2011/01/02

Y Tu que tanto hablas…

Antes de Orar…PERDONA
Antes de Hablar…ESCUCHA
Antes de Escribir…PIENSA
Antes de Gastar…GANA
Antes de Criticar…ESPERA
Antes de Rendirte…PRUEBA  

Tus palabras, tus sueños, y tus pensamientos tienen el poder de crear condiciones en tu vida.  
De lo que hables, lo obtendrás. 
Si sigues diciendo que no soportas tu cuerpo, tu cuerpo puede enfermarse. 
Si sigues diciendo que no aguantas tu carro, tu carro puede ser robado o descomponerse. 
Si sigues diciendo que estás quebrado, sabes qué? Siempre estarás quebrado. 
Si sigues diciendo que no puedes confiar en hombres o mujeres, siempre encontrarás alguien en tu vida que te lastimará o te traicionará. 
Si sigues diciendo que no encuentras trabajo, seguirás desempleado. 
Si sigues diciendo que no puedes encontrar alguien a quien amar o crea en ti, tus pensamientos atraerán mas experiencias confirmando tus creencias. 
Haz tus pensamientos y tus conversaciones más positivos y guárdalas con fe, esperanza, amor y acción.
*No tengas miedo de creer que puedes tener lo que tú quieres y mereces.*

Observa tus 'Pensamientos,' Se convertirán en palabras. 
Observa tus 'Palabras', Se convertirán en acciones.
Observa tus 'Acciones', Se convertirán en hábitos. 
Observa tus 'Hábitos', Se convertirán en carácter. 
Observa tu 'Carácter', Se convertirá en tu 'Destino'

Así…. Para prevenir cualquier obstáculo… ¡ Consigue tu propio camino !

¡¡ Disfruta cada minuto de tu vida !!

Cuando el filosofo señala la luna,  el tonto se fija en el dedo. 
'Si no te gusta lo que recibes, revisa muy bien lo que estás dando'. 
'Así como las olas brotan del mar y regresan al mar,  
así nosotros venimos de Dios y regresamos a Dios'  

'Cuando el amor es feliz lleva al alma a la dulzura y a la bondad.' 
No estés ocupado todo el día…comparte éste mensaje de inspiración...
Te aseguro, que muchos te lo agradecerán.
Dios te siga bendiciendo

Regalos de Fin de Año… Recuerdos para guardar

Yo no quiero que se olvide nada.

Pero le tengo tan poquita confianza a mi memoria, que te propongo dividirnos los recuerdos: una vez escribí un pequeño poema con marcador negro sobre el vidrio de un cuadro y en una de esas mañanas agitadas de limpieza general le pasaron un trapo y lo borraron.


Quise volver a hacerlo, armé un rompecabezas de palabras, pero por más que me esforcé, aquel breve poema fue a dar a una caja gigantesca y lejana, que nadie sabe donde está, custodiada por duendes o mariposas, una caja a la que van a dar todas las cosas queridas que se pierden.


No, no me digas que peguemos fotografías en un álbum : en esa caja hay cientos de millones de álbumes de fotografías.
Tampoco me pidas que lo escriba en un cuaderno. En esa caja hay cientos de millones de cuadernos.


