CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ| EL UNIVERSAL
sábado 3 de marzo de 2012 12:00 AM
Los movimientos totalitarios agrupan toda suerte de discapacitados morales y espíritus torcidos. Donde quiera que triunfan, esa Corte de los Milagros utiliza los medios de comunicación para volcar y contagiar su rencor, protegidos por policías, guardaespaldas y toda la arboladura del poder. Cómodamente ultrajan desde ahí.
La Corporación de Radiodifusión del Reich, tenía el monopolio de la radio, eliminó la publicidad, la programación normal y se propuso "crear conciencia política", como VTV. "La radio alemana sirve al pueblo alemán. La que no, desaparece".
Inventaron un receptor de bajo costo, "radio del pueblo", que multiplicó la audiencia. Por tosco era ideal: no sintonizaba frecuencias extranjeras. Revolucionario, nacionalista y socialista. La atronadora voz de Hitler y otros ángeles de la muerte llegaba hasta los confines.
La barbarie de los "medios del odio", pisó tales extremos que los filósofos de Francfort, Adorno, Marcuse, Horkheimer, Fromm, Benjamin, se convencieron que la radio era la bestia negra de la modernidad. Ante la fuerza de las imágenes de la Trilogía de Nuremberg de Leni Riefenstahl, la cineasta personal del Führer, execraron también el cine.
En muchas iglesias europeas, relieves o esculturas medievales representan desagradables hombrecitos con alguna identificación judía, debajo o sobre una gran cochina, en actitudes abyectas y sugerentes. Nuestro máximo hombre nuevo, inspirado tal vez en el Concilio de Trento, vuelve a asociar cerdo y judío. Judensau, o saujude, (cochino judío) bramaba Hitler en sus paroxismos. Estaban obligados a usar una estrella amarilla en la ropa.
Steiner piensa que el prodigioso uso del lenguaje de Hitler era "demoníaco", "parecía que se materializaba dentro de cada hogar". Cree ver en los ojos profundos y el rostro atormentado de Kafka la premonición de los ríos de sangre, espanto y sufrimiento infernal que vendrán. Su obra sería un escalofriante presentimiento del horror nazi.
"Plaga de cucarachas" llamaba Hitler a los judíos. Mucho antes Kafka había descrito la metamorfosis de Gregorio Samsa en insecto, en un estilo áspero, siniestro y sublime, como un Apocalipsis; y La colonia penitenciara era un campo de concentración.
Nadie con la monstruosa riqueza expresiva, violencia y profundidad en la perversión de Hitler: "de cualquier albañal que levantes la tapa, de cualquier piedra húmeda que muevas, debajo de cualquier pedazo de estiércol, saldrá asustado un insecto: el judío". El hombre nuevo venezolano, su discípulo local, lo imita. Habla de escuacas, diablos en sotanas, majunches, apátridas, canallas, burgueses.
A partir de abril de 1994 bajo el gobierno interino del hutu Jean Kambanda, milicias asesinan un millón de tutsis, cuatro quintas partes de los tutsis de Rwanda, 11% de la población general del país. Violaron la inmensa mayoría de las mujeres y de ellas 66% son hoy seropositivas junto con 30% de la población global.
El Gobierno y las milicias contaban con la revista Kangura y una emisora oficiosa, la Radio Mil Colinas o "radio del odio" de varios locutores criminales, violentos, cínicos y apoyados, Jean-Bosco Barayagwiza, Ferdinand Nahimana y Hassan Ngeze preparan a los hutus para perpetrar el genocidio. Deshumanizan al sujeto de exterminio: los tutsis eran "cucarachas", subhombres despreciables, inferiores, de vergonzosas costumbres.
"Imbéciles bebedores de leche" (por ser pastores) y las mujeres "prostitutas fáciles y enfermas". "De las cucarachas no puede nacer una mariposa... solo puede nacer otra cucaracha". Matarlos era combatir la plaga. ¿Estarán aplicando la lección aquí?
"Cien mil hombres deben reclutarse rápidamente para exterminar a los Inkotanyi (... ) porque son tutsis" (4 de junio 1994). "Alguien deberá firmar el contrato para exterminar a los tutsis de la faz de la tierra" (13 de mayo de 1994).
En los 90 apareció la "radio del odio" en EEUU, vinculada, como siempre, a causas nauseabundas. Newt Gingrich, el apaleado precandidato republicano actual (que le pidió divorcio a su mujer en la clínica recién operada de cáncer) y Rupert Murdoch, estimularon por miles, locutores descabellados, racistas y terroristas.
Clinton los emplazó directamente por instigar el atentado contra el edificio gubernamental de Oklahoma Ci-ty. La sociedad democrática, generó anticuerpos, reeligió al Presidente y paró la abominable reacción. ¿Sabe VTV lo que hace?
@carlosraulher
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