Sin duda era necesario que se determinara si existían realmente restos en el sarcófago del Libertador y si dichos restos eran de Simón Bolívar, pese a las críticas y burlas absurdas durante la exhumación fue una investigación que se debía realizar para determinar nuevamente pero con técnicas avanzadas la identidad genética de los restos del hombre que luchó por la LIBERTAD.
Sin embargo, en la presentación de la imagen tridimensional del rostro del Libertador se equivocaron, las partes blandas de la cara, los labios, la nariz y los ojos, según los registros históricos-científicos de eminencias de la medicina del siglo XIX no son igual a la presentada por el experto español que realizó el trabajo tridimensional.
Según las explicaciones durante el acto realizado el pasado 24 de julio de 2012 en el salón Ayacucho del Palacio de Miraflores, los expertos miembros de la Comisión Presidencial, señalaron entre otras cosas, que realizaron un análisis de los diferentes oleos que se han conocido a través de la historia sobre Bolívar, tomando como referencia valida el óleo pintado por el pintor peruano, José Gil de Castro, unos 3 o 4 años antes de la muerte del Libertador en 1830. Y así acoplar dicha información con las medidas, la morfología del cráneo y de los huesos de su cara para llegar a lo que llamaron el nuevo o el verdadero rostro de Bolívar, a través de las técnicas 3D.
No se tomó en cuenta el legado de los médicos del siglo XIX
A comienzos y mediados del siglo XIX, quedaron asentados la descripción fisonómica de Simón Bolívar, cuando era adolescente y luego de estar ya emancipado, por parte de médicos venezolanos. Así como el aspecto físico del día en que murió El Libertador, en Santa Marta en Colombia, siendo registrada dicha muerte por el médico francés residenciado en Colombia, Alejandro Próspero Révérend, quien cedió dicha información al gobierno venezolano cuando en 1842, doce años después de la muerte, fueron extraditados los restos a la patria que lo vio nacer.
El aspecto físico y psicológico del Libertador al igual que el de los militares que lo acompañaron, tales como José Antonio Páez, Monagas, sus tutores José Sanz y Simón Rodríguez, fueron estudiados a finales del siglo XVIII y todo el siglo XIX, por los médicos y profesores de la Universidad de Caracas hoy en día Universidad Central de Venezuela.
Científicos y educadores de la talla de José María Vargas (1786-1854), y todos sus discípulos jóvenes que conocieron a Bolívar, cuyo legado fueron las bases de las investigaciones científicas y las discusiones de la sociedad médica (Fundada en 1827 por Vargas) a mediados y finales del mismo siglo con las diversas generaciones de médicos durante el siglo XIX, entre los primeros y más destacados como Lisandro Alvarado, Luis Razetti, entre otros.
La descripción documentada con historias médicas del físico del hombre, del Libertador de América, como lo conocían a nivel internacional en esos años de lucha a pesar de no existir la tecnología de las comunicaciones de hoy en día, por lo que despertó una serie de odios, amores y ambiciones en un mundo y una época en donde él no encajó por sus magnánimas proyecciones.
Documentación que le permitió a varias generaciones de estudiantes de medicina e historiadores una serie de detalles físicos y psicológicos de él y de los más importantes militares de esos tiempos, tal y como lo recoge en sus investigaciones, Lisandro Alvarado, uno de los prestigiosos médicos, cirujanos y psiquiatras, discípulo de médicos que conocieron a Bolívar.
Lisandro Alvarado (1858-1929) publicó varias investigaciones (1884-1888) sobre medicina donde describe a Bolívar física y psicológicamente según la recopilación de la Academia Nacional de la Medicina y la de la Historia, de la forma siguiente:
“Era Bolívar de talla un poco menos que la mediana, pero no exento de gallardía en sus mocedades; delgado y sin musculación vigorosa; de temperamento esencialmente nervioso; y bastante bilioso, inquieto en todos sus movimientos indicativos, de un carácter sobrado impresionable, impaciente e imperioso.
