2011/02/09

Errores de principiante.

Emprender un negocio es un examen para cualquier persona. Las dudas, ansiedades e inseguridades, muchas veces se neutralizan con coraje, optimismo y conocimiento técnico.
Sin embargo, entre tener una idea y abrir un negocio hay un largo camino por recorrer. Es difícil no cometer ciertos errores, especialmente cuando nos enfrentamos a esta situación por primera vez. Reconocerlos y prevenirlos, puede significar la diferencia entre un emprendimiento exitoso y una empresa con serios problemas como los siguientes:

1. El mono-cliente: si más del 50% de sus ganancias provienen de un único cliente, usted podría encontrarse en serios problemas. Si bien es más fácil y rentable tratar con un pequeño número de "grandes clientes", podemos volvernos vulnerables cuando sólo uno contribuye con la mayor parte de nuestros ingresos. Tendemos a hacer grandes concesiones para conservar la relación, realizamos inversiones especiales para satisfacer sus exigencias y requerimientos, y estamos tan ocupados atendiendo a esa única "gran cuenta" que dejamos de buscar nuevos clientes y atender a los más pequeños (pero igualmente importantes). Si por cualquier razón ese cliente desapareciera, nuestro negocio quedaría al borde del colapso. Recuerde: si ponemos todos los huevos en la misma canasta...
Utilicemos ese "gran cliente" como fuente de gratificación y como señal de peligro. Busquemos siempre nuevos clientes y procuremos diversificar las fuentes de ingresos.
2. Producto sin mercado: tenemos una gran idea e invertimos meses en ella. Cuando finalmente sale al mercado, nadie está interesado en comprarla. Estábamos tan "enamorados" de nuestra idea, que nunca nos tomamos el tiempo de averiguar si a alguien más le interesaba lo suficiente, como para pagar por ella.
No seamos "un producto en busca de un mercado". Investiguemos el mercado antes. Probemos la idea. Hablemos con potenciales clientes y preguntémosles si comprarían nuestra propuesta. Si suficientes personas nos dicen "Sí", continuemos y desarrollemos el producto. Si no obtenemos una respuesta positiva, pasemos a la próxima idea.
3. Producto sin valor: ¿Qué aportará su producto a su cliente? ¿Cuánto dinero les permitirá ahorrar? ¿Qué beneficios -directos e indirectos- le dará? Analice estos puntos. Hable con sus clientes, registre estudios de casos. Idee formas de cuantificar los beneficios. Si usted no puede justificar la compra de su propio producto, no espere que sus clientes lo hagan.
4. Precios bajos: algunos emprendedores piensan que pueden vender a bajo precio sus productos y obtener grandes ganancias en el volumen de ventas. ¿Usted trabajaría por un bajo salario? ¿Por qué entonces, querría vender a bajos precios? Recuerde que los márgenes amplios pagan los gastos más rápidamente. Si los márgenes son muy pequeños, las ganancias son imperceptibles y el tiempo de retorno de inversión mucho mayor.
Asegúrese de "hacer bien los números" antes de decidir una estrategia de precios bajos. Para las compañías de servicios, los precios bajos casi nunca son una buena idea. ¿Cómo decidir cuán alto? ¡Auméntelos! Si los clientes dejan de comprarle, entonces fue demasiado lejos...
5. Capital insuficiente: todos nos tentamos e imaginamos proyecciones de ventas optimistas, lapsos de desarrollo de productos breves y competidores lentos. Pero todos estos "pensamientos positivos" no salvarán a un negocio de la falta de capital. Incluso las empresas maduras, con frecuencia, no tienen dinero suficiente para soportar un descenso en sus operaciones.
Verifique sus "supuestos" sobre el negocio que desea emprender. Debemos ser conservadores y cautelosos en nuestras proyecciones. Asegurarnos de tener tanto capital como necesitemos, para mantenernos durante un mal ciclo de ventas, o hasta la próxima "inyección" de inversiones.
6. Falta de enfoque: si el suyo es como la mayoría de los negocios, no tendrá el tiempo suficiente -ni las personas- como para perseguir cada oportunidad interesante que se le presente. Sin embargo, muchos emprendedores piensan que más siempre es mejor y persiguen todo, en lugar de enfocarse en su producto, servicio, o mercado principal. Concentrar la atención en un área limitada conduce a mejores resultados, superando casi siempre las ganancias generadas tras una diversificación.
Existen miles de ideas buenas en el mundo, su trabajo es elegir sólo aquellas que ofrezcan mejores retornos. Hágase conocido en su "nicho de mercado" por las cosas que hace y hágalas cada vez mejor.
7. Exceso de gastos: muchos emprendimientos mueren por exceso de gastos. Los mejores emprendedores saben cómo utilizar su dinero para procesos clave del negocio (como innovación, ventas y marketing), pero son humildes y procuran comprar barato.
No compre equipos o muebles lujosos, a menos que realmente le permitan ahorrar tiempo y obtener más ventas. Invierta el dinero necesario para mantener en funcionamiento -y en crecimiento- su negocio. Siempre pregúntese: ¿este gasto... está justificado?
8. Perfeccionitis: esta grave enfermedad afecta a muchos emprendedores (quienes nunca lanzan sus productos si no están absolutamente perfectos). Cuando se trata de desarrollar productos, la perfección es imposible de lograr y extremadamente costosa. Además, mientras estamos perfeccionando el producto, el mercado está cambiando frente a nuestros ojos.
¿El antídoto? Imponerse un lapso razonable para crear el producto. Fijar una fecha límite y cumplirla: cuando llegue este día, lance el producto.
9. Socios 50/50: usted es el mejor vendedor del mundo pero necesita alguien que trabaje en la oficina. O es un genio en su área pero necesita alguien que le traiga clientes. Cualquiera sea el caso, usted y su nuevo socio dividen el negocio mitad y mitad. Parecería ser lo más justo pero, a medida que sus intereses personales y profesionales se alejan, las confrontaciones se acercan. El poder de veto de cualquiera de las partes puede detener el crecimiento de su empresa y ninguno tendrá suficiente voz para modificar la situación. Si ambos tienen la misma ingerencia, cada mínima decisión se convierte en un debate y las cosas se "empantanan" rápidamente.
Alguien debe estar a cargo. 51/49 es mejor que 50/50. Si usted y su socio deben tener partes iguales, otorgue un pequeño porcentaje a un asesor externo que cumpla funciones de "desempate".

