2012/09/25

7741.-El ocaso de una gestión municipal

      

Carlos Guillermo Cárdenas D.

            Días de anarquía, desorden y fealdad gravitan en la otrora ciudad bonita, estudiantil y turística por excelencia de Venezuela. En el casco central comprendido entre las calles 26 y la 19  con las avenidas dos Lora y cinco Zerpa, esa anarquía, desorden y fealdad adquieren dimensiones desproporcionadas. No es sólo la basura acumulada en las esquinas y regada en las calles y las aceras, es también el ruido estruendoso generado por los parlantes y cornetas colocadas en algunos comercios, el buhonerismo que desplaza al peatón, las fachadas de las edificaciones, casas e inmuebles en el extremo de la suciedad, el monte que invade las avenidas y principales corredores viales, problemas que se han acumulado en los últimos años sin habérseles buscado reparo a tiempo.

            Un grupo de ciudadanos merideños, presidido por Monseñor Luís Alfonso Márquez e integrado por Ciro Uzcátegui Briceño, William Lobo Quintero, Omar Dávila Araque, J.M. Quintero Strauss (Chachá), Guillermo Valery Dávila, Antonio José Monagas, Achim Wicke Raffler, Hernán López Añez, José Gregorio Lacruz, Desiderio Rincón Pacheco, Astrid Mijoba Jara , Marcos Delgado, Alfonso Hernández, Humberto Ruíz Calderon y Carlos Guillermo Cárdenas;  constituidos sin interés alguno distinto que el deseo de recuperar la imagen de una ciudad ordenada, limpia y acogedora, hemos dialogado con el Alcalde Léster Rodríguez, Fortunato González Cruz, Néstor Trejo Moret y Gerardo Molina, sobre los distintos aspectos que tanto afectan a la ciudad. Está pendiente la confirmación de una reunión con los concejales del Municipio Libertador y con el gobernador del Estado Mérida. Hemos querido abrir un espacio de diálogo y reflexión que permita la búsqueda de caminos que superen el impase y restituyan la interacción necesaria como solución al caos de la basura.  

            Si el problema es político, ¡que mejor oportunidad para ejercerla con dignidad y decoro, que mejor oportunidad para ejercerla en pro de todo un colectivo citadino!. Si no lo es, el diálogo es también el arma de los humanos para dirimir las diferencias y desencuentros y orientar la acción en beneficio de todas las comunidades de la ciudad capital, que espera de los responsables de su administración y  su  cuidado, probidad en la gestión, eficiencia en la acción y entendimiento en la postura.

7740.- Capriles y el final de la historia

ASDRÚBAL AGUIAR| EL UNIVERSAL martes 25 de septiembre de 2012

No tengo dudas acerca de la arrolladora victoria popular que obtendrá Henrique el venidero 7-O

