Una mañana le pregunte a Mamá a ver si me podía comprar un teléfono y me contesto que “después, porque en ese momento no tenia dinero. Yo, triste, entendí la situación que se presentaba. Pasaron los días y le volví a preguntar si me podía comprar el teléfono a lo que me respondió que no y me dice “¿Para que quieres un teléfono? Le respondí que para llamar y enviar mensajes. Me dijo “Pero, para que comprártelo si puedes ir a una mesa donde alquilen teléfonos…” Triste le respondo: “Deja los peros, dime si o no”. Me dijo “No”, no le insistí mas sobre el tema.
Transcurrieron semanas y Mama me dice: “Marco, te tengo una sorpresa, cierra los ojos y estira las manos”. Pensé, “Que será, que será…”. Me dice:”Abre los ojos…” y me encontré con que era el teléfono que tanto había deseado. Saltando de alegría le dije: ”Gracias Mamá”.
Primer escrito de Marcos Daniel, futuro escritor de grandes novelas.
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