2014/12/16

246105.- Henrik Ibsen y su "Enemigo del Pueblo"

Henrik Ibsen

(Cristianía, 1906 - Skien, 1828) Dramaturgo noruego, uno de los renovadores del teatro universal. Nació en una ciudad costera donde su padre poseía una destilería de aguardientes que quebró cuando él tenía seis años. Su madre era muy religiosa. A los quince años se fue a vivir a Grimstad, no lejos de su pueblo natal, donde su padre le había conseguido un puesto como ayudante de un farmacéutico. Sus contactos con la familia fueron, por el resto de su vida, esporádicos.

Henrik Ibsen
A los veinte años era ya un librepensador, entusiasmado con las insurrecciones populares que estallaban en toda Europa. En 1850 fue a estudiar a Cristianía (hoy Oslo). Noruega era por esa época un país regido políticamente por Suecia y culturalmente por Dinamarca. En 1853 aceptó el puesto de director y dramaturgo de un nuevo teatro en la ciudad de Bergen y cuatro años más tarde volvió a Cristianía para dirigir otro teatro que en 1862 cerró por problemas económicos.
Este fracaso marcó el comienzo de una nueva época en su vida. Cansado de lo que consideraba estrechez de miras de su país natal, partió a un exilio de veintisiete años por Italia y Alemania, período durante el cual escribió el grueso de su obra. Ya en el pináculo de su fama volvió a Noruega y en 1900 sufrió el primero de una serie de ataques de apoplejía, que afectaron su salud física y mental. Falleció en 1906 y fue enterrado con honores de jefe de Estado.
Como director del teatro de Bergen, Ibsen intentó crear un drama nacional, tarea difícil ya que si bien podía utilizarse como base el rico acervo de las sagas islandesas medievales, la escena de su país estaba dominada por la dramaturgia francesa de Scribe (que daba prioridad a lo ingenioso de la intriga sobre la profundidad de los personajes), y por el idioma y la tradición histriónica danesas.
La experiencia que ganó en Bergen tuvo para él un valor incalculable. Como director del teatro de Cristianía, ya casado con Suzannah Thoresen, exhibió una autoridad y confianza en sus propias ideas que antes no había mostrado. Esto se advierte en su drama Los pretendientes de la corona (1863), que forma parte de una serie de tema histórico y en el que, con reminiscencias shakespearianas y gran precisión psicológica, trata el tema de la dificultad del ser humano de encontrar su misión en la vida.

Representación de Peer Gynt, de Henrik Ibsen
Con Brand (1866) y Peer Gynt (1867), dos dramas en verso, Ibsen hace su entrada en la literatura universal. Si Brand representa la toma de posición apasionada, los temas centrales de Peer Gynt son la duda, la ambigüedad, la huida al mundo de la fantasía. El predicador Brand es el idealista que lo sacrifica todo en aras de su misión. Sus exigencias tienen un carácter absoluto, no sabe de matices. El mensaje de la obra es, en cambio, más contradictorio. ¿Es Brand un mártir de la verdad o una víctima de sus propias exigencias inhumanas? Peer Gynt es en cambio una leyenda romántica, con rasgos realistas modernos, más audaz que Brand desde el punto de vista teatral. Su protagonista es una figura fáustica, a la vez un soñador romántico y un monstruo de egoísmo.
En el decenio de 1870 Ibsen abandona el teatro de ideas por el drama social realista. La primera obra de este período (y la primera que escribió en prosa) fueLas columnas de la sociedad (1877), que trata de los conflictos sociales y del choque de lo antiguo con lo nuevo. Pero el verdadero éxito le llegó con Casa de muñecas (1879), en la que por primera vez aparece la voz auténtica del autor.
La obra provocó escándalo, con su osada descripción de una mujer que deja su aparentemente idílico matrimonio a causa de su disconformidad con el rol subordinado que le toca desempeñar en él. Es una heroína fuerte e independiente en contraste con un marido débil y aferrado a su rol patriarcal. Pero su tema es también el efecto anquilosante de las convenciones sociales y la necesidad de rebelarse contra ellas a fin de alcanzar la realización personal. Esta obra no tiene un desarrollo cronológico como las anteriores, sino que trabaja con una técnica retrospectiva en la que el pasado va siendo revelando a medida que avanza la acción.
Un enemigo del pueblo (1882) describe la lucha de un individuo decidido a revelar la verdad aun cuando ésta amenaza la supervivencia de toda una ciudad y a pesar de que su porvenir y el de su familia están en juego. El tema de la honestidad reaparece en El pato salvaje (1884), pero se trata esta vez de una verdad despiadada, que destruye la vida de una familia. La verdad, parece decir ahora Ibsen, es una droga que, mal administrada, tiene efectos letales. De los destinos de sus personajes, que son gente común y corriente, desprendió conclusiones de una sinceridad brutal, pero también de gran sutileza y, por momentos, de belleza poética, obligando a su público a cuestionar las bases morales de su existencia.
Durante la segunda parte del siglo XIX, su obra cambió el carácter del teatro europeo y lo convirtió, del divertimento a que había sido reducido, en lo que fuera para los griegos: un instrumento para examinar el alma. Otras obras suyas sonCatilina (1850), La comedia del amor (1862), Emperador y Galileo (1873), La unión de la juventud (1869), Espectros (1881), La casa de Rosmer (1886), La dama del mar (1888), Hedda Gabler (1890), Juan Gabriel Borkman (1896), Despertaremos de nuestra muerte (1899).