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  No tengo dudas acerca de la arrolladora victoria -en términos de deslave popular- que obtendrá el candidato presidencial de la oposición democrática, Henrique Capriles, el venidero 7 de octubre. Lo afirmo a pie juntillas. Lo señalo no a la luz de las encuestas de quienes son auditores de opinión, al servicio de quien se las contrata, sino con vistas al cambio de ciclo histórico y generacional que vive Venezuela.
En cuanto a las encuestas, me basta apreciar la de la calle. La euforia espontánea y desbordante de las masas, en especial las desposeídas, hasta ayer partidarias de nuestra "última revolución", y la adhesión emocional que éstas muestran ante el "trotador de caminos", Capriles Radonski, contrasta con la palidez de los eventos oficiales organizados para el otro candidato. Este luce, ahora sí, cansado y enfermo, lloroso, y sus funcionarios se irritan entre ellos mismos al advertir que el huracán de su popularidad queda atrás. Se trata de un fenómeno político inédito e inesperado para muchos, pues no se reduce a la pérdida común de popularidad que sufre un candidato en beneficio de otro y a propósito de una jornada electoral. Hay algo más de fondo.
Sobre el cruce de líneas entre las distintas encuestas, que supuestamente sitúan a Capriles unas veces por encima y otras por debajo del candidato a expresidente, Hugo Chávez, opino que es parte de una estrategia calculada. Los encuestadores buscan atenuar -imagino a pedido de quien- el efecto corrosivo que sufre la gobernabilidad del país por el derrumbe inevitable del gobierno. Y aquélla ha de mantenerse hasta tanto ocurra el cambio predecible en la conducción de Estado. No se olvide que pierde la elección un régimen personalista, huérfano de instituciones, donde el "caudillo" -cuyo único dedo sostiene y modifica el orden o procura el desorden social- decide hacerse dictador por la vía electoral, y ahora es presa de su heterodoxia.
Tengo presente, además, la experiencia del entonces candidato presidencial Luis Herrera, en 1978. Las encuestas lo sitúan dos puntos por debajo del otro Luis, Piñerúa, hasta del acto electoral, que vence aquél desbordando. Y no olvido las primarias argentinas entre el presidente Menem y el desconocido gobernador Kirchner, jefe de una provincia sureña muy distante. Las encuestas anuncian que el primero domina el panorama electoral, pero ocurre lo contrario. ¡Y es que en uno y otro caso, más que los votos a favor pesan sobre cada candidato los porcentajes de rechazo: el peso muerto que llevan sobre las espaldas los gobernantes conocidos y en lo particular los malos gobernantes!
Lo que sí considero inevitable e impostergable -he aquí lo esencial- es el final de la historia que nos acompaña y de la cual el candidato a expresidente es su último exponente. O, para decirlo en términos coloquiales, es el último barrial que a su paso dejan las aguas de nuestros siglos XIX y XX: tiempo preñado de traiciones políticas, violencia y desunión, y también de logros ingentes que nos permiten a la mayoría de los venezolanos -todos venidos desde abajo e hijos de la plebe de la Independencia- saborear la modernidad. Llegamos al siglo XXI con una década y algo más de retraso, tanto como alcanzamos el siglo XIX en 1830 y el XX en 1935, a la muerte del general J.V. Gómez.
Capriles, con entrega vital y mental ejemplares, es el líder de esa generación BlackBerry emergente, estudiantil, y de su sociedad de vértigo. Es una generación realizadora y de buenos "conserjes" en el mejor sentido de la palabra. No es una generación -como la heredera de nuestras revoluciones ilustradas o de a pie- añorante de "estadistas", cultores de la retórica, o de populistas carismáticos. Es más ciudadana, menos estatal. El materialismo, que tanto dolor de cabeza da a los añejos marxistas y capitalistas, liberales o cristianos, es una antigualla. La generación del verdadero siglo XXI -no impostora- es virtual y habla poco. Le bastan como a Capriles 140 caracteres para advertir una emergencia, convocar reuniones, situar ideas concretas, resolver necesidades, e incluso adoptar decisiones cruciales. Es dueña de nuestro futuro y distinta.
A los hacedores de la república civil de partidos les toma 30 años imaginarla, desde 1928, y les dura una generación, entre 1959 y 1989. Allí se inicia una "transición anti-partidaria" que casi frisa otra generación y la dominan Pérez II, Caldera II, Lepage, Velásquez y el mismo Chávez. 30 años se roba la república militar gomecista y hace 30 años, en 1982, juran los soldados, con las armas ideológicas del pasado, volver por sus fueros. Todos a uno son historia concluida y apenas les resta contarla, o sufrirla.
correoaustral@gmail.com

7739.- Un hombre a una nariz pegado.

Francisco de Quevedo

Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado;
Era un reloj de sol mal encarado.
Érase un elefante boca arriba,
Érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado.
Érase el espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egito,
Los doce tribus de narices era;
Érase un naricísimo infinito,
Frisón archinariz, caratulera,
Sabañón garrafal morado y frito.

 

Francisco de QuevedoRecordado tanto por su impecable uso de la lengua como por su fuerte y controversial personalidad, Francisco de Quevedo nació en Madrid en 1580 y falleció en Villanueva de los Infantes en 1645. Este escritor, a quien el sabio humanista Justo Lipsio describió como la "gloria excelsa de los españoles", llevó una vida tan productiva literariamente como turbulenta en el ámbito social y político. Fue de trascendente fama su rivalidad con Luis de Góngora, objeto de muchas de sus obras satíricas, siendo especialmente recordado su "Soneto" y "A un hombre de gran nariz". Estudió varios idiomas, que aprovechó tanto para la traducción de obras extranjeras como para su propia producción.
Su obra abarcó todos los géneros literarios de su época. Así, tenemos sus escritos burlescos, pero también poemas en que vemos reflejadas sus ideas, y otros, de amor, que se ven ensombrecidos por su obsesión con el paso del tiempo y la muerte. Su estilo es complejo pero sin dejar en segundo plano la belleza; "Sermón estoico de censura moral" es un claro ejemplo de la maestría de este poeta. Pero también dejó su huella en la narrativa, donde destacan "La cuna y la sepultura" y su novela picaresca "Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos", publicada en forma clandestina durante mucho tiempo.

 

Soneto

Yo te untaré mis obras con tocino
porque no me las muerdas, Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla,
docto en pullas, cual mozo de camino;
Apenas hombre, sacerdote indino,
que aprendiste sin cristus la cartilla;
chocarrero de Córdoba y Sevilla,
y en la Corte bufón a lo divino.
¿Por qué censuras tú la lengua griega
siendo sólo rabí de la judía,
cosa que tu nariz aun no lo niega?
No escribas versos más, por vida mía;
aunque aquesto de escribas se te pega,
por tener de sayón la rebeldía.