Estos nueve errores son muy perjudiciales, pero el peor de todos es no reconocer que estamos cometiendo errores. La cruel verdad es difícil de aceptar, sin embargo, admitir un problema es el primer paso para resolverlo. Si no, los errores crecerán y crecerán... y nuestro negocio se reducirá y reducirá...

Tomado del Club de la Efectividad 09/02/11

Pedagogía de CONFUCIO

Hace 2500 años, Confucio dijo: "Escucho y olvido. Veo y recuerdo. Hago y comprendo." Estas palabras, tan lejanas en el tiempo y el espacio, resuenan hoy con increíble fuerza en el campo de la educación. Adaptando estas reflexiones, podríamos actualizarlas y obtener algunas herramientas, para quienes tienen la compleja misión de enseñar... a aprender.

Vemos posibilidades y vamos hacia ellas: lo primero que descubrimos en este pensamiento es que las personas deben estar lo suficientemente atraídas para participar de algo. Como maestros, o facilitadores, debemos acercarnos a las personas, preguntarles y tratar de comprender sus necesidades para satisfacer sus expectativas de aprendizaje.
Nos divertimos y renovamos nuestras energías: pensemos en el aprendizaje en términos de "gasto de energía". Cuando las personas asisten a un evento de capacitación, hay muchas actividades que compiten por su energía y atención. Cuando reflexionamos sobre aquello que energiza a las personas y sostiene su motivación, inmediatamente pensamos en la diversión. Sin desviarnos del objetivo pedagógico de un evento, podemos hacer más divertida la experiencia -para los participantes- construyendo una atmósfera amigable e informal, donde se estimule la conversación, la relajación y el humor.
Preguntamos y nos abrimos al aprendizaje: todo docente sabe lo importante que es que las personas se abran a nuevas ideas y teorías, para facultar un aprendizaje más profundo. Las preguntas son el recurso que tienen las personas para recabar información, comparar sus expectativas con la realidad y aprender más acerca de los pensamientos y percepciones de los demás. Parte del rol de un facilitador es estimular, a los participantes, a formular sus preguntas y clarificar así sus intenciones de aprendizaje.
Mientras más sentidos involucramos, más información retenemos: una vez que los participantes están energizados y abiertos al aprendizaje, tenemos el terreno fértil para presentar un contenido dinámico e interesante. Pero para ayudar a que este contenido "eche raíces" y sea internalizado por los participantes, debe ser presentado de manera tal que active todos los sentidos y responda a los tres principales estilos de aprendizaje: visual, auditivo y kinestésico. Al igual que sentimos de varias formas, también aprendemos de modos diversos. Por eso, un docente debe utilizar estímulos visuales (imágenes, colores, mapas, fotos), auditivos (tonos de voz, música, sonidos, etc..) y kinestésicos (temperaturas, contacto físico, sensaciones, texturas).
Hacemos y comprendemos: incluso el alumno más motivado, necesitará más que escuchar, ver y tocar las ideas y los conceptos. Los participantes necesitan la oportunidad de hacer algo con la información; experimentarla de forma tal que puedan conectarla con sus situaciones y perspectivas personales. Para mejorar el desempeño, una persona debe aprender a traducir lo aprendido en nuevos y mejores resultados. La tarea de un facilitador es ayudar al aprendiz a conectar lo visto con su propósito personal y profesional. Esta es una manera efectiva de medir los efectos de un proceso de enseñanza, especialmente en adultos.
