Lo único que requerimos es que no se concentre la atención del pueblo en otra cosa que no sean los presuntos culpables designados por el gobierno.
Hasta los asesinos fotografiados, televisados, entrevistados y todas las demás figuras legales que los convierten en confesos y convictos, y al mismo tiempo les hacen aparecer como héroes por cometer un Crimen de “Lesa Patria” y “Lesa humanidad” al disparar, cumpliendo ordenes políticas, sobre una manifestación inerme…
Estos de Puente Llaguno no son parte del objetivo a esconder, o en todo caso, son los menos, el punto fuerte son los francotiradores en las azoteas y pisos superiores de los edificios que convierten esa incidencia en otro tipo de DELITO. Los helicópteros sobrevolaban y tomaban fotos y videos, y se cuela información cuando esa fotos se muestran en Centroamérica y en los mentideros de inteligencia se reconocen las caras de los francotiradores. Horror, son caras muy conocidas y, no son, precisamente, las de los venezolanos.
A partir de allí se prohíbe el sobrevuelo de helicópteros que no sean oficiales durante las marchas y demostraciones.
Pero el mal ya estaba hecho y las fotos tuvieron, tienen, y tendrán un valor, político y monetario, siempre en ascenso.
Aunque eso no importa ahora porque el rio ya ha corrido, ya se ha satanizado a la policía, a las fuerzas armadas, a la oposición… el dinero compra conciencias y voluntades, degrada y envilece, corrompe hasta la piedra de mayor firmeza y nadie apuesta su cabeza aunque se sepa triunfante… puede mas el tunante que a fuer de muy acompañado, puede dejar en la ruina el tesoro del estado… hasta que alguien le diga: Caramba, usted ha pecado.
Los cuentos se hilvanan solitos y los datos van llegando, poco a poco, calladitos… se estructuran en Historia y por mas que los callemos, cuando todos lo sabemos, el cuento ya se ha contado.
No hace falta autor alguno, todos, o nadie, o ninguno, cuando todos lo sabemos, la verdad se ve clarita, ya entonces no se necesita que aparezca un relumbrón, de aquellos de palto y levita, que se encargue de escribir lo que el pueblo necesita.
Y los cargos crecen y crecen, se acumulan uno a uno… si se juzgaran de a uno y así mismo se condenaran, tendríamos que pedirle al Creador que mas de mil años de vida les diera, para pagar todas las penas que, por cada caso, algún juez les impusiera.
Y esto no es mas que un cuento, aunque alguno por mucho quiera, alimentar la quimera y decir que la vida es sueño y, tarareando, todos sueñan con lo que quieren, lo que afanan y pretenden y por mas que lo desean, lo que les han contado: NO LO ENTIENDEN.
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