2012/10/20

7778.- Teorema de Pitágoras....

 Un buen amigo, hombre más bien de letras, me envió contento la explicación del teorema de Pitágoras. Reconozco que Pitágoras siempre me ha caído bien, sobre todo desde que leí una frase suya, que 2.500 años después sigue totalmente vigente, y que dice:

Más le vale a un hombre tener la boca cerrada, y que los demás le crean tonto, que abrirla y que los demás se convenzan de que lo es.

Pero volvamos a lo de mi amigo.

Parece que Pitágoras no paraba mucho en su casa, y Enusa, su esposa, aprovechaba tal situación para copular con 4 campesinos analfabetos y bastante catetos que cuidaban sus tierras.
Un día que Pitágoras volvió temprano a casa (nunca hay que volver antes de lo habitual a casa sin avisar), los sorprendió, y muy enfadado mató a los cinco. Luego decidió enterrarlos en el jardín, un precioso terreno de forma rectangular, el doble de largo que de ancho.
En consideración a su esposa dividió el terreno por la mitad, quedando dos cuadrados iguales y en uno de ellos enterró a Enusa.
El otro cuadrado lo dividió en cuatro partes iguales y enterró en ellos a cada uno de los campesinos; de esa forma entre los cuatro ocuparon un espacio idéntico al que ocupaba la esposa.
Luego, ya más calmado, subió a la montaña para meditar y mirando desde la cima hacia su jardín pensó:
"El cuadrado de la puta Enusa, es igual a la suma de los cuadrados  de los catetos“

 

¡SI ASÍ ME LO LLEGAN A EXPLICAR EN EL COLE, NUNCA LO HUBIERA OLVIDADO!!!

7777.- El edecán de Betancourt

RICARDO COMBELLAS| EL UNIVERSAL

sábado 20 de octubre de 2012 12:00 AM

He leído de un tirón "El edecán de Betancourt", las memorias recientemente publicadas de Oscar Zamora Conde, escritas en forma de Conversaciones con Álvaro Pérez Betancourt y Claudia González Gamboa, y con una introducción histórica de Ramón J. Velásquez. Me gusta más el subtítulo del libro, "Memorias de un militar civilista", que el mismo título, sin duda más llamativo para atraer la curiosidad de los lectores, pues efectivamente son las memorias de un protagonista y testigo de primera línea, en lo que concierne a momentos estelares de nuestra reciente historia republicana, aquellos vinculados al traumático nacimiento de la experiencia democrática venezolana. Además, el subtítulo tiene un fuerte contenido pedagógico, pues Zamora Conde fue ante todo un militar civilista, digno heredero de nuestra mejor tradición militar que se remonta al pensamiento político y militar de Simón Bolívar, caracterizada por subordinar el estamento militar a la dirección civil de la actividad política. En tiempos de "militarismo", o con más precisión de un régimen personalista militar-civil como el actual, nótese, primero militar y segundo civil, acercarse a la experiencia vital de un militar civilista no deja de ser reconfortante.
El libro está nutrido de anécdotas, las anécdotas que alimentan la historia pequeña, historia pequeña, y lo digo sin ningún dejo peyorativo, muy por el contrario, pues de ella se nutre la historia "grande", la de "larga duración" de la que nos habla Fernand Braudel, donde "todos los niveles, todos los miles de niveles, todas las miles de fragmentaciones del tiempo de la historia, se comprenden a partir de esta profundidad...".
Por las páginas de las memorias de Zamora Conde y sus vividas experiencias y testimonios, transcurren en efecto momentos tan decisivos y estelares como el régimen fallido, lo digo sin ambages, de Medina Angarita, pues independientemente de su bonhomía, Medina no tuvo el coraje ni la inteligencia de abrir el camino a la auténtica democracia, el régimen donde el pueblo, todo el pueblo, no las oligarquías que se apropian de sus anhelos libertarios e igualitarios, decide su destino gracias a la conquista del sufragio universal, directo y secreto; el controvertido 18 de octubre de 1945; el "trienio adeco"; el artero golpe de Estado del 24 de noviembre de 1948; la oprobiosa dictadura de Pérez Jiménez; y los primeros años de la experiencia democrática nacida el 23 de enero de 1958.
Zamora Conde no pide ni da cuartel. Me explico; no dota a sus memorias de ese lenguaje aséptico y edulcorado con que algunos actores políticos adornan sus experiencias, haciéndolas muchas veces insulsas, y sobre todo intrascendentes. Muy por el contrario, Zamora Conde utiliza en determinados momentos de su narración un lenguaje hasta áspero, pero profundamente honesto y auténtico sobre su manera de calibrar a sus contemporáneos y de interpretar los acontecimientos. Resalta en la narración su admiración por el maestro Gallegos, ejemplo moral en su actitud ante la vida y dedicación a la política como medio al servicio del bien común y sentido de reivindicación de los reclamos más hondos de igualdad y libertad del pueblo llano.
En conclusión, desde "fuera", para el estudioso de la política, las memorias de Zamora Conde nos estimulan a meditar y nos ayudan a nunca olvidar lo arduo que ha sido en sangre, sudor, cárcel, exilio y lágrimas, la construcción de la obra democrática en el país, tarea inacabada e inacabable, y que por cierto experimenta hoy una circunstancia aciaga. Bienvenido entonces el libro, un aporte valioso para entender mejor nuestro pasado inmediato, y ayudarnos así a avizorar el siempre enigmático porvenir.
ricardojcombellas@gmail.com

