Sentado frente a la maquina, leyendo lo escrito, pensando en lo que acontece en mi país en este momento, me parece ver emergiendo tras la montaña, una frase por demás lapidaria: Debes ser optimista!!. Debes seguir creyendo en tus congéneres. No puede ser que aceptes que quienes están causando esta hecatombe sean gente como todos los demás.
En la cola fuera del Banco, esperando la hora en que abrieran para hacer nuevamente cola dentro, de pronto caí en cuenta que en los 90 minutos de espera nadie había hablado de algo diferente al único tema que parece que tenemos a flor de piel. Todos hablaban de las sinvergüencerías que hemos venido presenciando y de las que hemos sido testigos de excepción. Todos, en la cola, teníamos una experiencia que contar. Parecía que nadie conservaba la virginidad de la honestidad nunca puesta a prueba, todos conocíamos a “alguien” que habiendo sido timador ahora lo veíamos como funcionario, o a otros que habiendo sido funcionarios ahora los veíamos como defensores de la mas absoluta justicia y sabíamos también de sus malas artes. Todos en la cola conocíamos la falta de control de calidad en las obras que, ejecutadas por todos los gobiernos, están desmoronándose en nuestra, ciudad, estado, región, país.
Era un solo tema, con variaciones de diversas notas.
La conversación generalizada giraba y giraba y recontragiraba, cada palabra nueva traía una lluvia de ejemplos a cual mas frenético. La palabra “gas” sacó a relucir el camión de reparto de gas que quemaron la tarde de ayer. Ardió Troya, se prendió la polvareda cuando alguien dijo que los tipos no eran mas que unos terroristas apoyados por el gobierno, que ya no tiene empacho en patrocinarlos abiertamente. Una voz clamaba diciendo que no pueden existir en el país grupos armados que no sean regulares, que no estén en la constitución. Exhibían el periódico del gobierno que hacia referencia al caso y mostraba estas personas y las mencionaba como héroes de la Patria. Se relacionaba el caso con lo que estaba ocurriendo en las cárceles y se decía que de allá se nutrían los grupos irregulares. Alguien grito que eso no podía ser cierto… y por allí se pasaban los minutos y las medias horas… y no podíamos menos que pensar en la celebre frase que ahora es grafiti en nuestras paredes: “ No creas nada de lo que oyes… y solo la mitad de lo que veas…”
Todo lo hablado, de haberse documentado la conversa, carecía de fundamentos reales, nada era comprobable… todo provenía de buenas fuentes(?)… todo lo había presenciado un amigo que es mas preparado que nadie… todo me parecía habérselo escuchado al político fulano, cuando estuvo discutiendo con mengano en aquel problema que ustedes recuerdan(???). Juicios de valor que conforman la mitología popular, que son fáciles y pegajosos, que nos causan satisfacción porque al relatarlos, nadie tiene el atrevimiento de tratar de detenernos.
Ahora que se puso de moda el problema eléctrico del país, todos conocemos al Ingeniero que “si sabe” como son las cosas, no el que ustedes conocen, sino ese especifico con quien tomé café ayer en la mañana y estaba tan molesto que no le importó contarme todo, todo,lo que sabe del problema. Y por allí se van los tiros.
Como ejercicio de catarsis no es del todo mala la idea de vaciar nuestra frustración, soltando improperios y descargando lo que llevamos por dentro. Pero no puede ser esta nuestra única forma de encarar el problema. Estamos en una cola, haciendo tiempo mientras unos funcionarios entran a trabajar a una hora especifica, horario que ellos no controlan sino que es una de las características de esa empresa. Quienes hacemos la cola requerimos de los servicios que se prestan, alquilan,venden, distribuyen en esa corporación y estamos encadenados a la cola.
Estamos claros que una cola es sinónimo de falta de planificación empresarial y una demostración de la escasa importancia que se le da al ciudadano común desde la mirada omnipotente de quienes detentan “el poder” en la empresa, actividad, región, etc. Ya la cola es una actitud y es un símbolo de que “las cosas deben estar marchando bien porque mira las enormes colas que se les forman…”
Nuestros políticos, los únicos números que miran de las estadísticas son los de su supuesta popularidad y se olvidan de las incontables horas hombre que se pierden en esas inútiles colas. Claro que si lo que se busca es enojar a los ciudadanos, entonces si lo están consiguiendo y por eso les están contando tantos strikes.
Quienes se colean? Los funcionarios gubernamentales incapaces, las damas patibularias, los limosneros de postín, los cómicos, los desesperados. El temita de los coleados se ha puesto de moda con la mayor afluencia de la gente de la tercera edad y las taquillas de atención especial para ellos. Si todos son, somos, de la tercera edad, quien va a tratar de colearse? Los invito a que observen estas colas y aprenderán una clase de esas que no se olvidan. Con su carita de yo no fui…
Seguiremos escribiendo, al retornar de la cola de la tarde…