Lo nuestro, lo que vivimos vos y yo en estos años de amor, solamente permanecerá vivo si lo anotamos en el corazón.
La mitad de un recuerdo cada uno, y de vez en cuando juntarnos a armarlos, y hacer vivir de nuevo las horas amarillas de sol, las horas celestes de las tardes movedizas como ríos. Las horas de sal no. La sal hace arder los ojos y los pone a llorar.
Yo me quedo con las rosa, vos quedate con el río. Y al unirlos, será el nombre de la ciudad en donde nos conocimos : Rosario.
Vos quedate con el beso y yo con el temblor.
Vos con la música y yo con la letra de las canciones que nos gustan.
Vos con los paisajes montañosos que vimos y que te gustan tanto. Tierras color de malva, de guinda, de esmeralda. Árboles descolgándose hacia los precipicios, pueblitos como hechos de cerámica.
Yo me quedo con el mar. El mar es una parte de mi cuerpo. Es lo que dentro de mi batalla y clama, lo que a veces me empuja por la calle, cantando, lo que lava con magia mi fatiga.
Vos quedate con el gesto posado con que me miro en el espejo y te da risa.
Yo me quedo con la acuarela celeste fuerte de tus ojos y con los redondeles de humo que dibujas en el aire cuando fumas.
Vos ordena los cuentos que te hago de mi infancia, los olores del pasto, del jazmín, del chicken pie, la torta de manzana, los escones, el té verde, el maquillaje en polvo, la bolsita con flores de lavanda perfumando las sabanas adentro del ropero con el espejo enorme ... Yo ordenaré los cuentos de tu niñez con espejuelos rotos, rodillas lastimadas, torres de milanesas, obligatoria sopa, un tío llamado Mayo, y un acento español flotando en la casona de la incansable abuela.
Vos quedate conmigo.
Yo me quedaré con vos.
Así, de esta manera, sólo estando juntos podremos ser vos y yo. Y no me digas que esto es una trampa para atarte. Porque yo lo sé bien : sí, es una trampa para atarte. Una de esas trampas sin malicia, totalmente permitida en el amor.

Poldy Bird

 

 

Esto me llega como regalo de Fin de Año.

Trampa sin malicia como a la final todas son.

Y cuando la tarde se esconde, cuando ya no queda sol…

prevalecen los recuerdos…

y de la foto… el pendón…

EL MOLINETE DE RODILLAS

Por Ernesto Gutiérrez - México

[ 02/01/2011 ]

El maestro de Saltillo, Fermín Espinosa “Armillita”, fue un torero que además de su poder con los toros, tenía un gran repertorio de suertes. Es, tal vez junto con Carlos Arruza, uno de los toreros mas largos que haya existido en la baraja taurina mexicana, resultando difícil el recordar una suerte, tanto con el capote como con la muleta, que no dominara.

Pero, como en esta tierra de Dios siempre se encuentra alguien que no está conforme con lo que acontece en el ruedo, los partidarios de otros toreros, en su tiempo, criticaban a Fermín Espinosa de cierta frialdad no compatible con el arte de la emoción taurómaca.

Pero del mismo modo que por durante 25 años, “Armillita” alternó con todos los toreros que pasaron a la historia taurina y que se convirtió en una pauta para medir su grandeza torera, así también creo una suerte para ser ejecutada al final de las faenas, cuando el entusiasmo del público debe de llegar el tono adecuado al sacrificio del toro.

Aquellos aficionados que tuvieron la gran fortuna de vivir lo que se conoce como la época de oro del toreo en México, pero que tenían toreros preferidos como  Garza o Alberto Balderas, “El Soldado” o Silverio Pérez, abandonaban sus asientos cuando “Armillita” se hincaba de rodillas y se pasaba al toro por la espalda, antes de dar unos muletazos de sabiduría torera, para cuadrar al burel y meterle el estoque.

Después, en el transcurso de la semana se discutiría la última actuación de Fermín y tal vez se pensaría si algún torero nuevo le pudiese disputar el trono del toreo al maestro de Saltillo.

Eran tiempos, nostálgicamente ya idos, en que México bullía por la pasión taurómaca…

CARLOS ANDRÉS PÉREZ, HOMENAJE AL AMIGO

Felipe González repasa su relación con Carlos Andrés Pérez y recuerda que le alertó del golpe de Estado que dio Chávez contra él en Venezuela en 1992

FELIPE GONZÁLEZ

El País 28/12/2010 

Ha muerto como un trasterrado sin dejar de mirar a su tierra, Venezuela, a la que dedicó su vida, sus esfuerzos, su pasión. Por ninguna razón merecía ese destino, incluyendo el procesamiento que lo sacó de su segunda presidencia de la República. Cuando se sosieguen las cosas y se vea la perspectiva histórica con cierta objetividad, esto quedará claro.

