Agoniza el halo destructor de Chávez
MIGUEL BAHACHILLE M. | EL UNIVERSAL
lunes 11 de mayo de 2015 12:00 AM
La decisión de persistir o no con el actual modelo socioeconómico ni siquiera depende de los actuales consignatarios del Gobierno. No es viable el insensato mundo fabulado por Chávez, rotundamente aislado de la realidad y manipulado durante 14 años para seducir las masas, porque ya se reveló como lo que es: un experimento fracasado. Ese ensayo que sirvió en aquel momento para tutelar un poder amparado por "peculios fáciles" y hasta exportarlo a otros países latinoamericanos, perdió pujanza por inservible.
Maduro no podrá emular al versátil fenecido quien con su ímpetu egocéntrico dispendió la copiosa hacienda pública en una fantasía cuyo epílogo no pudo ser más destructivo. Con la busaca vacía, no queda otra que enterrar aquella creación sobrellevada "gracias" al colosal despilfarro que duró casi 3 quinquenios. Ahora queda resarcir, aunque sea en parte, los efectos de aquella ilusión que trajo la actual ruina. El ciudadano además de atestarse con sus conflictos cotidianos debe soportar controles inéditos visiblemente restrictivos.
Mientras la economía de la nación se derrumba velozmente y la delincuencia armada embiste desenvueltamente contra la paz del vecino desasistido, el régimen persiste con un anecdotario carente de valor cívico e impregnado de cinismo y arrogancia, como por ejemplo que las multitudes criollas están conformes con los beneficios de la revolución y de vivir en "el lugar más feliz del mundo".
Las frecuentes protestas contra la inseguridad cerrando vías públicas, a las puertas de un abasto por carestía de productos básicos, en hospitales públicos por detrimento de la atención médica, en cárceles ante los frecuentes motines, no pueden ser sustituidos por la frívola propaganda oficialista que niega considerar los errores de su ejercicio e investigar sus causas. No han asimilado todavía que el mundo fantástico de Chávez llegó a su fin.
El Gobierno debería aprender algo de su beneficiario comercial más prominente: China. El opulento mercado de consumo interno de ese país, ¡sí de consumo!, fue factor básico para incitar su desarrollo en el comercio, manufactura y cuadros profesionales sistematizados. La China "capitalista" a través de un profuso marketing logró acelerar el progreso sobre todo cebando sus productos en territorios lejanos. La asombrosa extensión de sus empresas, mejor dichocorporaciones, por todo el mundo ha incitado en ese país un forzoso auge de especialistas en todos los espacios productivos. ¿Cómo queda entonces la fantasía chavista?
Ningún país, incluso los instituidos sobre bases socialistas, "se salva" de la penetración china ni de sus agencias de publicidad con anchura internacional. En otras palabras, a través de su gigantesca grafía tipo "Fedecámaras", guardando las escalas, ha logrado incursionar con su comercio y tecnología en naciones ávidas de desarrollo y también en las desarrolladas. ¿Es que acaso el destierro ideológico de Mao y el arrimo de Cuba a la economía de mercado, no son revelaciones de que la fantasía de Chávez se quedó en eso; en fantasía?
El régimen podrá controlar los medios y manipular a su atojo toda la información del país, demandar a los osados que divulguen noticias adversas al extenuadosocialismo criollo, reprimir cualquier protesta que considere atentatoria de la paz pública, encarcelar al adversario político por "cualquier cosa", cambiar los nombres de ministerios y centros de atención estatal, disminuir la jornada laboral,"cautivar" incrementando salarios rápidamente evaporados por la inflación, persistir con símbolos patrióticos fantaseados, pero de nada le servirá ante la ruina visible que afecta hasta al más férvido socialista.
Dieciséis años son suficientes para cotejar el daño que ese infeliz delirio ha causado al país. Basta ver cómo la escara remanente dejada por la quimera marxista en Rusia, China, y ahora en Cuba, es tratada ahora con terapias intensamente capitalistas. ¿Proseguirá el régimen con controles absurdos que solo llevan al barranco?