2015/07/01

263295.- La Guerra del ATÚN...

¿Sobrevivir sin Polar?
El aparato productivo de Venezuela está en la carraplana. Las empresas privadas, las pocas que aún sobreviven, están paralizadas por falta de materia prima y sequía de divisas.
¿Cómo no va a estar destruido todo el aparato productivo si durante estos últimos 16 años el Gobierno se ha empecinado en aplicar una política de confiscaciones, robo, acoso y persecución contra el sector privado, control férreo de la economía, leyes penales que criminalizan al empresariado, mientras el Ejecutivo Nacional muestra una total impericia, negligencia y corrupción en el manejo de las empresas del Estado?
Lo grave es que el Gobierno, en vez de rectificar al ver la debacle a la que llevó al país, está buscando profundizar y causar más daño del que ha propinado.
Así ahora redobla el acoso contra una de las sobrevivientes: las Empresas Polar, la empresa privada más emblemática de Venezuela, que produce alimentos básicos de la dieta del venezolano, como la Harina Pan para la arepa, alimento indispensable en la mesa de la población, mayonesa, margarina, atún y aceite, entre otros. Además de las tradicionales bebidas, como malta Polar y cerveza Polar.
El acoso a la Polar ha venido por diversas vías, entre otras, la restricción de divisas (mecanismo utilizado contra todo el sector privado para estrangularlo).
Con esta veda de divisas, varias de las líneas de producción han tenido que ser paralizadas, entre otras la de atún Margarita, la de Té Lipton, la de mayonesa cerrada “hasta nuevo aviso”, según lo informara hace unas semanas la gerencia de la planta salsas y untables de Alimentos Polar a los 200 trabajadores de esa línea. La razón fue que el inventario de aceite de soya quedó en cero y el Cencoex no les ha aprobado las divisas necesarias para su importación.
Hace unas semanas, José Anzola, director de operaciones de Alimentos Polar, mediante nota de prensa informó que desde octubre “el precio de la harina precocida no cubre los costos de producción, hemos solicitado que CASA nos venda el maíz a su valor de importación y no como si se tratara de maíz nacional, que es tres veces más caro” siendo el único que lo importa es el Gobierno Nacional. Pero el descaro es que el ministro de Agricultura y Tierras, Yván Gil, acusó a la empresa de distorsionar el mercado de cereales por no sembrar su propio maíz.
Otra planta paralizada fue la de enlatados Polar en Mariguitar, estado Sucre, debido a que PDVSA se niega a vender el combustible que necesita para mantener activos sus equipos y maquinarias. Con este cierre se puso en riesgo la producción de 1.500 toneladas de atún enlatado y 750 puestos de trabajo. PDVSA alegó que su negativa se debe a que la planta de alimentos no tiene vigente uno de los permisos exigidos por el Ministerio de Petróleo y Minería.
Ahora, Polar podría paralizar la planta de producción de chapas y tapas debido a la falta de materia prima. Hasta hace cinco años la hojalata para la producción la recibían de SIDOR, pero la estatal ya no les despacha, por lo que deben importarla de países como Brasil y Holanda, y dólares no hay.
Además, la Ley de Precios Justos obliga a las empresas a vender sus productos por debajo de su costo de producción.
A este cerco económico, se le suma el acoso de grupos sindicales del oficialismo que han venido penetrando a la empresa, para aplicarles la misma centrífuga con la que han servido en bandeja de plata al Gobierno diferentes industrias. Uno de ellos es el Sintraterricentro (que representa al 1% de los trabajadores de Empresas Polar), el cual está haciendo exigencias incumplibles con el objeto de ahorcar a la empresa, obligar a su cierre para que finalmente el Gobierno se apropie de ella.
Es de esperar que el agua no llegue al río. No solo porque significaría la pérdida de empleo para miles de familias venezolanas, sino porque sin la contribución de Empresas Polar al abastecimiento del país, la hambruna sería descomunal.
Editores de VenEconomía