Llevo días tratando de hilar unas líneas sobre nosotros los llamados mamíferos “superiores”.
Llevo días, ¿eso que significa? ¿que transporto las unidades de tiempo cuando intento ejecutar otra acción?
Llevo días tratando, o sea que: o no he sido capaz, o no soy el idóneo, o no estoy preparado y el esfuerzo me hace ver como indolente pues no he tratado con la debida fuerza para alcanzar mi objetivo, y punto…
Llevo días tratando de hilar… ¿cual de los hilares? ¿ovillar,envolver, devanar, enroscar,rehilar, retorcer,elaborar? acción que, a ojo de buen cubero, significa básicamente, tomar el toro por los cuernos y retorcerlo hasta hacer aparecer, como político en campaña, cualquier desbarajuste de ideas que me sirva para algún propósito instantáneo. Nadie dice que debe ser cierto, o bueno, o ético, o ajustado a leyes, solamente que, como si fuesen hebras, he de tomar las palabras y formar con ellas un documentado expediente donde las coloque en un orden tal que todas propendan a dar base a la muy escurridiza y peregrina idea que, por alguna razón desconocida, afloro en mi mente. Al menos este párrafo me resulta positivo, ya acepto que por mi atormentado cerebro pueda transitar sin problemas lo que siempre es motivo de tantas carcajadas, un anteproyecto de idea. (Frase famosa de principios de los años setenta)
Llevo días tratando de hilar unas líneas sobre nosotros… sobre nosotros… vuelvo a definirme como parte de un grupo, no es solo de mi esencia unipersonal absolutamente egocéntrica, de lo que quiero hablar, es de algo que nos atañe a muchos, y que a lo mejor no será del agrado de muchos, y con toda razón… porque, no todo el mundo acepta gustoso que le llamen mamífero, por muy superior que se le diga que es. Precisamente, tiene que ser así, puesto que la mayor de todas las diferencias que tenemos con los otros mamíferos, no tan superiores, estriba en que, a nosotros, con orgullo este nosotros, nos regalaron el libre albedrio y nos echaron al mundo para que nunca dejáramos de discutir y argumentar.
Entonces, a lo que vamos… somos mamíferos y esto viene de mamar, que no de otra cosa. Esta succión que la naturaleza nos enseña para sobrevivir es común para muchas especies de animales y establece un vinculo físico y psíquico entre las madres y las crías. Estamos hasta la coronilla de las frases que promueven la lactancia materna y, últimamente, estamos ante una campaña para prolongar esa época, “mantener al niño lactando tantos años como sea posible”. Dicen los científicos que esa manera natural de alimentar es la mas sana, la mas beneficiosa para las crías. Dicen los detractores que es inconveniente para las madres por lo doloroso que resulta después que han brotado los dientes de las crías, o que ocasiona problemas en las mamas de las madres, bien sea de belleza o simplemente de deformación. Hay muchos argumentos y cada quien repite los que le gustan. Lo único realmente cierto, que no acepta razones inútiles, es que la leche es producto corporal de las madres, madres que son, desde luego, mamíferos. La leche materna es un producto animal.
Luego del genial descubrimiento hecho en el parrafito anterior, y regodeándome por el éxito alcanzado, he de colocar el complemento a toda esa enjundiosa hilada: Nacemos como mamíferos y, a pesar de haber consumido por varios meses los efluvios sanguíneos de la madre, apenas al asomarnos al mundo externo nuestro ADN nos motiva y comenzamos a succionar, automáticamente, solo se requiere que alguien nos ponga a la mano, o mejor dicho, a la boca, el objeto especifico de trasiego necesario para completar la acción y ya todo lo demás se hace automático. En traducción simultanea e instantánea decimos entonces que nacemos como carnívoros y todos sabemos del dolor del destete para las crías.
Si las vacas, con todo respeto, tuviesen otro sistema de agarre, como el de los felinos, por ejemplo, es muy posible que su alimentación no fuese tan herbívora. Hahh,es que hay otros alimentos en el mundo conocido. Hahh, y para que sean comestibles hemos encontrado que generalmente deben estar muertos… y/o en proceso de descomposición… Vegetales, animales, minerales… Como finalmente nos hemos dado cuenta, los mamíferos y otros animales que utilizamos para consumir como alimentos, sufren verdaderos desastres físicos y psíquicos al momento de ofrendar sus vidas en pro de nuestra vida, eso es tan notorio que ha motivado a una serie de campañas para ir en contra de la crueldad para con los animales. En esas campañas se hace alusión, mayormente, a los aullidos y demás muestras sonoras del implacable proceso de crueldad infinita conque se les trata. Nos es ingrato imaginarnos una línea de producción de pollo empaquetado, no nos gusta pensar en la cadena que los lleva hasta el sitio donde se les hace el corte para desangrarlos, tampoco pensamos en los mataderos industriales, mucho menos queremos ser testigos de la muerte de los delfines, pero, sin compasión, desayunamos con sus huevos y demás productos derivados de su muerte. Totalmente diferente es nuestra actitud hacia los vegetales. Como no los escuchamos ni observamos sus movimientos de defensa, imaginamos que van deseosos al sacrificio, que entregan sus frutos con cariño, sonriendo para sus adentros, sintiéndose realizados porque se les halla arrancado de la tierra para enriquecer un caldo o cualquier otro plato. ¿Como pensaríamos si pudiésemos escucharles?
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