246104.- Feliz Navidad 2014

VENECONOMIA Opina

¿Cómo decir Feliz Navidad y Próspero 2015?

Al ser este Opina el último de 2014, el mensaje que debería enviar VenEconomía a sus lectores es el deseo de que tengan una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo.

Lamentablemente, la crítica situación del país impide que este mensaje se escriba fácil y suene creíble.
Para comenzar, cómo puede ser esta una Feliz Navidad para los millones de venezolanos que están sometidos a la angustia diaria de conseguir el alimento, la medicina o el insumo vital para la subsistencia de él y su familia. O para los miles que hoy han visto sus empresas desaparecer, o quienes ven la fuente de su trabajo irse por el desaguadero de las políticas de un gobierno depredador. O para los cientos que siguen esperando se cumpla la promesa de una vivienda digna.

Menos pueden ser receptivos a una exclamación de “Feliz Navidad” quienes hoy ven sus familias fracturadas o divididas, porque perdieron uno o varios de sus miembros en manos de la delincuencia que galopa impune; o porque alguno de ellos está preso, es perseguido o acosado por un sistema de administración de justicia al servicio de intereses políticos; o porque varios de estos han huido a un exilio obligado por la situación económica, política y social de Venezuela.

Esta época navideña encuentra a Venezuela constreñida en las redes de unas políticas de control persecutorio impuestas por Hugo Chávez, Nicolás Maduro y su corte de faraones.

Toda empresa, todo emprendedor, trabajador, sindicalista, estudiante, periodista, o ciudadano que no sea sumiso al gobierno puede ser sujeto de alguna de las “leyes” que dejaron de lado el derecho de “presunción de inocencia“, hasta que se demuestre lo contrario, para imponer el “es culpable” porque lo sentencia Maduro, o cualquier otro jerarca bolivariano, o de la isla caribeña.

No existe plaga económica que no esté consumiendo al país: Una inflación que terminará en más de 70%, la más alta de la región y una de las mayores del mundo. Una escasez que supera el 30% y que abarca desde alimentos y medicinas, hasta cualquier otro producto o insumo que esté bajo la égida de la nefasta Ley de Precios Justos, o que dependa su existencia de alguno de los sistemas cambiarios que restringen las divisas, o de alguna otra de las decenas de obligatorias permisologías, trámites o comisiones para operar en territorio nacional.

Unas reservas internacionales en niveles ínfimos, pues los ingentes ingresos petroleros de los últimos quince años se esfumaron en un gasto manirroto, comprando voluntades dentro y fuera del país. Un enorme déficit fiscal que termina en 2014 entre 17%-19% del PIB. Con los bonos de la República cayendo a 36 centavos de dólar. Y, como guinda de la torta, un precio del petróleo por debajo de los $60 por barril.

Y lo que se vislumbra para 2015 no luce mejor, sino todo lo contrario. Así, cómo desear Próspero Año Nuevo cuando las leyes castrantes seguirán vigentes, la producción nacional seguirá en picada, la inflación se proyectará a tres dígitos, la escasez pisará aún más el acelerador, el precio del petróleo seguirá bajo, las divisas serán un bien que se esfuma, la deuda pública será impagable, el Presupuesto apenas cubrirá el primer trimestre, y la recesión no se hará esperar.

Peor aún, con el anuncio de Maduro de que dejará lo político y social en manos de sus segundones, porque él se dedicará a enfrentar “la guerra económica”, se prevé mayor represión política, más conflictividad social y agravamiento de los problemas de salud, vivienda, educación y seguridad, como es usual cuando se le da mando a aprendices de dictadores.

Editores de VenEconomía