En su juventud había sido muy blanco – aquel blanco mate del venezolano de raza española, pero al cabo le había quedado la tez bastante morena, quemada por el sol y las intemperies de quince años de campaña y de viajes; y tenía el andar más bien rápido que mesurado, pero con frecuencia cruzaba los brazos y tomaba actitudes esculturales, sobre todo en los momentos solemnes.
Tenía la cabeza de regular volumen, pero admirablemente conformada, deprimida en las sienes, prominente en la parte antero-superior, y más abultada aún en la posterior.
El desarrollo de la frente era enorme, pues ella sola comprendía bastante más de un tercio del rostro, cuyo ovalo era largo, angulado, agudo en la barba y de pómulos pronunciados.
Casi siempre estuvo el libertador totalmente afeitado. Fuese por sistema o por no tener barba graciosa o abundante.
Tenía los cabellos crespos y los llevaba siempre divididos entre una mecha enroscada sobre la parte superior de la frente y guedejas sobre las sienes peinadas hacia adelante.”
L. Alvarado hace una advertencia o crítica sobre algunos escritores de la época que describen la nariz de Bolívar de aguileña, diciendo que seguramente por no darle a este adjetivo su acepción verdadera, que la de lo corvo, como el pico del águila. “Pero muy lejos de esto, el Libertador tenía un perfil enteramente vascongado y griego, principalmente por el corte del rostro, la pequeñez de la boca, la amplitud de la frente y la rectitud de la nariz, muy finamente delineada, al propio tiempo que tenía la frente muy levantada en la región de los órganos de la imaginación el cerebro, era prominente en las cejas, bien arqueadas y extensas, donde se ponían de manifiesto los signos de la perspicacia y de la prontitud y agudeza de percepción.”
“Como tenía profundas las cuencas de los ojos, éstos que eran negros, grandes y muy vivos, brillaron siempre, cual si sus miradas surgieran de profundos focos.”
En la adolescencia Simón Bolívar, se manifestaba rebelde, incomprendido, inconstante. Comportamiento que quizás causó que el primer tutor, José Sanz y los tíos pensaran que no iba a servir para nada en la vida. Hasta cuando el maestro Simón Rodríguez, fue asignado como tutor, quién supo guiar y canalizar la inteligencia del Libertador que era superior a la del promedio-
Sabía usted que el Libertador aunque estaba enérgico aún para 1827 empezó a sufrir de depresiones a consecuencia de las ambiciones de sus aduladores que lo rodearon, provocando su aislamiento y por supuesto las posteriores manifestaciones de enfermedades que lo consumieron, al verse degastado físicamente, pobre y solo.
Sabía usted que el general José Antonio Páez, era un hombre alto en relación al promedio, de contextura fuerte atlética, casi nunca se enfermaba, aunque al final de la guerra le empezaron a dar ataques epilépticos a consecuencia de “una picada de víbora venenosa”, de lo que sobrevivió, pero sufrió varias semanas con temperaturas muy elevadas.
Ironía: Páez que no lo asesinaron sus enemigos, casi lo mata una víbora venenosa.
José Manuel Cajigal (1802-1838)
Sabía usted que el político y matemático Cajigal, fundador del Correo de Caracas, del primer observatorio astronómico, tuvo manifestaciones de paranoia a consecuencia de una enfermedad que sufrió durante varios años que le iba infectado el cerebro poco a poco, (lo que hoy se conoce como meningitis). Paranoias que provocaron que en los últimos años de su existencia viviera enclaustrado en un sótano para ocultarse de todos aquellos que lo buscaban para vigilarlo y matarlo.
Miguel José Sanz (primer tutor de Bolívar nació en el año 1754 -1814)
Sabía usted que el periodista, abogado y político, Miguel José Sanz, el primer tutor de Simón Bolívar cuando niño al quedarse huérfano de padre, fue asesinado en 1814 en manos de los españoles en la Batalla de Úrica, presentando el cadáver múltiples heridas en el tórax y en el abdomen, casi lo volvieron un picadillo. Bisabuelo del médico y científico Luis Razetti.