 

Ahora me toca buscar el libro y leerlo, a lo mejor no tan rápido como dice nuestro columnista de hoy, pues me impacta el talante conque esto fue escrito… pienso que estamos mas lejos que nunca de una sociedad democrática, auténticamente democrática, no tenemos partidos realmente antagónicos como no sea en la forma de tirar la piedra y esconder la mano. Desde la década del 20 en el siglo pasado nos hemos arropado con un “manto” de izquierda y socialismo en el cual nos hemos cobijado… democracia entendemos como aquella quimera donde TODOS tenemos la posibilidad de discrepar en fondo sobre cualquier esperpento que se nos presente como solución al accionar social de los pueblos. Hablamos de los colores primarios del espectro, no de las muy “sutiles” variaciones que se puedan tener, con sus propias definiciones, no con las que muy ladinamente les dediquemos para muy “doctamente” burlarnos de sus esencias.  Así que… a buscar el Libro y estudiarlo.

7776.-Los que esconden su fe

Sé sencillo, ten una vida sencilla, desea una vida sencilla y no tendrás que esconder tu fe, ni dejar de hablar de ella.

Puedes conseguir lo bueno que quieras del mundo, a la manera de Dios, sin dejar de santiguarte en público.

Desúnete si te has unido con hipócritas; acaba tu labor y no emprendas otra, porque todo esto, en lo que no está Dios acabará mal, no se sostendrá.

Muchos planes han funcionado cuando tenías a Dios al lado, si lo apartas de ti, Dios dejará de hablar de ti al Padre, y entonces, ¿qué nombre tendrás?, ¿cuál será tu identidad?...

No hay cosa peor, incluso peor que la soledad, que el tener que callar el fuego que sientes dentro, las llamas de esa fe que te hacen un hombre nuevo.

Tampoco tienes que alardear de tu fe, eso tampoco es bueno; porque la fe es para vivirla y la bondad y el bien en tus cosas la demuestran la muestran la enseñan.

Ni alardear ni callar.

Es difícil tener una vida coherente, pero se puede.

Si has dado tu palabra y tienes tratos mundanos, acaba tu labor haciendo lo mejor. Pero vigila con quien te asocias, porque hay quien el dinero le ciega, y ningún ciego puede enseñar.

El éxito es conseguible y Dios te lo demostrará.

P. Jesús