2010/03/29

Invaden zonas de seguridad aérea

Urbanizaciones y hasta mataderos hay alrededor de los aeropuertos

La tarde del domingo 21 de marzo, Walter Orasqui, de 73 años, piloto e instructor de vuelo, salió de Margarita en la avioneta siglas YV100X; y en unos 10 minutos estuvo próximo al aeropuerto de Cumaná.

Avisó a torre de control que practicaría una emergencia simulada, pero, al parecer, una falla de turbinas hizo que el avión cayera en picada sobre tres casas del barrio Guarapiche, en el sector Campeche, una invasión que, como muchas en todo el país, se ha apoderado de terrenos cercanos y próximos al aeropuerto.

El saldo del accidente fue de nueve víctimas: Orasqui, y ocho personas que residían en Campeche, entre ellas una mujer que dio a luz luego del siniestro, pero el bebé también murió. Las autoridades explicaron que Orasqui, al ver que se estrellaría, decidió hacerlo de forma vertical, así el número de fallecidos fue menor.

Campeche está a unos 350 metros del aeropuerto y para un aeródromo como ese la Ley de Aeronáutica Civil, así como las normas de la Organización de Aviación Civil Internacional, establecen que no puede haber construcciones a menos de 350 metros de la cabecera y a 500 del punto de toque de los aviones.

Pero en todo el país la civilización ha invadido los alrededores de los aeropuertos, incluso en Cumaná el antiguo aeropuerto debió ser abandonado porque el crecimiento urbano se apoderó de sus espacios.

Incumplimiento de las normas
Para Enrique Martín, piloto y director de la organización Rescate Humboldt, lo ocurrido en Cumaná parte de un problema de vieja data, pues en Latinoamérica, en general, y en Venezuela en particular, las normas se hacen y no se cumplen.

Los conos de aproximación de cada una de las pistas deben estar libres de obstáculos, y más aún de viviendas y zonas residenciales. Las distancias de esos perímetros dependerán de la categoría del aeropuerto -si es nacional o internacional, entre otras- y el estándar es de unos 350 metros de cono. Incluso, la Regulación Aeronáutica Venezolana (RAV) 14, publicada en 2009 y ampliada el 19 de febrero de 2010, establece específicamente el diseño y operación de aeródromos y aeropuertos. Pero la rigurosidad de la letra no ha llegado a los aeropuertos del país, y cada vez más el crecimiento de las ciudades y el comportamiento de las personas, siguen tomando los terrenos de los aeródromos.

Daniel Lara Farías, consultor aeronáutico y analista del INAC hasta 2005, advirtió, en una nota publicada en 2008 por El Universal, un episodio que sirve de antesala al accidente del pasado domingo: "algunos niños que viven alrededor del aeropuerto de Cumaná, estado Sucre, han competido para tirar piedritas a los aviones que aterrizan". Para él este solo hecho era suficiente para alertar a las autoridades de lo que ocurre, pero no ha sido así.

Pilotos de Santa Bárbara Airlines que pidieron no ser identificados, relatan que en el Aeropuerto Internacional Josefa Camejo, de Las Piedras, en Falcón, desde hace años está rota la cerca perimetral y al menos dos veces por mes los burros se atraviesan en la pista y ellos deben maniobrar. En 2004 uno de estos animales fue arrollado. En otro episodio, en la calle de rodaje del aeropuerto de El Vigía, en Mérida, un caimán se cruzó en el camino de un piloto, que debió esquivarlo.

Además, frente a la cabecera de la pista, en el aeropuerto de Elorza, en Apure, hay un matadero y en el lugar sobrevuelan los zamuros a toda hora.

También hace varios años en Barquisimeto colocaron una baliza de ILS, un sistema de aproximación por instrumentos, y luego construyeron una avenida adyacente al aeropuerto. El paso de los camiones generaba una vibración que alteraba la posición de la baliza, comprometiendo así el aterrizaje y poniendo en riesgo la vida de tripulantes, pasajeros y residentes de zonas cercanas.

En el aeropuerto de Zaraza practican motocross y en el de Carúpano la gente rompió la cerca y ahora la cruza y pasa por medio de la pista de aterrizaje para acortar caminos. En San Juan de los Morros se están construyendo viviendas en el perímetro de seguridad del aeropuerto.

Para Martín la solución es que el cumplimiento de las normas no solo se aplique a las empresas aeronáuticas, sino que en tierra las autoridades también las cumplan. Se requiere comenzar porque la autoridad aeronáutica trabaje en concordancia con las alcaldías y gobernaciones.

Incluso la RAV 139 establece la existencia de un comité de aeródromos que se reúne cada tres meses y ellos son los que tienen que hacer ese llamado a la autoridad y ellos a su vez a la alcaldía correspondiente.

Quizás lo ocurrido en Cumaná sirva para alertar a las autoridades de la gravedad de la situación pues, como dice Martín, "no se trata de sacar a los vecinos del sector Campeche, sino de que se comiencen a respetar las zonas de los aeropuertos y a evitar que esos terrenos sean utilizados".

Laura Dávila Truelo
EL UNIVERSAL

“Y que pasa con el botadero de basura al lado de la base Sucre?…”