Reflexionamos, integramos y podemos compartir con los demás: una vez que las personas han comprendido algo, para fijar más un nuevo conocimiento, deben ser capaces de compartir sus aprendizajes con otras personas. Para ello, necesitan integrar el nuevo conocimiento a sus saberes previos y reflexionar sobre él detenidamente. Esto significa que un educador debe crear tiempo -y procesos- para propiciar la reflexión personal y el diálogo.
Aplicamos a la vida real y obtenemos resultados: quién resuelve un problema no sólo aprende acerca de ese tema en concreto; también aprende a actuar frente a otros problemas. Al aplicar un aprendizaje a un problema en particular, aprendemos a detectar un problema, a enunciarlo, a interpretar de qué tipo de problema se trata, a analizar las estrategias disponibles y a generar un plan de trabajo. Además, podemos aprender a identificar si estamos progresando, e identificar nuevas situaciones en las que aplicar lo aprendido.

Cada principio de este modelo nos puede ayudar a diseñar un evento de capacitación, cualquiera sea su naturaleza. Si reflexionamos acerca de la manera en que aprenden mejor las personas, sabremos aquello que necesitamos darles. Esto no significa que logremos experiencias de aprendizaje "perfectas", pero seguramente serán un poco mejores... gracias a la orientación del filósofo chino!

Tomado del “Club de la Efectividad” 09/02/11

Sigue Hambriento

Los milagros no ocurren por casualidad. Nosotros hacemos que ocurran, cuando tenemos el deseo.

Sea cual sea la fase de la vida en la que te encuentre esta nota, debes saber que es posible querer más, y ser más. Pero necesitamos desearlo. Y también necesitamos inspiración.

Cuando vemos que a otras personas les va mejor que a nosotros, que experimentan milagros, eso nos recuerda –a nivel del alma– que la Luz está ahí también para nosotros. Si percibimos carencias en nuestra vida, en lugar de sentirnos celosos de otras personas, podemos elegir sentirnos inspirados a hacer más, a saltar al siguiente nivel.

Y si prestamos atención, descubriremos que las personas que vienen a nuestra vida no están ahí por accidente. Son canales para la Luz, enviadas para inspirarnos a cambiar. Cuando estamos abiertos, pueden despertarnos a una nueva etapa de crecimiento.

Así que cuando las personas que están en tu vida exigen que te esfuerces más, no las evites: déjalas entrar. Déjalas recordarte que tú PUEDES hacerlo.

A la mayoría de nosotros no nos gusta estar rodeados de personas que nos ponen a prueba. Preferimos pasar el rato con amigos, porque es más cómodo. Quizá pensemos que no podemos soportar el esfuerzo adicional, pero sí que podemos. Por supuesto, sentir el dolor de nuestro ego no es agradable, pero cuando nos mantenemos ahí y no salimos corriendo, acabamos haciendo cosas que nunca pensamos que podríamos lograr.

Esta semana, mira a la persona que te empuja fuera de tu zona de confort, no a aquéllos que te aceptan tal y como eres. Las personas con las que realmente necesitamos estar son aquellas que dicen: “Te quiero, pero puedes hacer más”.

No dejes que el miedo te detenga de hacer milagros. Los milagros están esperando ser hechos justo delante de nosotros.