Carlos Andrés Pérez ha sido mi amigo durante casi cuatro décadas.. Amigo más allá de los acuerdos y desacuerdos y, por eso, amigo. Es fácil hablar de amistad cuando solo hay coincidencias y realmente complicado cuando las discrepancias se manifiestan o cuando las circunstancias de la vida hacen el camino difícil y los que estaban próximos, o algo más que próximos, toman distancias "porque les conviene".También ha sido siempre amigo de España, en el poder y en la oposición; dentro de su país y en exilio. Allá por el año 76, cuando balbuceaba la Transición en España, con el Rey ya en su sitio, pero sin partidos legalizados que articularan el pluralismo democrático, me trajo en su avión, procedente del Congreso de la Internacional Socialista en Suiza.

El Rey fue a recibirlo, con los rituales de rigor. Convinimos que yo debería descender del avión oficial por otra puerta, con la discreción debida para no interferir en la ceremonia oficial. Una de las magníficas tiras de Peridis ilustra el momento en que el presidente de Venezuela saluda al Rey y le dice "traigo contrabando en el avión". Yo era ese contrabando. Naturalmente desaparecí de ese escenario sin que nadie se percatara, salvo por sus palabras y la risa del Rey. Hasta la primavera siguiente no se produjo la legalización de los partidos.

La anécdota ayuda a comprender la personalidad arrolladora de CAP, como todo el mundo le llamaba. También su pasión por las libertades democráticas y, lo que antes decía, su sentido profundo de la amistad..

Nos separaban 20 años de edad, llevaba dos años en la presidencia y tenía 54. Yo viajaba a Venezuela y me recibía a las 5.45, indefectiblemente, después de haber caminado durante una hora - "el presidente que camina" había sido eslogan e idea fuerza de la campaña que lo llevó a la presidencia de la República?. "¿Crees que estarán puestas las calles de Caracas?", le decía cuando me convocaba, recién llegado a la residencia oficial.

Años después, en 1983, yo estaba en el gobierno y CAP en la oposición. Cada vez que me veía o cuando impaciente llamaba por teléfono, insistía en que lo estaba haciendo mal. Reconversión industrial, ajuste económico, reformas de fondo, le parecían un seguro definitivo para la catástrofe electoral. Salvaba siempre la amistad cargando las culpas en los ministros de Economía y de Industria. -Boyer y Solchaga - en aquella dura época de los comienzos del mandato.

Era inevitable que me viera como un joven con poca experiencia que no hacía, como Mitterrand, lo que se esperaba de un socialista. No ponía límites a su crítica, siempre privada y personal, pero implacable. Su mandato presidencial, en aquella Venezuela que se había incorporado al club de los petroleros, que había conformado la OPEP y participado del primer gran salto en los precios, allá por los años 73-74, después de la Guerra de Yom Kippur, estuvo lleno de expansión y crecimiento. Nosotros vivíamos exactamente lo contrario. Llegábamos al gobierno sin habernos ajustado a ese choque y soportando el segundo en 1982.

Por esos años de su primera presidencia, estábamos en un congreso de Acción Democrática y Carlos Andrés, exuberante, repasaba la situación internacional, tocándolo todo, desde Singapur a Brasil, pasando por África y Europa. Gonzalo Barrios, viejo y sabio dirigente del partido, comentaba a mi lado, con su dificultad para articular fluidamente: "Este Carlos Andrés está muy bien; tal vez le falte un poquito de ignorancia".

Con CAP viví los momentos cruciales de la caída de Somoza y del triunfo sandinista, la guerra terrible de Centroamérica, los esfuerzos para enderezar la paz, el apoyo a las elecciones que le dieron el triunfo a Violeta Chamorro en Nicaragua y su afán por darle seguridad, que tantos y dramáticos disgustos le costó. Con él estuve en el primer aniversario de ese triunfo sandinista y en su reencuentro con Fidel Castro, con ese motivo.

Habían compartido exilio y después duros enfrentamientos por la presencia de la guerrilla procubana en la naciente democracia venezolana que presidió Rómulo Betancourt. Habían sido amigos en el exilio compartido y enemigos enfrentados con violencia en el poder, contraponiendo la revolución democrática de Venezuela a la revolución comunista de Cuba. Aquellas horas de charla y discusión, hasta la madrugada, se me quedaron grabadas para siempre. La dureza de los enfrentamientos se disolvía en una discusión caribeña, de viejos luchadores que habían optado por caminos distintos, e incompatibles - democracia o dictadura-.

