Hace algunos años preparé un programa de la serie El Minuto BCC orientado hacia la Humildad Colectiva y su capacidad para brindar un poco de felicidad a los pueblos en base al control natural del ego. Apostaba a que los oyentes pensarían en la idea y me escribirían, para refutarme seguramente. Pero no fue así, algunos conocidos que escucharon el programa me telefonearon y, por esa vía, compartieron sus ideas conmigo argumentando de entrada que el solo hecho de discutir los famosos 10 principios de la mentada “Ley de Jante” ya nos colocaba en un estamento diferente en el “nosotros”.
Estrictamente hablando, la famosa Ley, no existe en realidad, nunca ha existido, solo se presentó en un libro, como parte de un escrito global, totalmente fuera del concepto legal o institucional de sitio alguno.
Pero, lo interesante del caso es que la gente de la zona la fue tomando como Ley de Vida y trató de amoldarse a ella, eso trajo como consecuencia una forma grupal de accionar ante las situaciones y ante la vida practica, diferente a la que normalmente se vive en otras zonas.
La '''Ley de Jante''' es un concepto creado por el autor danés / noruego '''Aksel Sandemose''' en su novela "Un refugiado sobre sus límites” (1933) en la que retrataba su ciudad natal a principios del siglo XX.
Aunque en realidad existen 10 normas diferentes en la ley de Jante, se habla de ella en general como si se tratara de una sola cosa. La palabra danesa ''loven'' significa la ley. Las normas con las siguientes:
1- No debes pensar que ''tú' eres especial.
2- No debes pensar que ''tú'' estás en la misma situación que ''nosotros''.
3- No debes pensar que ''tú'' eres más listo que ''nosotros''.
4- No fantasees con que eres mejor que ''nosotros''.
5- No debes pensar que sabes más que ''nosotros''.
6- No debes pensar que eres más importante que ''nosotros''.
7- No debes pensar que eres bueno en nada.
8- No debes reírte de ''nosotros''.
9- No debes pensar que nadie se preocupa por ti.
10- No debes pensar que ''tú'' nos puedes enseñar nada.
Esta ley impregnó las culturas danesa, noruega y sueca, países en los que se desaprueba que una persona se considere mejor o más inteligente que las demás.
Hoy día, cuando vivimos en un mundo donde la humildad no es el patrón general, se nos hace difícil digerir la idea pues nos hemos acostumbrado a una supuesta competencia en todos los ámbitos, en la que se requiere que constantemente estemos demostrándole al mundo que somos una maravilla, que somos infalibles, y que solo nos falta para ser dioses el estar en el cielo…
Pero el “Nosotros” esta presente en todas partes, dándonos una perspectiva grupal para todas nuestras acciones y esto merece que se le preste mucha atención.
El concepto de humildad tiene una doble(?¿) cara que dialécticamente permite construir y derribar castillos.
Tomando conceptos de Wikipedia vemos que
La humildad en la filosofía
Kant se encuentra entre los primeros filósofos con una concepción de la humildad como meta-actitud que proporciona a la gente la perspectiva apropiada a la moral. La noción de Kant es la humildad como virtud central en la vida.
Mahatma Gandhi sugiere que la verdad sin humildad es corrupta y deviene en caricatura arrogante de la verdad
La humildad es una virtud central en el taoísmo. La frase siguiente describe como debería entenderlo una persona de acuerdo a las enseñanzas del Tao Te Ching (77.4):
Una persona sabia actúa sin proclamar sus resultados. Archiva sus méritos y no se queda arrogantemente en ellos, no desea demostrar su "superioridad" ante los demás.
Nietzsche escribió sobre la humildad como una debilidad, una falsa virtud que escondía las decepciones en su interior.
Santa Teresa de Jesús define la humildad como "andar en verdad".
Para el catolicismo es una virtud capital que define el modo en que debemos relacionarnos con Dios y con el prójimo. Reconociendo nuestro pequeño papel en la creación nos acercamos objetivamente al mundo visible. Y es este sabernos pequeños el que nos hace descubrir realidades que nos superan, transcienden y engloban.
Los grados de la humildad son: conocerse, aceptarse, negarse a sí mismo y finalmente darse.
Adicionalmente, hoy escuchamos a la plaga política dirigiéndose a los más HUMILDES, connotando a los pobres a quienes ellos no han podido resolverles el problema existencial.
El aspecto mercantilista ha dado lugar a demostraciones de humildad que signifiquen el desprendimiento de los bienes mundanos, o la carencia de ellos. En este sentido de las definiciones, llevamos todos los años que han transcurrido en el mundo luchando por ganar una guerra de palabras que no representará ganancias para nadie, luchando por mantener el ego de la población en su mas alto nivel y viendo a quienes practican esta virtud como enemigos potenciales.
Aunque la vida nos demuestra a cada paso que vivimos mejor si somos humildes y vamos hacia el “nosotros”, con la cara alta y decididos, nos empeñamos en querer ser los actores principales de un monologo de vida en el que no hay actores secundarios que compitan con nuestras actitudes y, como para eso tenemos que ser LA figura, no aceptamos contrapartes, desperdiciando las bondades del trabajo en equipo, la coordinación, la sumatoria de posibilidades. El logro de esta negación es el fomento de la discusión a todo trance y sobre todas las cosas.
En estas primeras 900 palabras ya he infringido la Ley de Jante en todos sus aspectos, bien sea por intención, por equivocación, por tontería, por Alzhéimer… Es difícil mantener la sobriedad humilde, no estamos acostumbrados, queremos ser doctos, enterados, sabios, y al mismo tiempo queremos que se nos entienda aun si no nos explicamos en forma coherente.
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