Ese país sigue allí mientras millones de venezolanos se van de vacaciones, y seguirá allí el próximo lunes. Es en eso en lo que debemos pensar. Con calma y con espíritu de compromiso
En medio de los numerosos anuncios de operativos de vigilancia para viajeros y de consejos de ser prudentes, nos unimos a llamar a nuestros lectores a tomarse las vacaciones con calma y ser extremadamente vigilantes.
Sería irresponsable no insistirle a los venezolanos en que el país sigue; las procesiones del Gobierno son de expropiaciones, sus oraciones son amenazas. La economía estatal sigue con sus errores y tropiezos, la economía privada sigue reclamando y asustada, los pobres siguen esperando promesas y algunos de ellos cobrando ayudas, los delincuentes y las armas de uso fanático siguen acribillando -y ahora también las de policías en los cuales antes se confiaba algo.
Descansar no significa que se deje de observar y de pensar. Mucho menos en un país que no sólo lleva años en emergencia, sino que ésta crece día tras día, y la mayor alarma es que las respuestas a la emergencia son pensadas más por su impacto en los medios de comunicación y en los sueños de la gente, que por su verdadera capacidad para resolver.
Ese país sigue allí mientras millones de venezolanos se van de vacaciones, y seguirá allí el próximo lunes. Es en eso en lo que debemos pensar. Con calma y con espíritu de compromiso. Porque la verdadera emergencia que tenemos que resolver, es cambiar al país en emergencia.
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