¿Sobrevivir
sin Polar?
El aparato
productivo de Venezuela está en la carraplana. Las empresas privadas, las pocas
que aún sobreviven, están paralizadas por falta de materia prima y sequía de
divisas.
¿Cómo no va a
estar destruido todo el aparato productivo si durante estos últimos 16 años el
Gobierno se ha empecinado en aplicar una política de confiscaciones, robo, acoso
y persecución contra el sector privado, control férreo de la economía, leyes
penales que criminalizan al empresariado, mientras el Ejecutivo Nacional muestra
una total impericia, negligencia y corrupción en el manejo de las empresas del
Estado?
Lo grave es
que el Gobierno, en vez de rectificar al ver la debacle a la que llevó al país,
está buscando profundizar y causar más daño del que ha propinado.
Así ahora
redobla el acoso contra una de las sobrevivientes: las Empresas Polar, la
empresa privada más emblemática de Venezuela, que produce alimentos básicos de
la dieta del venezolano, como la Harina Pan para la arepa, alimento
indispensable en la mesa de la población, mayonesa, margarina, atún y aceite,
entre otros. Además de las tradicionales bebidas, como malta Polar y cerveza
Polar.
El acoso a la
Polar ha venido por diversas vías, entre otras, la restricción de divisas
(mecanismo utilizado contra todo el sector privado para
estrangularlo).
Con esta veda
de divisas, varias de las líneas de producción han tenido que ser paralizadas,
entre otras la de atún Margarita, la de Té Lipton, la de mayonesa cerrada “hasta
nuevo aviso”, según lo informara hace unas semanas la gerencia de la planta
salsas y untables de Alimentos Polar a los 200 trabajadores de esa línea. La
razón fue que el inventario de aceite de soya quedó en cero y el Cencoex no les
ha aprobado las divisas necesarias para su importación.
Hace unas
semanas, José Anzola, director de operaciones de Alimentos Polar, mediante nota
de prensa informó que desde octubre “el precio de la harina precocida no cubre
los costos de producción, hemos solicitado que CASA nos venda el maíz a su valor
de importación y no como si se tratara de maíz nacional, que es tres veces más
caro” siendo el único que lo importa es el Gobierno Nacional. Pero el descaro es
que el ministro de Agricultura y Tierras, Yván Gil, acusó a la empresa de
distorsionar el mercado de cereales por no sembrar su propio maíz.
Otra planta
paralizada fue la de enlatados Polar en Mariguitar, estado Sucre, debido a que
PDVSA se niega a vender el combustible que necesita para mantener activos sus
equipos y maquinarias. Con este cierre se puso en riesgo la producción de 1.500
toneladas de atún enlatado y 750 puestos de trabajo. PDVSA alegó que su negativa
se debe a que la planta de alimentos no tiene vigente uno de los permisos
exigidos por el Ministerio de Petróleo y Minería.
Ahora, Polar
podría paralizar la planta de producción de chapas y tapas debido a la falta de
materia prima. Hasta hace cinco años la hojalata para la producción la recibían
de SIDOR, pero la estatal ya no les despacha, por lo que deben importarla de
países como Brasil y Holanda, y dólares no hay.
Además, la Ley
de Precios Justos obliga a las empresas a vender sus productos por debajo de su
costo de producción.
A este cerco
económico, se le suma el acoso de grupos sindicales del oficialismo que han
venido penetrando a la empresa, para aplicarles la misma centrífuga con la que
han servido en bandeja de plata al Gobierno diferentes industrias. Uno de ellos
es el Sintraterricentro (que representa al 1% de los trabajadores de Empresas
Polar), el cual está haciendo exigencias incumplibles con el objeto de ahorcar a
la empresa, obligar a su cierre para que finalmente el Gobierno se apropie de
ella.
Es de esperar
que el agua no llegue al río. No solo porque significaría la pérdida de empleo
para miles de familias venezolanas, sino porque sin la contribución de Empresas
Polar al abastecimiento del país, la hambruna sería descomunal.
Editores de VenEconomía