2012/06/01

Comparsa…

Hace ya muchos años, cuando aun en casa se celebraba el carnaval con gusto y alegría, teníamos la costumbre de asistir a las llamadas “fiestas de mamarrachos” que organizaban en uno de los Clubes de la ciudad. Reinaba la animación y se trataba de remedar a personajes que fuesen, o bien de la ciudad o de publico conocimiento… el denominador común era resaltar una característica, o varias, en forma por demás exagerada. Se buscaba la risa fácil y, en la mayoría de los casos, no se buscaba llegar a una pelea de familias o una desavenencia trascendente. Lo cierto era que disfrutábamos, sin distingos de edad, las voces disfrazadas permitían los chistes y de ellos habían de todos los colores…

Mucho tiempo se pasaba antes de los carnavales definiendo lo que se quería hacer, buscando los rasgos resaltantes, exagerándolos, dándoles vida, ensayándoles, buscando quien nos hiciera los disfraces manteniendo el secreto, y luego, claro, ensayando los pasos de comparsa y el chalequeo de grupo en el cual siempre se nos pasaba la mano y era donde los afectados hervían… 

Pasados ya tantos años solo quedan los recuerdos agradables de esas oportunidades y, de vez en cuando, la vida nos pone frente a situaciones que parecen remedar a esas comparsas, con el distingo de que ahora no se hacen para disfrutar un carnaval, ahora se hacen como modo habitual de presentarse ante la sociedad buscando esconder las limitaciones de cada quien dentro de los personajes que se muestran y que consiguen lo mismo que conseguíamos en las comparsas: que el publico grueso se riese y mofase de nuestras actitudes.

Estereotipamos las profesiones y a cada una le endilgamos todos los adjetivos peyorativos que consideramos les son, de alguna forma, propios. Como ahora cualquiera puede ser cualquier cosa, sin estudios ni entrenamiento, ni experiencia, cuando se está en el brete de representar ese papel, llámese funcionario o profesional(?), se asumen poses de comparsa y se actúa como si fuésemos eso que nuestra ”capacidad” nos indica que “debe ser” la actitud del funcionario o profesional al que estamos “tratando” de representar.

Estas características de comparsa cubren todo el espectro de la acción humana. Una pequeña prueba consiste en ver las actitudes de los personajes cuando están frente a las cámaras de la TV. Baje el volumen y véalos gesticulando. Pregúntese si acaso el Asesor de Imagen de esa persona se ha ganado su salario. Dese cuenta cuando el personaje sabe de lo que habla, de cuando no sabe y sigue hablando; de cuando está en la luna sobre el tópico y salta hacia otras frases trilladas… Después de esta prueba le aseguro que tendrá la tentación de mantener bajo el volumen en la mayoría de los casos.

¿Como definimos comparsa? A mi me gustan estas tres definiciones porque me parecen a lugar:

1 Conjunto de personas vestidas con los mismos disfraces o con disfraces sobre el mismo tema que participan en una celebración de carácter popular, como un carnaval.

2 Conjunto de personas que representan papeles de poca importancia en una obra de teatro o cinematográfica o en otro espectáculo y aparecen en escena sin apenas hablar. acompañamiento.

s. com.

3 Persona que forma parte de este conjunto.

Como dirían otros: Personajes anodinos que, tras la fachada del disfraz, pretenden aparecer como actores principales de una obra aun cuando no pasan de ser mero acompañamiento.

El problema de nuestros tiempos es que ya no sabemos si somos actores o comparsa, o si somos comparsa de actores.

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