2011/03/30

A propósito de leyes…

 

Siempre que alguna persona de bajo perfil político toca un tema algo controversial, aparecen los “entendidos” buscando banderas para hacerse posiciones y obtener prebendas.

Espero que no sea el caso ante este intento de exploración que, estoy seguro, cada uno de ustedes que me honran leyendo esto tendrá otra mucho mas valiosa que la mía, con mejores ejemplos, mas docta… pero bueno, Perogrullo…  sobre las causas y efectos de la falta de valor político que se puede achacar a nuestros maravillosos legisladores a lo largo de los años.

La frase, atacante, emponzoñada, con toda la buena y/o mala intención, se refiere a una situación que ha pasado muy desapercibida o, quien quita, muy oculta tras un velo de “ignorancia inteligente”, referida a nuestras sagradas leyes que definen, tipifican, encierran y protegen, el sufragio y sus que, quienes, como, cuando, donde, y porqué.

Hemos rodado cuesta arriba y cuesta abajo en cuanto al secreto del voto y no es comprensible, en este mundo real, una situación como la que se produjo cuando la famosa “Lista Tascón” en la que, en acto divino, se promulgo que la diseminación de la información sobre quienes, y como, votaron no formaba parte del secreto que establece la ley. De considerarse ilegal la acción tomada, no solo deberían estar en prisión los integrantes del CNE, sino que todo el poder judicial, santo sanctórum, estaría haciéndoles compañía, por acción u omisión, agavillamiento, premeditación, etc. La Asamblea Nacional estaría también en problemas pues son los cuestionadores autorizados y encomendados por las leyes para hacerlas cumplir.

La clase política sella sus labios pues se piensa que, a la larga, esa situación podría tornarse favorable a las causas de cada uno. Este es un primer argumento al caso que estoy presentando.

En el juego de las palabras y las sonrisas socarronas de quienes en algún momento, efímero, detentan y han detentado el poder, hemos caído en los extremos de la cordura(¿?) justificando que es lo que llamamos MAYORIA y le hemos estado haciendo un flaco favor a la democracia y a la especie humana. No permitimos que hagamos uso de nuestro libre albedrio. El único albedrio que aceptamos es el que esta acorde con lo que queremos. Pareciera que pensamos que lo animal de nuestro razonamiento nos hace mas humanos. Tenemos cientos de razones para mantenernos en lo que estamos empeñados. Si somos 10 personas las que debemos reunirnos y solo asistimos 4 el día de la votación, obligamos a que la mayoría a considerar sean 3.-  Esa es la matemática política que utilizamos. Aceptamos y pretendemos que todos acepten que ese 33% es la mayoría de esa población. Lo que significa realmente es que dos tercios de la población fueron derrotados por un tercio MAYORITARIO. Nos hemos olvidado preguntarnos el porqué los otros no votaron, asumimos que son tibios, que son poco patriotas, indisciplinados, ignorantes, etc, etc. Nunca nadie se atreve a decir que: Los candidatos no son buenos. Que están cansados de lo mismo, Que los grupos no ofrecen posibilidades a futuro. Que los responsables de vender el producto han fallado. El que se lleva el triunfo se predica, muy ufano que ganó por mayoría y desecha la idea del 66% que lo despreció. Si revisamos las elecciones que hemos tenido desde el 50 hasta la fecha veremos que en su mayoría, real, hemos despreciado a mucha gente, de todas las toldas políticas.

En el juego de los esfuerzos para lograr consensos en la población, se hace cada vez mas difícil convencer a los electores para que voten por esto o por aquello, en cada tolda los responsables por atraer a sus incautos se ve las ven muy negras para asegurar las cifras que ofrecen a sus lideres, no estamos acostumbrados al trabajo formal de reclutamiento político y cada vez es más ardua la tarea porque cada día la gente esta más informada de lo interno y de lo externo, cada día son más difíciles los secretos, cada día la gente cree menos en los políticos; entonces,cuando en la elecciones entre varios candidatos, alguno de ellos no llega ni al 20% de los electores posibles, ¿porque mantenerlos como candidatos eternos del grupo? Porque no hacer segundas y terceras vueltas hasta que alguien logre una mayoría real con respecto a la población de electores posibles?

Cualquier parecido con países bananeros es un purísima coincidencia. el miedo a que los desplacen motiva el movimiento de montañas y contra eso pareciera que no hay vacunas.

Lo hemos institucionalizado.

Y el cascabel?   Y el gato?