Gracias a Dios no perdemos nuestra capacidad para asombrarnos… Perdidos en la nebulosa de los recuerdos mustios, mi cerebro ha colocado una grandísima cantidad de nombres y caras de personas, de las que me precio de ser su amigo y a las que, al lograr el ensamble de miles de pequeños detalles, recuerdo entonces, si, plenamente, reviviendo los momentos que compartimos en épocas pasadas. En lo tocante al Camino de Santiago, a las montañas de Mérida, a los montes de Aragua, a los Parque naturales de USA, Pirineos, Perú, Bolivia, Chile, a la Caminata de San Sebastián, y otros sitios donde he caminado, que al momento son parte de la nebulosa, casi siempre he estado acompañado por otros caminantes con quienes, gracias a Dios, hemos hecho empatía y disfrutado, sufrido, soportado, realizando esa travesías que han dado luz y calor a nuestra vida. La memoria interna no tiene limitaciones por cuanto entrelaza los recuerdos y solo hace falta gatillarlos para que, cual holograma, se presenten ante nuestros ojos los rostros, los paisajes y las incidencias que nos tocaron vivir juntos. Y no es tan solo una presentación fría y vaga, sino que a la luz del tiempo transcurrido, libres de las ataduras circunstanciales de cada uno de esos momentos, los recuerdos toman vida propia y se engrandecen… su peso especifico crece y nos llena de sentimientos, a veces encontrados, pero en mi caso, el promedio lo estimo positivo pues me ha permitido revivirlos y tratar de entenderlos en su real contexto.
No me puedo quejar de mis compañeros de camino!!! He sido muy afortunado, me ha tocado compartir con personas a quienes no puedo calificar con menos de “Maravillosas”, personas que me han brindado su aprecio, su don de gentes, su misericordia, su apoyo, su cariño, su capacidad de trabajo, su inteligencia, su visión de futuro.
Tampoco puedo quedarme corto hablando solo de Las Caminatas… He de referirme a la caminata de mi vida… de acuerdo a mis números “oficiales” llevo trabajando desde el 4 de agosto de 1951 lo que implica que estoy conociendo gente desde hace 61 años y “trabajar” ha sido una constante de estudios, producción, dirección, etc.… tal como todos, respetando la muy sabia doctrina materna de: “Sin quejas y sin alharacas”, trabajando en la línea del “bajo perfil”… Me ha pasado como a todo el mundo, he conocido muchas clases de gentes, diferentes, de distintas culturas, con distinta educación, con distinta formación, con miras a veces opuestas a las mías. Pero, repito, debo darle Gracias a Dios porque El me ha cruzado en el camino con gente realmente maravillosa.
Tuve la oportunidad de hacerme adulto disfrutando las mieles de vivir prohijado por varias familias y a fe que no me puedo quejar de cuanto he recibido de cada una… me engolosinó la experiencia del vivir compartiendo cariño de familia brindado por muchas personas de distintos apellidos, me enseñaron a querer con el corazón y no con la costumbre. Y así como recibí calor de hogar, amor y consideraciones, también encontré donde y a quienes les brindé y brindo el mío. Lo entrañable siempre lo ha sido así, “Sin quejas y sin alharacas”
En estas fechas de mi vida, cuando el cerebro poco a poco reúne los datos y me presenta las imágenes de las personas, los lugares y los hechos, y me deja tratar de darles el sentido real que una vez tuvieron, he comenzado a darles mucho mayor valor tanto a esas personas como a los momentos que tuve la suerte de compartir con ellas. !!Cuanto tengo que agradecerles a cada una de ellas!!. Se hace pequeño el corazón porque demasiado grandes son los sentimientos y muchos son las amistades y los conocidos. “Sin quejas y sin alharacas”, quiso la buena fortuna que me criasen en ciudad pequeña y hermosa, quiso que me educasen en buen Colegio, buen Liceo, en buena Escuela de formación profesional, buenos fueron los estudios universitarios y las especialidades. Mi carrera profesional estuvo siempre signada por buenos conductores, lideres, personas que daban su vida por quienes trabajamos para ellos. Al escribir estas líneas se me llena la mente de situaciones especificas que hablan, sin palabras, de la calidad de esos conductores que me toco conocer. Claro, hubo de todo… pero, a estas alturas no podemos mirar atrás y revivir los malos momentos, en todo caso hay que estudiarlos y buscar lo que de bueno tuvieron y la enseñanza que nos dejaron, “Sin quejas y sin alharacas”.
Como hablar de mis “Compañeros”, de aulas, de clases, de Promociones, de Trabajos… gentes especiales que tuvieron que soportarme durante tanto tiempo… amistades entrañables y… nombres… grandes cantidades de nombres propios, y nunca mejor el termino, propios, cada uno con su personalidad, ellos y ellas… compañer@s de tiendas de campaña, de sueños, de logros, de caminatas, de escaladas… de trote….de madrugonazos esperanzados… de incidentes y accidentes… de pensar en y por la Patria, de trabajo tesonero, constante y sin fin…
Asomándonos ya a eso que llaman quinta edad, ya no valen las palabritas de esperanza, es un hecho que la tierra ha girado muchas veces y que la naturaleza es sabia, la luz al final del camino nos indica que en los próximos cincuenta años me encontraré con los que ya partieron y a quienes espero ver para agradecerles todo lo que se molestaron por mi, todo lo que trataron de enseñarme, espero que en ese momento me de Dios la lucidez para expresar las palabras correctas que les digan lo que realmente pasa por mi mente. Claro, como estaremos haciendo colofón en ese reino infinito, todo tendrá que ser: “Sin quejas y sin alharacas”.