A la canción “Patria mía” la conocí en mi juventud. Nos la presentaron unos instructores de la vieja Escuela; su simple melodía, pegajosa y repetitiva, se adentraba en el cerebro permitiendo que la idea se fuese atornillando en las neuronas.
Oh, Patria mía… tres sonidos simples, pletóricos de significado, cada uno con sentido propio.
El “Oh”, exclamativo, tal como en el cuento de las cien mil moscas, expresable en cualquier tono: informativo, irónico, epopeyico, altisonante, entristecido, perplejo, en fin, valido para cualquier estado de animo y por lo tanto útil, muy útil, para apuntar hacia lo que nuestro cerebro y nuestro corazón este indicándonos como lo adecuado.
“PATRIA”… Amalgama de los conceptos de territorio, gente, tradiciones, leyes. La patria y la nacionalidad son, como la individualidad, hechos naturales y sociales, fisiológicos e históricos. Vocablo que permeaba nuestra mente abstrayéndola de coqueteos hacia el patriotismo de estado que no es mas que una distorsión en favor de una minoría que se dice ser la pensante y se atribuye derechos casi divinos, en su propio beneficio.
“MIA”. Dice la canción: “Con lo mío, mío, mío, Con lo mío no se meta… caray…“. Sabiduría popular encarnada en sus ideas simples y de mayor arraigo. Eso mío que traigo en los genes, mi gente, mi tierra, mis tradiciones, mis costumbres. Eso por lo que estoy dispuesto a seguir cantando el resto de la canción.
“Oh Patria mía, Patria querida
Voy a la guerra, a luchar por ti
Y cuando vuelva, sin que seas vencida
Oh Patria querida
Velare por ti…”
Parafraseando a Mijail Bakunin:
“…Una patria representa el derecho incuestionable y sagrado de cada hombre, de cada grupo humano, asociación, comuna, región y nación a vivir, sentir, pensar, desear y actuar a su propio modo; y esta manera de vivir y de sentir es siempre el resultado indiscutible de un largo desarrollo histórico. Por tanto, nos inclinamos ante la tradición y la historia; o, más bien, las reconocemos, y no porque se nos presenten como barreras abstractas levantadas metafísica, jurídica y políticamente por intérpretes instruidos y profesores del pasado, sino sólo porque se han incorporado de hecho a la carne y a la sangre, a los pensamientos reales y a la voluntad de las poblaciones…”
“..La responsabilidad histórica de toda nación. La dignidad de toda nación, como la de todo individuo, debe consistir fundamentalmente en que cada uno acepte la plena responsabilidad de sus actos, sin tratar de desplazarla a otros.”
La canción me dice que VOY a la guerra, no me dice que VAMOS a la guerra, me dice que es MI decisión el ir a la guerra, es MI libre albedrio el que me impele a ir a esa guerra y VOY a luchar por ella, por la patria, por MI PATRIA, por mi patria, no por la camarilla que este gobernando.
Y cuando vuelva, sin que seas vencida…
Que me estoy planteando? Volver “solo” como vencedor, es decir que estoy programándome para enfocar todos mis esfuerzos en ese sentido. No estoy diciendo que el fin justifique los medios. No hay justificación para tal cosa. Estoy diciendo que como hijo de esa patria tendré que buscar los medios adecuados para conseguir el fin, en la mas absoluta concordancia con nuestras propias y mejores tradiciones. Estoy diciendo que la condición “sine qua non” es retornar solo como vencedor.
De seguro que quienes manejan el balompié no piensan nunca en estos términos y están tan acostumbrados a disculparse por los resultados que consiguen, que ya no hace mella el ganar o perder. No importa que el ridículo sea generalizado. Ya solo pensamos en negociar un empate, aceptar que el juego de hoy no es tan importante, tratar de convencer que a determinados jugadores hay que protegerlos para que puedan conseguir dinero con sus otros equipos. Como si cargar la camiseta nacional fuese un castigo.
Idílicamente siempre he imaginado que cuando nuestro equipo se baja del avión que lo trae del exterior, luego de haber perdido lastimosamente un juego, deben encontrar al salir del avión, grandes ambulancias, con todas las facilidades medicas posibles, para que los transporten hacia los hospitales donde les trataran de todas las quebraduras óseas que presenten, les coserán todas las cortaduras y, en suma, los volverán a la vida.
Esto de que “Jugaron como nunca y perdieron como siempre” no me suena honesto para con la entidad a quien representan: “La Patria”.
Hay que tener una cara muy dura para soportar bajarse de un avión luego de acuñar una apabullante derrota. Pero la culpa no es de los jugadores.
En lo taurino se dice que “Hay gente para todo” y esta máxima la comprobamos a cada rato. Deberíamos buscar jugadores que sean magníficos, que estén dispuestos a dar la vida jugando por su camiseta. Deberíamos buscar entrenadores y dirigentes técnicos que se desvivan por sus jugadores, que busquen ganar en buena lid, que no acostumbren a los jugadores a negociar los juegos, que no acepten la mediocridad, ni la malacrianza, ni el divismo de las súper súper estrellas.
Deberíamos tener funcionarios públicos en el deporte que pongan un veto a que el equipo nacional viaje a pasear, que impidan que el numero de los acompañantes de los equipos sea mayor que el de los jugadores, que entiendan que la política debe ser proscrita del deporte, en todos los niveles.
Es preferible no asistir que ir a poner la torta. Es como ir a la guerra, sabiendo de antemano que vamos a perder. Esto tal vez lo acepten los políticos, pero no tiene porque aceptarlo LA PATRIA.
Oh Patria Mía.
tiempo ha que no me estremecian los recuerdos. vieja cancion que interpretabamos en las largas caminatas de entrenamiento en orden abierto. oh patria mia como me pones tanta nostalgia en mi alma. hermano que escribes yo te agradezco que me has hecho vibrar a mis 70 años como cuando tenia 20 Dios te bendiga.
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