La semana pasada me llené de gusto al compartir con muy buenos amigos una actividad en la que mostraban su regocijo al bautizar dos libros y un CD de música criolla interpretada con guitarra clásica.
La cita fue el 14 de enero a las 19:30 en el Salón Mérida, del Mérida Country Club, bajo el patrocinio del Country Club y de la Fundación Cultural Cristiana Betania.
Se bautizaron los libros “ Sonetos sobre aforismos propios” del Dr. Hildebrando Rodríguez y “Silencios de un profundo amor” del Ing. Carlos Rodríguez Sánchez. Y en el marco del concierto de Música Venezolana con el celebrado guitarrista Daniel Marchan se presento el CD “Daniel Marchan …de mi guitarra”.
A pesar del racionamiento de electricidad al que estamos sujetos, el Club, con su proverbial previsión, tenia encendida la planta de emergencia y el apagón no fue óbice para la perfecta puesta en escena de la magna función que esperábamos.
Como maestro de ceremonias fue designado el colega Germán Uzcategui Rivas y, ante la ausencia del presidente del club, tomo la palabra el Lic. Hugolino Sosa, Director de cultura y deportes del Country, con sus muy acertadas palabras de bienvenida y de presentación se dio inicio al acto.
Correspondía, según el programa presentar el libro del primero de los autores y aparecía en el programa el Ing. Carlos Rodríguez Sánchez para tal fin. Difícil encomienda pues desbordan los sentimientos cuando se trata de elogiar al cabeza de familia y es uno de sus hijos quien tiene tal tarea. Pues bien, la encomienda la cumplió de maravilla, con palabras llenas de mesura y, al tiempo, llenas de cariño filial, supo hilvanar la historia del hombre, profesional, poeta, músico, padre, maestro, mecenas y de lo que su obra ha representado y representa para la región y el país. Al final invitó a sus hermanos a hacerse presentes y apadrinar el libro de su padre. Un gesto magnifico de la familia.
Invitó el maestro de ceremonias al Ing. William Lobo, Presidente de la Academia de Mérida para que, a su vez, presentara el libro del Ing. Carlos Rodríguez Sánchez. Las palabras del Presidente de la Academia de Mérida fueron un retrato tanto del homenajeado como del mismo Presidente, quien nos tiene acostumbrados a estos juegos florales donde conjuga al individuo, su momento, la ciudad, la obra, la familia y la generosidad de la merideñidad que no escatima elogios a quien los merece. Se habló de los premios internacionales recibidos por Carlos y de los que vienen ya anunciados. Afloró la vena poética y nos deleitamos escuchándole. Se llamo a la esposa e hijos y se procedió al bautizo.
Para la presentación del Maestro Daniel Marchan invitaron al también Maestro Amílcar Rivas. Músicos entre Músicos, familias de Músicos, honra de este su lar. Recuerdos de infancia, de inicios en la difícil senda artística, esperanzas que se concretan y notas fluyendo sin parar. Fue el recuento de vidas llenas de éxitos luego de la preparación exhaustiva. El porqué de la guitarra clásica, los andares por esta tierra y la madurez de ambos como interpretes, cada uno en lo suyo.
Tomó la palabra Hildebrando y agradeció en nombre de los tres. La emoción embargaba a todos los presentes. Sobran mis palabras, soy un ANDIGENA y un acto como el que se presencio esa noche, llena de orgullo a los ANDIGENAS y se siente, realmente, la satisfacción de lo propio.
Y el concierto?
Si lo que esperábamos era una magna función, creo que nos quedamos cortos con lo que esperábamos. Fue un concierto para recordar y recordar. Se tocaron fibras muy profundas y las cuerdas resonaron en nuestros cerebros llevando el mensaje de la creación de lo que nos es mas caro: nuestra nacionalidad. En cada nota, punteada magistralmente, nos vimos la cara todos los presentes. Esa es la muestra de la Venezuela que todos queremos, la Venezuela de TODOS, la del esfuerzo, la de la entrega, la de la voluntad, la de la búsqueda de lo optimo en cada quien, en cada profesión, en cada aliento.
Los arreglos del Maestro, escuchados esa noche, nos hablaron del optimismo al creer en nosotros mismos.
No fue precisamente fácil el programa que escogió el Maestro.
Tatiana, Andreina y Petronila, aun deben estar bailando su Vals, girando entre las vueltas del pentagrama, tal como nuestra sangre hervía en alegría con el Seis por Derecho. Como colofón y final de fiesta, nada menos que Venezuela, con toques de Himno. Aplausos y aplausos y aplausos. Corazones henchidos del gozo de ser compatriotas y estar disfrutando de la PATRIA.
Nada mas.
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