Palabras de este servidor en la Reunión del 29jul96
Mis muy queridos y apreciados Compañeros y Compañeras del Club.
Distinguidos amigos invitados especiales para esta noche.
Damas y Caballeros.
Queridísimos amigos…
Cuando el compañero past-presidente Juan y su Junta Directiva pensaron en mi para que trabajara secundando a ese “viejito” amigo mío que se llama José Vicente Pantoja, con el honor que me hicieron, me asignaron a la par una responsabilidad difícil de cumplir por cuanto que se unían varias condiciones y cada una de ellas dificultaba aun más la tarea.-
En primer lugar, esta tribuna de Honor, conjuga a su alrededor un selecto grupo de personas que, en argot taurino, se llamarían “de Tronío” y lo son, de tronío, como personas, como profesionales, como Venezolanos, por eso cuando hay que expresar el pensamiento Bolivariano, como una guía de la filosofía positivista que nos legara El Libertador, hay que pensarlo muy bien porque la audiencia es faculta. Y, además de faculta, en esta audiencia siempre han existido Compañeros que manejan el verbo con sin igual facilidad, lo que implica que no solo importa lo que se diga, la densidad del pensamiento que se desea transmitir, sino que además hay que decirlo en la forma correcta; y como si estos dos ingredientes no fuesen suficientes, a la puerta de cuadrillas, mi apoderado, José Vicente, me grita: “Marco, con pasión, con brío, con amor por la patria, porque es la única manera correcta para hablar del Libertador en estos tiempos”.
Porque en este país y, gracias a Dios, cada vez que hablamos de cosas buenas tenemos referencias del Libertador, y cada vez que hablamos de aspectos desagradables reconocemos que “ya El Libertador hablo” sobre ese aspecto.
Ese apoderado que me grita desde la puerta de Cuadrillas y que ha estado, y esta, pendiente de lo que pasa en el ruedo, ese Viejito amigo mío, como es mi orgullo llamarlo porque me ha brindado su amistad a Puerta Grande, ha sido uno de los mejores oradores que, sobre el tema histórico, hayamos tenido no solo en nuestro Club, sino en nuestras vidas.
Es difícil acercarse al nivel de cariño que desborda José Vicente cuando aparece el tema Bolivariano. Bajo estas circunstancias no le quedó a este Matador más remedio que salir al ruedo a enfrentar el peligro.- Pero no salí solo, José Vicente se encargo de pasarme los trastes y recuerdo con extraordinaria emoción el día en que me paso su libro de frases Bolivarianas, tesoro más cuidado que el oro de los Incas. Caminar tras la huellas de José Vicente en estas lides no es simple y siempre será un reto, debo dar gracias a este amigo que depositó en mi su confianza.
Y, seguramente Ustedes se estarán preguntando ¿Qué tiene que ver este largo introito con el Evangelio de hoy? Pues bien, esta presentación que estoy haciendo se basa en dos virtudes fundamentales que nuestro homenajeado de hoy, nuestro Padre Libertador cultivó… La Amistad y La Lealtad… Palabras sencillas, de fácil pronunciación pero de difícil ejecutoria, palabras que, en esta mesa son un lugar común y que, tal vez de tanto sentirlas en vivo, nos parece que realmente son un lugar común en todas partes, pero no lo son en nuestro tiempo ni lo eran en los azarosos días de la lucha emancipadora; palabras fáciles de decir cuando la situación es boyante, virtudes difíciles de cumplir cuando los rigores de la situación las ponen a prueba. ¿Quiénes eran las huestes de Boves que asolaban el país?, unos desheredados que luego fueron los Llaneros de Páez.- Lealtad, Amistad, Carisma, Grandeza, todas llevadas de la mano para lograr el cumplimiento de un sueño continuo.
Y el sol de la tarde seguirá haciendo crecer su sombra pues cada tarde, aun a riesgo de parecer fanáticos, podemos hacer el balance del día y anotar en lo positivo el cumplimiento de las acciones de Patria que se cumplen y anotar en lo negativo que se continua esperando para que se cumplan acciones y pensamientos tales como el que nos dejara en San Pedro Alejandrino cuando nos decía que bajaría tranquilo al sepulcro si tal acción contribuía a que cesaran los partidos y se consolidara la unión…
160 años más tarde, aquellos estados que otrora conquistaron el mundo se han vistos forzados a establecer esa unión de que hablaba El Libertador y, a pesar de la disimilitud ideológica, económica, religiosa, étnica, lingüística, etc., se han visto forzados a buscar la unión pasando sobre las posiciones localistas, es decir, supeditando las apetencias menores a la obtención del logro de mayor significado para todo un concierto de naciones.-
¿Y qué decir de Panamá y del muy próximo aniversario de la Inauguración del Canal? ¿Cómo anotar en ese balance el hecho de que en 1903 cuando Panamá se declara país libre e independiente, los Estados Unidos condicionan su apoyo al nuevo país, a que este nuevo país les entregase a perpetuidad la llamada Zona del Canal, 10 millas a lado y lado del Canal. De seguro que cuando se firmo el Tratado Torrijos-Carter, que limito la entrega al año 2000, El Libertador debió, al menos, sonreír en su tumba.
