El quien es quien…
Balconeando en la biblioteca el lector encuentra perlas de
gran valía… seguramente muchos recordamos a José Ingenieros y a Ortega y Gasset
cuando, a su manera, definían los tipos de hombre de la sociedad y por ende los
tipos de masas que se mueven en cualquier sistema social. Ejemplo es la
caracterización del Hombre Inferior, el Hombre Mediocre, el Hombre Idealista… El Hombre masa, las minorías…
El mediocre
El hombre mediocre es incapaz de usar su
imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual
luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios, a las
domesticidades y así se vuelva parte de un rebaño o colectividad, cuyas
acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente. El mediocre es
dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad,
contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo
hacen borrego del rebaño social. Vive según las conveniencias y no logra
aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde.
Los mediocres no son genios, ni héroes ni santos.
Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a
las que ya ha recibido por tradición (aquí se ve en parte la idea positivista
de la época, el hombre como receptor y continuador de la herencia biológica),
sin darse cuenta de que justamente las creencias son relativas a quien las
cree, pudiendo existir hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo.
A su vez, el hombre mediocre entra en una lucha contra el idealismo por
envidia, intenta opacar desesperadamente toda acción noble, porque sabe que su
existencia depende de que el idealista nunca sea reconocido y de que no se
ponga por encima de sí.
Ortega y Gasset nos habla de minoría y del
Hombre Masa, nos indica:
Minorías se refiere a aquel que se exige más que
los demás, aunque no logre cumplir en su persona esas exigencias superiores.
Por tanto, la división de la sociedad en hombres-masa y minorías excelentes no
es una división en clases sociales, sino en clases de hombres.
El hombre integrante de la masa cree que con lo
que sabe ya tiene más que suficiente y no tiene la mínima curiosidad por saber
más. El hombre-masa es el hombre cuya vida carece de
proyectos y va a la deriva. Por eso no construye nada, aunque sus
posibilidades, sus poderes, sean enormes. Según Ortega:
La vida humana, por su naturaleza propia, tiene
que estar puesta a algo, a una empresa gloriosa o humilde, a un destino ilustre
o que carece de importancia.
El hombre-masa tiene varios rasgos: libre
expansión de sus deseos vitales y una radical ingratitud hacia cuanto ha hecho
posible la facilidad de su existencia. Es decir, sólo le preocupa su bienestar
y al mismo tiempo es insolidario con las causas de ese bienestar. Uno y otro
rasgo componen la psicología del niño mimado. El hombre-masa es el niño mimado
de la historia.
El hombre-masa es incapaz de otro esfuerzo que
el estrictamente impuesto como reacción a una necesidad externa. El centro del
régimen vital del hombre-masa consiste en la aspiración a vivir sin supeditarse
a moral alguna.
Nuestros candidatos… ¿quienes son,
quienes han sido?
Al preguntarnos quienes son las personas por
quienes hemos votado en las ultimas 50 elecciones (50, por poner un número,
casi podemos decir que en todas nuestras elecciones), nos encontramos con que
la absoluta, gran, total, mayoría de los candidatos no tienen ni han tenido la
preparación ni la experiencia ni las habilidades, previamente comprobadas, para
ejercer con éxito los cargos a los que aspiran. La mayoría no han tenido idea
de la magnitud de la responsabilidad a la que se enfrentaban. La mayoría no
estaba consciente de lo que representaba su posible cargo. Adicionalmente, y
tan importante como lo ya expresado, nadie tiene conocimiento de los requisitos
profesionales para aspirar al cargo y nadie esta interesado en elaborar un
manual de procedimientos que los indiquen. Odiosa comparación con la Industria
Privada donde cada quien tiene que haberse ganado el cargo con preparación y
calidad de trabajo.
A la vista tenemos unas elecciones cercanas
donde ninguno de los candidatos era conocido por la ciudadanía como no fuese
por actividades antigubernamentales (en los dos bandos), ningún tipo de
experiencia previa, ningún tipo de experiencia profesional en NINGUN campo que
pudiese tomarse como punto de partida. Pertenecían (¿?) a toldas diferentes y
el elector votaba prácticamente por la maquinaria.
Visto a la luz de este párrafo, el elector
votaba de entrada por un candidato MEDIOCRE
que no puede tomar decisiones que no vengan de la MAQUINARIA, ¡un cero a la izquierda!
La suma de inutilidades no puede operar el
milagro de hacer maravillas, en el mejor de los casos podría obtenerse un
resultado mediocre. Aspirar a más es
ilusionarse con castillos de aire… No se pueden pedir peras al olmo. Ni aunque
se le mantenga inducido mediante la camarilla partidista porque, él resultó ser
el mejor de la camarilla y !! Por eso lo
propusieron!!
Escalón abajo
Estas personas, abrigadas con la autoridad “del cargo”, mueven las fichas,
trasladan personal, contratan, etc., no buscan un SABIO para que compita con
ellos; con toda su lógica, tratan de formar un equipo de trabajo donde se
sientan cómodos y él “JEFE” se sienta realizado. “Por encima de Yo mi sombrero…”
El cuadro dibujado es lastimosamente corriente y
normal y se suma a las disposiciones de la MAQUINARIA del Partido que impone a
tales o cuales personas para satisfacer sus “planes”. La inseguridad en la
ejecución de lo que sea que se proponen les obliga a mantener una política de
silencio y a vivir en el miedo a que las cosas que no salen bien se conozcan y
se les reviertan, sobre todo cuando hay marcha y contramarcha en lo que se hace.
Pareciera que nos hace falta lo que Ingenieros nos muestra como:
El idealista
El idealista es un hombre capaz de usar su imaginación
para concebir ideales legitimados sólo por la experiencia y se propone seguir
quimeras, ideales de perfección muy altos, en los cuales pone su fe, para
cambiar el pasado en favor del porvenir; por eso está en continuo proceso de
transformación, que se ajusta a las variaciones de la realidad. El idealista
contribuye con sus ideales a la evolución
social, por ser original y único; se perfila como un ser individualista que no se somete a dogmas morales ni sociales; consiguientemente,
los mediocres se le oponen. El idealista es soñador, entusiasta, culto, de
personalidad diferente, generoso, indisciplinado contra los dogmáticos. Como un
ser afín a lo cualitativo, puede distinguir entre lo mejor y lo peor; no entre
el más y el menos, como lo haría el mediocre.
Porque TODOS nacemos PRÍNCIPES y como tal vivimos hasta que nos encontramos con Política, Religión y Academia
que tratan de quitarnos el milagro que El Creador nos diera al nacer, el libre albedrío, que
establece la diferencia entre la raza humana y las demás razas animales.