Como sería interminable el relato, quiero revelar un momento crucial de su segunda presidencia, en la que también se cruzaron nuestras experiencias vitales. En ese periodo, 1989-1993, CAP emprendió políticas de reformas estructurales y de ajustes económicos en una dirección totalmente diferente de las que caracterizaron al primero. Por primera vez coincidíamos al frente de las responsabilidades de gobierno. Debo añadir que lo que hacía me parecía necesario y se parecía mucho más a las políticas que habíamos hecho nosotros y que, como dije, él criticó con dureza en 1983, 1984 y 1985. Estábamos más cerca, no en la amistad que era la misma, sino en el análisis de lo que había que hacer para desarrollar la economía y crear valor para mantener la cohesión social.

Después de los disturbios que se conocieron como El Caracazo, protestas sociales contra las políticas de ajuste que se saldaron con una oleada de violencia y decenas de muertes, lo llamé por teléfono para tratar de informarle de algo muy grave que me estaba llegando. Le advertí de que no era apropiado que le pasara la información por esa vía y decidió mandarme a una persona de su confianza. Le hablé a ese enviado de lo que sabía: los preparativos de un golpe militar inmediato. CAP había entendido mi preocupación y el enviado ya tenía preparada su respuesta. Lo negó resueltamente y me pasó el mensaje del presidente de que no había ningún riesgo de movimientos militares. Un par de meses después se produjo la asonada del teniente coronel Chávez, hoy presidente.

Varias veces, con CAP fuera de su país, comentamos este suceso dramático. Y hace poco más de cuatro años, también lo hablé con Chávez, en un encuentro personal en Caracas, con el propósito de conocer si él sabía que yo le había advertido a CAP de que se preparaba un golpe contra él. Me dijo Chávez que él no sabía que yo le había advertido a CAP, pero que no le extrañaba de que no lo creyera. Era la posición oficial, me dijo.

Carlos Andrés, incansable en su lucha por la libertad y la justicia, con sus aciertos y sus errores como todos los líderes importantes, reposa ya de su larga vida, pero no lo hará definitivamente hasta que lo que queda de él llegue a su Venezuela.

Felipe González fue presidente del Gobierno español entre 1982 y 1996.

2 de Enero. El poder de la mente



Un científico de Phoenix, Arizona, USA,  quería probar una teoría.

Necesitaba un voluntario que llegase hasta las últimas consecuencias.
Lo consiguió en una penitenciaria. Era un condenado a muerte que sería ejecutado en la penitenciaria de San Louis en el estado de Missouri
donde existe la pena de muerte ejecutada en la silla eléctrica.

Le propuso lo siguiente:

Participaría en un experimento científico, en el cual sería hecho un pequeño corte en la muñeca, lo suficiente para gotear su sangre hasta la última gota.

Tenía la probabilidad de sobrevivir, en caso contrario, fallecería por pérdida de sangre, o sea una muerte sin sufrimiento ni dolor.

El condenado aceptó, pues era preferible eso a morir en la silla eléctrica, además tenia chances de sobrevivir.

Le colocaron en una cama alta de hospital y le amarraron para que no pudiera moverse.

Hicieron un pequeño corte en su muñeca. Debajo colocaron una pequeña vasija de aluminio.

Se le dijo que oiría su sangre gotear en la vasija.

El corte fue superficial y no alcanzó ninguna arteria o vena, pero fue lo suficiente para que el reo sintiera que su pulso se había  cortado y que estaba sangrando. 

Sin que él supiera, debajo de la cama había un frasco de suero con una pequeña válvula.

Al cortar el pulso,  abrieron la válvula del frasco para que creyese que era su sangre la que caía en la vasija.

En verdad, era el suero en la vasija que goteaba con cierta frecuencia de gotas por minuto.


El científico, sin que el condenado lo viera, cerraba poco a poco la válvula y el goteo disminuía.

Mientras tanto el condenado creía que era su sangre la que estaba disminuyendo.

Con el pasar del tiempo fue perdiendo color, quedando cada vez más pálido.

Cuando el científico cerró por completo la válvula, el condenado tuvo un paro cardíaco y murió,  sin ni siquiera haber perdido una gota de sangre.