Y donde nos queda el sueño del Libertador expresado en el Congreso de Angostura donde se quería que unos “notables” condujesen el país, “ad honorem”, ¿acaso no fue la primera proposición mundial para reducir la ya famosa corrupción?
Pues sí, amigos, en ese libro diario de nuestro acontecer pareciera que a cada entrada estuviesen las iniciales SB y que ese Señor SB a cada entrada nos reclamara nuestra lealtad hacia ese sueño que El convirtió en realidad y ante el reclamo, solo quedan las excusas.
Los eruditos en Historia nos indican que El Libertador fue un buen lector y que una de sus lecturas comentada con frecuencia, era, de los Diálogos de Platón, el de Critón por lo que a Lealtad y decencia se refería; en tal Dialogo, Sócrates es puesto en la cárcel por ofender con sus palabras a los gobernantes de turno y será ajusticiado con la Cicuta “...cuando en el horizonte aparezca el navío que viene de oriente...” Critón, su amigo, aparece en su celda y le comenta que ha sobornado al guardia para verle y que tiene todo listo para ayudarlo a fugarse, que al estar fuera lo enviara a la isla vecina, que para que no esté solo le acompañara su familia, que periódicamente sus amigos le visitaran y que no debe temer penurias económicas porque todo lo que necesite él se lo proveerá. La respuesta no se hace esperar y es tan contundente como generosa fue la oferta:
“No puedo aceptar, porque de hacerlo, estaré yendo contra mis amigas las leyes y ellas me han permitido ser lo que soy; ellas me han dado la oportunidad de vivir donde yo quiero, de trabajar donde yo quiero, me han dado la oportunidad de cambiarlas, de modificarlas, nunca me han obligado a permanecer bajo su tutela; por ellas soy lo que soy y quién soy. No puedo transgredirlas…”
Dicen los eruditos que El Libertador la comentaba con frecuencia, sobre todo cuando las deslealtades quedaban al descubierto; creo que no pecaríamos de aventurados si nos imaginamos al Libertador pensando en Critón en 1996, al escuchar los comentarios que sobre el país, sus leyes y sus condiciones hacemos muchos de los que aquí vivimos.
En estas horas de grandes necesidades es cuando tenemos que demostrar lealtad hacia la obra que el Genio de América nos lego pues la patria que nos cobija, que nos educa, que nos alimenta, nos necesita hoy más que nunca y esta clamando por esa lealtad. Tal como en el Dialogo, esta patria nunca nos ha impedido que levantemos vuelo y nos vayamos a buscar destino en otras tierras, al contrario esta patria ha sido puerto seguro para todos aquellos que no encontrando en sus países de origen las condiciones de trabajo, libertad o estabilidad social han buscado otros horizontes. Gracias a esa bondad no tenemos las taras que otros países sufren pues no caemos en xenofobias ni en diferencias étnicas, políticas, lingüísticas, religiosas o de otros tipos.
Esta apertura de nuestra patria, tal como la soñara El Libertador es un hecho cumplido que no tenemos el derecho de minimizar y, cuando lo hacemos, florece la base de la deslealtad que es la ingratitud.
En la Misa escuchamos la oración. “..Cristo que dijiste a tus apóstoles: mi paz os dejo, mi paz os doy, no mires nuestros pecados sino la fe de tu iglesia...” Esta hermosa oración está presente en toda la obra del Libertador pues se entiende que como humanos débiles y veleidosos, tenemos momentos en que nuestras actuaciones son un tanto extrañas pero, a los efectos de patria, los intereses del conjunto deben estar muy por encima de las individualidades y esa fue una de las más grandes enseñanzas que nos diera El Libertador y que lo ha diferenciado de otros prohombres de nivel mundial.
Hoy en día necesitamos que su imagen sea colocada casi a nivel mítico porque a ese nivel las hordas del anarquismo no podrán debilitar la conciencia de la nación en tanto que al pretender mostrarlo como el producto circunstancial de las debilidades humanas, tal como están haciendo en algunos estamentos políticos, solo se busca debilitar la conciencia nacional.-
Es una perogrullada pero así como hacemos libre a la Libertad, así mismo debemos Lealtad al Libertador y por eso hemos de echar a la espalda el miedo y salir a hacer la Patria.
16 años después, al releer, nos preguntamos si el tiempo se quedo dentro de la botella…
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