Los términos deslinde y amojonamiento se nos aparecen de repente cuando las cosas andan mal, cuando el final se ve apareciendo en nuestro camino. Constituyen elementos preventivos de ultima hora que pretendemos nos protejan de la debacle final.
Un articulo en el Universal de hoy, con una firma conocida y relevante, me hace pensar que estamos llegando, abiertamente ya, a ese punto final del juego socialista que lleva con nosotros desde la primera treintena del siglo XX. Y de allí, de esa conclusión, se desprende el deslinde que se quiere hacer ahora. Hay que dejar claro que no son los que lo llevaron a la Escuela Militar, los que lo apadrinaron en cada momento de transito por los cuarteles, los que lo colocaron en el sitio adecuado a la hora adecuada, los que lo protegieron ante las leyes cuando estas trataron de poner orden en el desastre, los que se lucran política y económicamente de sus acciones, los que pretenden que al despuntar el nuevo amanecer puedan seguir disfrutando de cuantas prebendas han manejado desde el siglo pasado, hay que dejar claro que ellos no son ni culpables ni cómplices, hay que dejar claro que ellos, como siempre, atávicamente, solo buscaban, buscan y buscaran hasta el fin de los siglos el paraíso de felicidad que no hemos conseguido con este intermediario. Hay que dejarlo bien claro pues tenemos que seguir viviendo “tal cual” hemos vivido desde que aparecimos como plaga en el país.
Pero, claro, somos políticos y esta patente de corso no nos la pueden arrebatar así como así. Y allí es donde aparece el amojonamiento. Marcaremos especifica y decididamente los puntos de inflexión que se constituirán en raíces del nuevo resurgir. Ya estuvimos en las montañas, o mejor dicho, ya supimos lo que era tener a jóvenes en la montaña luchando por nosotros (en lugar de nosotros). No es la primera vez que “pateamos la mesa”, de hecho se nos conoce por esta “valiente” costumbre. Cuando nos vemos avasallados por la realidad saltamos a la montaña y buscamos caracterizarnos como el “lobo feroz” para atraer la mirada compasiva de quienes no nos conocen y, desde el exterior, pueden, en acto de desprendimiento y generosidad, darnos el apoyo logístico y político que, luego nos cobraran con creces y que cancelaremos mediante PDVSA o quien haga sus veces.
Total que empezó el deslinde y el amojonamiento. El malo es el que te conté. Nosotros somos los buenos.
!!El bote se hunde, hay que abandonarlo a su suerte!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su tiempo. Por favor, deje su email y le contestare en privado. Gracias