías a dueños de medios, periodistas y analistas.
Lamentablemente, con esta persecución a "Monitor Legislativo" (organización encargada de observar y registrar el funcionamiento de la Asamblea Nacional) y "Transparencia Venezuela" (el capítulo nacional de "Transparency International", dedicada a identificar y a combatir la corrupción) se sienta un nuevo precedente de acoso a tantas organizaciones civiles que operan en Venezuela y que mediante el trabajo voluntario de ciudadanos hace seguimiento a áreas fundamentales de la vida cotidiana, entre otras, las referidas a derechos humanos, educación, sistema electoral, salud, seguridad, vivienda y sistema penitenciario. Trabajos estos que han permitido que trasciendan a la opinión pública carencias, mala praxis y errores de los gobernantes de diferentes épocas y tendencias políticas. Una labor nada despreciable, especialmente en épocas donde los poderes públicos se subordinan al Presidente de la República y donde la institucionalidad democrática yace en el subsuelo.
Sería inútil esperar que la autocracia mandante, apreciara este esfuerzo de la sociedad civil organizada y lo canalizara hacia el correcto desenvolvimiento del Estado y uso transparente de los recursos de la Nación que, en definitiva, se traduce en el progreso y bienestar de la población.
Nota: El director de VenEconomía, Robert Bottome, es miembro de la Junta Directiva de Transparencia Venezuela.
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