2011/11/15

Los Talivanes…

Les llama la atención el titulo de esta nota?

Está pensada en función de nosotros y no de otros, en función de lo que somos y no de lo que otros quieren para nosotros…

Les cuento: la palabra que utilizo se deriva de “Tal Iván”, diferente del conocido talibán árabe; obedece este nombre a la eterna desvergüenza de no ser responsables de nada de lo que no resulta placentero y agradable en el entorno en que nos desempeñamos. Siempre achacamos estos sucesos deleznables al Tal Iván y lo mencionamos como “el tal Iván”, entonces, cuando en una organización se peca de algo como conjunto siempre existe un “tal Iván” que es realmente el responsable y, adicionalmente, dice la experiencia que a mayor desvergüenza, mayor adhesión a las bandas, esto trae como consecuencia que nos obcecamos en que somos comedores de carne, vegetarianos, caminantes, dormilones, bebedores, fumadores, abstemios,   bailarines, lerdos, acróbatas, tullidos, negociantes, ingenuos, taurinos, anti-taurinos, nadadores, submarinos  insalvables, poseedores de todas las fobias “buenas”, de  condición física extraordinaria, de pensamiento único e inmejorable… En todo caso, de eso que pretendemos ser, entendemos que lo somos en condiciones magnificas e insuperables, y no solo eso sino que, en nuestro grupo, nos cuidamos de no aceptar a nadie que pueda, ni por asomo, competir con nuestra esplendida visión de nosotros mismos.

Y porqué toco este tema?

Tenemos un pequeño grupo de amigos que nos hemos acercado unos a otros porque tenemos, al menos, una cosa en común: disfrutamos de las caminatas de montaña, de las lluvias y del sol, de la neblina y del deshielo, de las noches de fogata, de los chalecos interminables, de la belleza de nuestras amigas, del libre albedrio, de creer en Dios como cada uno tiene a bien, de valernos por nosotros mismos, de tener vergüenza propia y ajena, de llevar comida para que “los otros” coman, de ser guías para todos quienes van, en el momento, pasos atrás en la subida y en la bajada. Disfrutamos de la espera por el compañero que viene fatigado, disfrutamos el momento en que encontramos el paso que se nos había perdido en la subida, la ventana que nunca llegaba, el resbaladero que ha recibido el palo de agua del año… dejamos de escalar, sin falsas pretensiones, solo para ayudar a quienes vienen detrás o están en dificultades…Disfrutamos del ser todos iguales.. el no tener, ni aceptar, cadenas de comando de ningún tipo… por eso estamos juntos haciendo alegremente lo que hacemos.

Y… somos humildes… o al menos aparentamos serlo… da lo mismo que seamos alumnos, a que seamos maestros de escuela… da lo mismo que seamos atletas de alta competencia o que salgamos tan solo uno que otro fin de semana… da lo mismo que seamos médicos, a que seamos pacientes… da lo mismo que seamos premio nobel, a que seamos  obreros de fabrica… en fin, nos juntamos para subir montañas o recorrer caminos o ir a la playa… para disfrutar, no para competir… en ningún ámbito.

Sabemos del valor de la responsabilidad. Nuestras vidas están, en algún momento, al arbitrio de quienes nos acompañan. Por eso le damos tanto valor a la responsabilidad y somos duros, muy duros, cuando se elude y se deja en manos ajenas el trabajo de cada quien. No valen los cuentos de camino… Lo hicimos, bien o mal… no hay medias tintas… No vale la pena ni pensar en palabritas que puedan justificar el que no hayamos cumplido con lo que se supone es nuestra obligación. Si aceptamos el privilegio de conducir algo, en ese mismo instante  perdemos la posibilidad de justificar nuestros errores. El fin ulterior no justifica la acción u omisión que ejecuto, o no, porque mis problemas se circunscriben al cumplimiento de las obligaciones que he adquirido y aceptado con tanto orgullo, o que he aceptado como obligación por cualquier causa ajena a los objetivos del grupo.

Cuando por alguna razón se presenta un problema, es la voz del grupo la que decide.. de lo que he vivido en este grupo, donde por principios no hay reuniones, se llega muy fácilmente a decisiones porque en su mayoría somos personas mayores,  porque no le envidiamos nada a nadie, porque buscamos en los demás el profesionalismo que tratamos de mostrar en nuestra vida particular y publica, porque el grupo no es un trampolín que buscamos para conseguir dinero o para impulsarnos en los negocios ni en la política ni en la vida social. Corro el riesgo de que se me diga que este punto parece la desiderata de una organización de voluntarios a favor de XXX, que es difícil de creer que lo hayamos logrado, que sobrevaluo las actitudes de los demás, que ni yo mismo puedo dar fe de mis deseos.

Ante todo esto, actuando con humildad debo hacer un mea culpa, lo que tenemos es una maravilla, un grupo como el nuestro es difícil de formar, de mantener, de hacer crecer, de prohijar, de cuidar… “SOMOS”, se dice muy fácil, pero SOMOS es un hecho que vale por si, por la SINERGIA, más que por los valores individuales… y este convencimiento solo lo trae la HUMILDAD. Ninguno de nosotros ha sido, es, o será, el padre eterno de la criatura. Como todo ente, crece, se desarrolla, se perfecciona, decae, desaparece… Nuestro humilde aporte ha de ser el de ayudar, en la medida de nuestras fuerzas, a brindar cohesión al grupo, aun cuando desconozcamos cuales son las leyes de la cohesión y aun cuando para que exista esa cohesión debamos desaparecer del grupo.

El grupo de amigos que disfrutamos de la vida de caminatas y montaña sabe que no necesitamos de nadie para hacer lo que hacemos… en la mayoría de nuestras actividades no necesitamos de aportes externos de dinero, no necesitamos de permisos especiales que se deban canalizar mediante la burocracia oficial, tenemos tanta fuerza social como el celebérrimo Club Andino Venezolano, generador y promotor principal de la idea del Teleférico de Mérida, cuyo objetivo primario, inicial, fue el de transportar montañistas por sobre la selva húmeda y hacer asequible la alta montaña.

AHHH, se me olvidaba… somos un grupo de Merideños, de nacimiento, vocación u oportunidad, y eso significa que lo que hacemos es nuestra lucha por lo nuestro… nuestra gota de agua estriba en ir, mostrar, publicitar, nuestros lugares. Sin alharacas de ningún tipo, sin envalentonarnos porque hayamos estado en tal o cual lugar. Nuestro aporte son nuestras conversaciones, nuestras fotografías, películas, videos, el recuento semanal de lo que unos “ciudadanus vulgaris” hicimos la semana anterior; la demostración de que si lo hicimos nosotros, los demás también pueden hacerlo y disfrutarlo.

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