2012/07/11

Expertos en destrucción

 

VENECONOMIA 11 de Julio2012

En la maraña del tejido castro comunista que se adelanta en Venezuela, se ha perdido el espíritu emprendedor, industrializador y progresista de hace cinco décadas reflejado, entre otros, el 9 de julio de 1962, cuando se registró la primera colada de acero de la Siderúrgica del Orinoco (SIDOR) en Ciudad Guayana.
Era un logro de los gobiernos venezolanos de las décadas de los 50 y 60, que se habían empeñado en hacer realidad el pase de un país explotador de materia prima (hierro) a un país productor y exportador de un producto con alto valor agregado como lo es el acero.
VenEconomía hace honor a grandes hombres que hicieron posible esta gran hazaña industrial, tales como Argenis Gamboa, el general Rafael Alfonzo Ravard, Enrique Tejera París y César Mendoza, entre otros. Ellos, y todo un equipo de cientos de hombres y mujeres venidos de distintas regiones del país y del exterior, visualizaban en el acero una alternativa plausible al petróleo, como fuente de progreso del país, y con éste el desarrollo de una importante región venezolana, rica en minerales y fuentes de energía.
Durante tres décadas la acería mostró avances y retrocesos, tanto en lo económico como en sus proyectos, sin lograr desarrollar todo su potencial. En 1996, se llevó a cabo la privatización de SIDOR, cuando el Fondo de Inversiones de Venezuela vendió vía licitación pública, 70% del capital a un accionista privado –el Consorcio Amazonia liderado por la empresa argentina Ternium/Techint. Adicionalmente, se les asignó 20% a los trabajadores, reservando el restante 10% para ofertarlo a todos los venezolanos a través de la bolsa.
En manos del Consorcio Amazonia, SIDOR vivió su década dorada. Las metas fueron cumplidas ampliamente, tanto con la inversión de $947 millones, incorporación de nuevas tecnologías y avances laborales se llevó a la empresa a aumentar la producción de acero a 4,3 millones de toneladas líquidas para 2007.
Trágicamente, para la acería, para los accionistas, para sus trabajadores y, sobre todo, para el país, el Gobierno de Chávez re estatizó SIDOR utilizando para ello la manida maniobra de “conflictos” sindicales. Como expertos en máquinas de destrucción, los “nuevos dueños” llevaron a SIDOR a la ruina, como han hecho con toda empresa que ha caído en las manos de la gerencia castrochavista.
La “nueva” SIDOR, adolece de los males que trae esta revolución: Objetivos políticos sobre los intereses de la Nación, destrucción de la producción, corrupción a granel, promesas incumplidas con los trabajadores y con los venezolanos. Amén que a diferencia de las otras estatizaciones y/o expropiaciones de este Gobierno, se le pagó al Consorcio Amazonia el valor por sus acciones, pero a los trabajadores tenedores de las acciones Clase B, se les dejó guindando.
Hoy SIDOR produce menos de dos millones de toneladas por año. La desinversión y la falta de gerencia calificada hacen mella en las operaciones, sus ingresos no alcanzan para cubrir sus costos y los conflictos laborales son tema del día a día.
A 50 años de la primera colada de SIDOR, el compromiso de los venezolanos debe ser retornarla a los sueños de progreso y modernidad el 7-O.

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