El científico consiguió probar que la mente humana cumple, al pie de la letra, todo lo que le es enviado; que todo ello es aceptado por el individuo, sea positivo o negativo, y que tal acción envuelve a todo el organismo, sea en la parte orgánica o psíquica.

 
Esta historia es una alerta para que filtremos lo que llega a nuestra mente y la forma en que llega, pues ella no distingue lo real de lo fantástico,
lo cierto de lo equivocado, simplemente graba y cumple lo que le es enviado.

"Quien piensa en fracasar, ya fracasó antes de intentar".

"Quien piensa en ganar, lleva ya un paso adelante"

THAYS PEÑALVER | EL UNIVERSAL

jueves 30 de diciembre de 2010  04:37 PM

Estimado Presidente, deseo ofrecerle mi más sincera disculpa, a la espera que el resto haga lo mismo. Digo esto último, porque las dos millones de familias que hoy viven en las casas que don Luis, don Rafael, don Jaime y usted construyeron no salieron en su momento a defenderlos y eso que a veces hasta olvidadizas fueron las cuotas. Tampoco salieron los millones que gratuitamente salvaron sus vidas en los hospitales ni los miles que se graduaron en las mejores universidades del exterior. Mucho menos lo hicieron los 15 millones que se educaron gratuitamente ni los dos millones de profesionales que se formaron sin pagar un centavo, en fin absolutamente nadie salió en su defensa.
Le ruego que no crea que es algo personal, no lo es. Esto ha sido el sino terrible de los venezolanos que nunca hemos querido tener un País porque somos más propensos a la barbarie que a la civilización, por eso no nos gusta hablar de nosotros, preferimos buscar siempre un culpable y olvidarnos que entregamos a Miranda a los españoles acusándolo de traidor siendo el primero en morir fuera, luego expulsamos nada menos que al Libertador, quien muere con una camisa prestada. ¿Ha leído usted la prensa de la época? Lo llamamos "traidor y tirano", igual que a Páez quien muere en Nueva York desterrado como Vargas y Soublette. Por eso le digo que no es personal, porque usted también muere en el exterior como casi todos los presidentes anteriores y con características muy similares.
Fíjese, a Monagas lo enjuiciamos y murió en una cárcel pública y a sus sucesores Castro y Tovar también los juzgamos por traición y los exiliamos. Y ¿qué me dice de Juan Crisóstomo quien fue renunciado al igual que usted? A Guzmán Blanco lo echamos y murió en París, Rojas y Andueza fueron los siguientes renunciados y exiliados, a su sucesor Crespo lo matamos. Cipriano Castro salió exiliado muriendo como usted fuera de su Patria. De allí vino Gómez quien como sabe, gobernó hasta su muerte gracias al inmenso chorro petrolero, que a mi juicio fue el "gran y único pacificador" y no él como nos lo han hecho creer.
¿Qué vino luego? Pues que derrocamos o enjuiciamos a Contreras, a Medina, a Gallegos y matamos a Delgado Chalbaud. Pérez Jiménez fue derrocado, enjuiciado y murió en Madrid. Betancourt después de un atentado y varios intentos de golpe, no lo sacamos pero también muere fuera y desencantado. Le toca a usted su turno en esta lamentable cronología: Golpe de Estado, renunciado, enjuiciado, preso y expulsado. ¿Ve? No es nada personal. Fíjese en Lusinchi, también tiene un juicio pendiente.
Usted dirá: "¡con los copeyanos nos hemos topado! al menos murieron en sus casas de toda la vida". Pues no es tan así, los odiamos tanto como al resto y muy probablemente cuando se los encontró hace poco le dijeron: "hubiésemos preferido otra muerte".
Váyase tranquilo Presidente, que aquí no está pasando nada que no haya pasado antes. La Presidencia de Venezuela no es otra cosa que un deporte extremo donde los venezolanos nos encargamos con tabla rasa de "elegir" para luego enjuiciar, derrocar o matar a nuestros líderes con afanosa tendencia suicida. Recuerde la profecía del Libertador: "Venezuela caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas". Como ve, la culpa es totalmente nuestra, porque debimos advertirle cuáles eran las reglas de este juego perverso de montar presidentes para derrocarlos después.