La
Universidad Siempre
Diego Dávila, reconocimiento académico
Carlos Guillermo Cárdenas D.
Al regreso de la academia americana inició los estudios de
medicina a mediados de la década de los sesenta con una vocación y empeño que
han sido constantes en su vida. Culminó la carrera de medicina con los máximos
honores. Ingresó a la docencia universitaria en la cátedra de Semiología y
Clínica Propedéutica para enseñar a los estudiantes del preclínico y clínico.
Su inclinación por la cardiología lo llevó al Centro de Investigaciones
Cardiovasculares, para entonces en plena expansión.
Estudió fisiología del
corazón en los mejores centros universitarios del norte donde obtuvo el PhD en
fisiología cardiovascular. De regreso de nuevo, las dificultades para plasmar
en la realidad su condición de investigador estuvieron presentes. El celo
profesional que tanto ha horadado nuestro mundo científico y universitario, no
doblegó su espíritu de lucha y la personalidad acrisolada que lo ha acompañado
a lo largo de su vida. Le correspondió sortear dificultades, obstáculos y,
hasta egoísmos, para adelantar el proyecto de vida académica.
El tratamiento de la insuficiencia cardiaca agudamente
descompensada con medicamentos neuromoduladores, ha constituido el enfoque
terapéutico moderno y efectivo de los pacientes con falla del corazón. En esta
dirección Diego Dávila ha sido pionero en el ámbito nacional y latinoamericano.
Este aporte tiene un incuestionable valor dentro del arsenal de medicamentos
para el manejo de esta patología.
El afán comprensivo y de solidaridad hacia la gente humilde se tradujo en el reconocimiento que,
junto a su hermano Eloy Antonio, hizo de un grupo de agricultores de la Finca
La Morita, al traspasarle la parcela en propiedad, cumpliendo así la voluntad
de su padre el doctor Eloy Dávila Celis.
De intachable conducta ética como investigador y docente, sigue
asistiendo al servicio de Cardiología y al laboratorio, como médico e
investigador, como ha sido durante estos cuarenta años. Diego Dávila Spinetti, ejemplo para la academia universitaria y la
institución hospitalaria.
Con inmenso gusto publico esta nota de Carlos Guillermo sobre Diego, Diego Davila, amigo común y compañero de toda la vida. Recuerdos de la infancia donde los nombres de Tonino y Hercilia, y los de Marucha, Elsa, Jorge, Eloy y Diego, se confundian con los de Angela, Alicia, Alfonso y los de Humberto, Clara, Josefina y Rodolfo, en ese espacio corto entre las dos cuadras medianeras... para Juan Manuel y para mi, eramos, fuimos y somos, siempre, un sola cosa, una familia grande... así que Gracias, Carlos Guillermo, tu también fuiste y eres de la familia y FAMILIA es una palabra GRANDE!!!
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