Tal día como hoy, 3 de agosto, a las 5:30 pm, del año 1951, faltando 19 días para cumplir los 8 años de vida, mi madre me encontró fumándome el cigarrillo que me había ordenado le encendiera en la cocina.
Esa era la costumbre... que los niños les encendiéramos el cigarrillo a los adultos, pues no era muy común el uso de encendedores, al menos en mi casa.
Por alguna razón me quede en la cocina, tal vez olisqueando la torta casera con que esa tarde celebraríamos el cumpleaños de mi abuela, y de pronto sentí en mis espaldas llover la paliza de costumbre, la de las grandes ocasiones.
Transida por el dolor de haber encontrado a su hijo mayor en manos de aquel horrendo vicio y oteando en el futuro toda una vida de entrega a la crápula y a las malas juntas, mi madre, mirándome muy fijamente, pronuncio la frase que marcó mi vida de adulto, que se inició en ese preciso momento:
"...ya tiene vicios, pues bien, mañana comenzará a trabajar para que pueda alimentarlos..."
Así pues que hoy se cumplen 59 años de haber dejado la vida alegre, sin responsabilidades, para pasar mañana, 4 de agosto, a conmemorar los 59 años del inicio de una maravillosa vida laboral que me permitió no tener que pedir más nunca permiso para hacer lo que me viniera en gana, pues como productor independiente me tocó, muy orgullosamente, cancelar los colegios y la ropa y los libros y las vacaciones y mi carro y...y... y...y...y...y... TODO.
Total que me convirtió en mi propio dueño y me enseñó que el trabajo no es un castigo sino una maravillosa forma de vivir, plena de oportunidades de futuro.
Gracias a mi MADRE que tuvo esa salida genial.
Dios la tenga en su Santa Gloria.