VenEconomía Opina, 6 de diciembre de 2012
Esta semana la ONG Transparency International (TI) anunció desde Berlín los resultados de su Índice de Percepción de la Corrupción 2012 (IPC-2012), que mide en 176 países la percepción que tiene todo aquél que mantiene tratos y/o relaciones de negocios con las estructuras de poder y justicia de cada nación.
El IPC-2012 describe una realidad nada promisoria para el mundo, para la región, y particularmente para Venezuela: La corrupción sigue campeando en todas partes, una noticia nada buena siendo que, según especialistas de TI, “una extendida corrupción acentúa las desigualdades, debilita a las democracias, incita a la violencia y da pie para que el crimen crezca”.
El Índice de Transparency International le asigna a cada país un número de puntos en una escala que va de cero hasta 100, y mientras más se acerca al cero mayor es la percepción de corrupción y, a la inversa, mientras mayor la puntuación menos es la percepción de corrupción.
Según el informe, dos tercios de los 176 países analizados merecieron una puntuación inferior a 50.
Este es un mal presagio para un entorno internacional donde las acusaciones de soborno, abuso de poder y acuerdos secretos han llevado a la destitución de funcionarios y gobernantes en 2012, y donde la opinión pública está expectante para que sus gobiernos pongan en marcha acciones en contra de la corrupción, hagan más transparentes los procesos de contratación, el gasto público y la rendición de cuentas, por parte de los organismos públicos, a la población.
Por otro lado, el IPC-2012 evidencia que América Latina se mantiene como una de las regiones con mayor percepción de corrupción y en consecuencia con mayores desigualdades económicas y sociales del mundo, a pesar del auge económico y la reducción de la pobreza que ha tenido en la última década. De la región, sólo Chile y Uruguay superan los 50 puntos del Índice para ubicarse en el puesto número 20, en niveles cercanos a países desarrollados como Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda. El resto no supera la mitad más baja del Índice.
En cuanto a lo que se refiere a Venezuela, el IPC-2012 refleja que ésta mantiene la misma baja puntuación desde hace tres años, continúa siendo percibido como uno de los países más corruptos del mundo, en la posición 165 y, junto con Haití, ocupa el último puesto en el Continente Americano con unos escasos 19 puntos de la escala de 100.
Con ello IPC-2012 sigue alertando a los venezolanos que el gobierno no está poniendo coto a las prácticas corruptas en las instituciones públicas ni haciendo énfasis alguno en la rendición de cuentas de los gobernantes.
Lamentablemente, como ya es práctica en el gobierno de Hugo Chávez, en vez de encender las alarmas y tomar cartas en el asunto, su dirigencia toma la posición del ofendido, arremete e intenta descalificar a Transparency International y rechaza a priori, sin análisis ni sustento, en voz de la Contralora General de la República encargada, una realidad que para la mayoría de los venezolanos se percibe es de Perogrullo.