Miguel José Sanz quien creyó durante la adolescencia de Simón Bolívar que no iba a sentar cabeza, que no iba a servir para nada, luego lo acompañó en la lucha por la independencia.
Semana con compromiso, pudo conocer que las tataranietas de Sanz conservaban para 1952 el cuadro que le había mandado hacer su primer tutor cuando era adolescente Bolívar y según testigos que no podemos identificar, describieron las facciones finas del Libertador del cuadro que tuvieron en su poder, tal descripción fue similar a la establecida en los documentos científicos del siglo XIX.
Dos oleos del físico de Bolívar (Realizado por Gil de Castro en 1927)
-Apartando los registros médicos de la vida del Libertador, el propio Bolívar en una carta que le envió al Sir Wilson le dice que el cuadro que le envía, lo realizó un pintor que lo plasmó a su semejanza.
Potosí, 29 de octubre de 1825.
A SIR ROBERT WILSON.
Honorable general y señor:
Las honrosas letras con que Vd. se ha servido favorecerme me han llenado de una inmensa satisfacción porque ellas vienen de un sabio, de un héroe y del mejor amigo de la libertad. Muchas veces he dicho que estimo en más el concepto de un caballero como Vd. que el de naciones enteras. En el Parlamento Vd. ha querido relevar tanto mi conducta, que confieso con franqueza que Vd. más ha atendido, en semejantes oportunidades, a su pasión por la libertad, que a su respeto por la justicia. Mis servicios son muy inferiores a los de otros que se han consagrado a la buena causa de los pueblos; pero mi destino ha querido que una vasta porción del mundo haya aprovechado de mis combates para romper sus cadenas. Este es todo mi mérito; y, sin embargo, Vd. lo eleva muy alto y Vd.. me atribuye sucesos a que no tengo derecho. Me parece que Vd., siguiendo a Alejandro en sus combates y en su generosidad, recompensa mil por uno.
El joven Wilson y yo estamos encantados los dos con las cartas que Vd. nos ha escrito. A la verdad ellas son muy capaces de llevar el más vivo gozo al fondo del corazón. El joven Wilson se conduce cada día más a mi satisfacción: su respeto y su amor al padre lo liga de tal modo a los sentimientos que me profesa, que algunas veces me parece tener en él un hijo.
Aprovecho esta oportunidad del bravo general Miller que marcha a Europa, para escribir a Vd., e igualmenteme tomo la libertad de dirigir a Vd. un retrato mío hecho en Lima con la más grande exactitud y semejanza. (*)
Es mi deber suplicar a Vd. se sirva mirar con toda consideración al bravo y modesto general portador de esta carta.
Acepte Vd. los sentimientos de mi distinguido aprecio.
Simón Bolívar
(*) Este retrato, obra del pintor limeño Gil, fué regalado por el coronel Belford Wilson al general Ballivián, presidente de Bolivia, y se halla en Chuquisaca. En el palacio federal de Caracas existe otro igual, del mismo autor, enviado por Bolívar a su hermana María Antonia.
Cabe preguntarse frente a las investigaciones de los eminentes científicos de la medicina a finales del siglo XVIII y el siglo XIX, que permanecieron por años en la Academia de la Historia y en la Academia de la Medicina, que dejaron un legado invalorable del Libertador Simón Bolívar y otros hombres importantes de nuestra historia, además de varios avances de la medicina descubiertos por venezolanos, por qué no fueron tomadas en cuenta en estas investigaciones para poder reflejar el rostro real del Padre de la Patria. (Esto es la primera parte de la investigación).
Este martes el mandatario venezolano anuncio también que concluyó la digitilización de los archivos historicos del Libertador Simón Bolivar.