El conjunto de palabras que ahora transcribo se le atribuye a ALBERT EINSTEIN y, cuando algo ocurre de esta manera, pretendemos asumir la autoridad que durante su vida y, por sus logros, se ganó. No sabemos si realmente lo escribió, ni las condiciones en que se encontraba en ese momento, ni la motivación especifica que podía estarle royendo el cerebro; pero nos gusta como mensaje y queremos pasarlo a los demás esgrimiendo la fuerza de SU autoridad, tratando de reforzar las ideas que nos gustan, buscando que quienes lean el material se insuflen con la idea y reaccionen de forma tal que contribuyan a la causa del querer vivir en paz, armonía, concordia, superando situaciones negativas, caos, desaliento…
Las procesiones marchan por dentro y la vida, ese precioso regalo de Dios, nos exige comportarnos a la altura de las circunstancias, adoptando formas y maneras que contribuyan al bienestar del conglomerado en el cual nos desenvolvemos.
Una frase también huérfana nos indica que la insania mental se evidencia en muchos casos por la continua forma de repetir la misma solución para todo lo que nos sucede. Echarnos a dormir y esperar a que otros solucionen nuestros problemas es, sin duda, una solución… pero, ni es la única, ni es la mejor, y no se requiere ser un EINSTEIN para entender que no podemos dejar las soluciones de nuestros problemas en manos de otros, en manos del destino(?), a la buena de Dios.
“A Dios rogando y con el mazo dando” es un dicho más viejo que el chivo del almanaque y además, en nuestra cultura post hispánica repetimos la frase, otra huérfana, “Natura no da, Salamanca no presta”. No podemos pretender que nos dejemos estar a la sombra de personas que, aparentemente, no recibieron del Creador los talentos requeridos para desempeñarse al frente de las sociedades; personas cuya ética y moral hemos conocido a través de sus “obras” y “palabras” y de quienes tenemos serias dudas sobre sus reales motivaciones, o, conociéndolas, nos producen asco por su antagonismo con todo lo que representan nuestros valores históricos.
Entonces, ALBERT EINSTEIN nos indica:
“No pretendamos que las cosas cambien si siempre “Hacemos lo mismo”. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos.
La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura.
Es en la crisis cuando nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias.
Quien supera la crisis se supera a si mismo sin quedar “superado”. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.
La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El problema de los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones.
Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay meritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.
Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de eso, trabajemos duro.
Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla.”
A E
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