Crisis militar en Venezuela
FERNANDO OCHOA ANTICH | EL UNIVERSAL domingo 6 de abril de 2014 12:00 AM
La detención ordenada por Nicolás Maduro del G.D. Oswaldo Hernández Sánchez y los G.B. José Daniel Machillanda y Carlos Alberto Millán, pertenecientes a la aviación militar, por una supuesta conspiración exige una explicación a los venezolanos. No es fácil de entender los argumentos utilizados en cadena nacional en la reunión de los cancilleres de Unasur. Imaginarse, que estos generales fueron denunciados por sus propios subalternos, como dijo Nicolás Maduro, no resiste el menor de los análisis. Cualquier insurrección exige de una organización detallada, con grandes medidas de seguridad, que obliga a tener contactos en las distintas fuerzas, principalmente en el Ejército. El Alto Mando Militar, si esto fuera verdad, debería presentar ante la opinión pública la lista de los oficiales comprometidos en el intento de golpe de Estado. De no hacerse, se estaría comprometiendo el honor de los mencionados generales.
El problema que enfrenta actualmente la Fuerza Armada Nacional es muy delicado. Surge de un conjunto de hechos que, desde hace varios años, viene comprometiendo la unidad de nuestra institución. La Constitución de 1999 establece claramente en su artículo 328 lo siguiente: "la Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta Constitución y la ley. En el cumplimiento de sus funciones está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna"... Este principio permite la existencia de distintas maneras de pensar en la Fuerza Armada.
Lo importante, es que los miembros activos de la Fuerza Armada tienen la obligación ética de no hacer pública su manera de pensar, ya que de esa manera se logra preservar la unidad de la Institución Armada y en cierta forma de Venezuela. Lo inexplicable, es que Nicolás Maduro, igual como hizo Hugo Chávez, se haya atrevido a plantear una ideología política en el propio seno de la Fuerza Armada. Mantener que nuestra Institución Armada es revolucionaria, socialista y chavista rompe la necesaria cohesión institucional e irrespeta la Constitución Nacional. Al imponerse oficialmente una ideología, de manera natural tienen que surgir distintos grupos internos que rechazan esa forma de pensar. Eso está ocurriendo en la Fuerza Armada. La reciente convocatoria, con carácter obligatorio, a una manifestación de los cuadros militares y sus familiares tiene que haber incrementado profundamente el descontento institucional.
Es natural, que las tensiones sociales, que por casi dos meses, han conmocionado a Venezuela empiece a sentirse en el seno de la Fuerza Armada. No son sólo los grandes problemas nacionales, que están impactando gravemente a la familia militar, sino el empleo completamente irregular de la Guardia Nacional. La opinión pública ha reconocido ampliamente que este componente de la Fuerza Armada utiliza a grupos paramilitares para atacar a los manifestantes de la oposición. Estoy más que seguro que las demás fuerzas deben sentirse muy preocupadas por este hecho, ya que todos conocemos que el monopolio de la violencia del Estado le corresponde a la Fuerza Armada. Esta situación es tan delicada que es imprescindible reconocer que se puede comprometer totalmente la razón de ser de nuestra Institución. El Alto Mando Militar debería hacer escuchar su voz en un momento tan delicado para Venezuela.
Sorprende que varios generales hayan declarado públicamente su respaldo a la ideología del régimen chavista. Esas declaraciones son inaceptables, ya que comprometen el destino de la Fuerza Armada. El grave enfrentamiento nacional, surgido entre dos amplios sectores nacionales, exige de nuestra Institución una actuación de gran prudencia, encuadrando sus acciones en el marco de la Constitución Nacional, de las leyes de la República y de los derechos humanos. Esa obligación institucional exige, de todos los miembros de la Fuerza Armada, una amplia cohesión interna que permita fortalecer los valores fundamentales de nuestra institución: la disciplina, la subordinación y el espíritu de cuerpo. La Fuerza Armada Nacional debe transformarse en un importante factor de unidad nacional que, al mismo tiempo, garantice el permanente respeto a nuestra soberanía y el más amplio pluralismo democrático...
En momentos en que parece posible y hasta deseable y necesaria , la aparición de "lideres con futuro", los carcamales se remueven en sus sitios de solaz y orientan sus cargas para atraer incautos... ese movimiento de "viejas fichas" que saben "donde es la cosa" y como mover las deudas y como pedir agradecimientos, es sibilinamente vendido ante los muy jóvenes y/o a los ojos de aquellos que otrora compraron y disfrutaron de las migajas que de la mesa caían, esos que les conocen sus mañas. Es una necesidad llevar la organización militar al profesionalismo que se perdió por acción de quienes prepararon el camino para este desastre. Hay que llevar los institutos de formación básica y superior al nivel de dignidad que se tenia antes del proceso de formación de los golpistas, proceso que motivó una serie de irregularidades que pusieron y tienen en tela de juicio la realidad institucional de cada uno de esos Institutos. El País no perdonaría una repetición de la tragicomedia y, si en el pasado reciente, por motivos obvios, no se les ha pedido cuentas, una segunda oportunidad no podría pasar bajo la mesa. MAMR.
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