La
contundencia de estas voces
No existe nada tan contundente como las voces que se levantan para exigir la libertad y la justicia para los pueblos oprimidos, más aún cuando esas voces provienen de comprobados demócratas de reconocimiento internacional.
Esta semana vinieron al país tres ex presidentes latinoamericanos para asistir a un foro que se realizó en Caracas sobre “El Poder Ciudadano y la Democracia Hoy”, organizado por la dirigencia de la unidad democrática venezolana.
Se trató de los ex presidentes Andrés Pastrana (Colombia), Sebastián Piñera (Chile), y Felipe Calderón (México), tres demócratas que, sin dejarse amedrentar por los improperios previos que dejando de lado toda prudencia diplomática les lanzó Nicolás Maduro, vinieron, vieron y sufrieron en carne propia los rigores del socialismo del siglo XXI.
Experimentaron, por ejemplo, cómo se viola el derecho de visita de los presos políticos en la cárcel de Ramo Verde, cuando los ex presidentes Pastrana y Piñera se toparon con un muro militar que obedeciendo órdenes de la Vicepresidencia y sin argumento válido les negaron ver al líder opositor Leopoldo López, al alcalde Daniel Ceballos y otros venezolanos en situación de prisión. Vieron las largas e inocultables colas de los desesperados ciudadanos a las puertas de supermercados. Observaron con estupor cómo, en el país de “las mayores reservas petroleras del mundo”, los anaqueles están vacíos de alimentos y otro sin fin de productos. Y asistieron a dos reuniones “muy duras y desgarradoras” donde escucharon las vivencias de periodistas y víctimas de violaciones de los derechos humanos.
Y hoy como lo anunciaron en sus declaraciones a la prensa, redoblarán sus esfuerzos para llevar al mundo la realidad opresiva que vive la población venezolana, para lograr la libertad de los presos políticos y rescatar la democracia en Venezuela. Apuestan por una transición democrática y sin frontera en Venezuela, e instaron a los ciudadanos a no bajar la guardia.
Entre otros lineamientos que afirma Calderón se aplicaron en México en su lucha para lograr la democracia citó: la Unidad entre demócratas y la sociedad civil; que los actores políticos dejen a un lado el protagonismo; participación ciudadana; no utilizar la violencia sino el diálogo y las movilizaciones como vías para convencer a los adversarios pero también a los indecisos. Aplicar estrategias convincentes de no violencia si bien es posible que no llegue a cambiar el corazón de un adversario, pero tienen que cambiar los corazones de los espectadores".
Y si las declaraciones de Pastrana, Piñera y Calderón fueron categóricas y muy frontales para describir la crítica situación de Venezuela, la carta del ex presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, fue demoledora (http://analitica.com/actualidad/actualidad-nacional/no-hay-conspiracion-extranjera-que-explique-las-colas/).
Entre otras realidades, Arias afirma en su misiva “En cierta forma, la situación por la que atraviesa actualmente Venezuela no solo demuestra su déficit fiscal, sino también su déficit democrático. Las instituciones que han sido socavadas a lo largo de los años, la iniciativa empresarial que ha sido obstruida, la oposición que ha sido suprimida, la separación de poderes que ha sido anulada, son fuerzas que hubieran evitado que el país se acercara tanto al borde del despeñadero. Una democracia canaliza el descontento popular con eficacia. Una democracia rectifica errores con prontitud. Chávez y Maduro se encargaron de ahogar esa capacidad de respuesta. Ahora Maduro más bien aprieta el puño con mayor fuerza, intentando acallar a quienes alzan la voz”.
Pero, como lo resumió el ex presidente Piñera: “Ha llegado el momento de soñar con una Venezuela libre, una Venezuela democrática y una Venezuela plenamente respetuosa de los DDHH”. Porque los Derechos Humanos “no es algo que el Estado otorga en forma graciosa. Nacemos con ellos. Nadie nos los da y nadie tiene derecho a quitárnoslos”.
Editores de VenEconomía
No existe nada tan contundente como las voces que se levantan para exigir la libertad y la justicia para los pueblos oprimidos, más aún cuando esas voces provienen de comprobados demócratas de reconocimiento internacional.
Esta semana vinieron al país tres ex presidentes latinoamericanos para asistir a un foro que se realizó en Caracas sobre “El Poder Ciudadano y la Democracia Hoy”, organizado por la dirigencia de la unidad democrática venezolana.
Se trató de los ex presidentes Andrés Pastrana (Colombia), Sebastián Piñera (Chile), y Felipe Calderón (México), tres demócratas que, sin dejarse amedrentar por los improperios previos que dejando de lado toda prudencia diplomática les lanzó Nicolás Maduro, vinieron, vieron y sufrieron en carne propia los rigores del socialismo del siglo XXI.
Experimentaron, por ejemplo, cómo se viola el derecho de visita de los presos políticos en la cárcel de Ramo Verde, cuando los ex presidentes Pastrana y Piñera se toparon con un muro militar que obedeciendo órdenes de la Vicepresidencia y sin argumento válido les negaron ver al líder opositor Leopoldo López, al alcalde Daniel Ceballos y otros venezolanos en situación de prisión. Vieron las largas e inocultables colas de los desesperados ciudadanos a las puertas de supermercados. Observaron con estupor cómo, en el país de “las mayores reservas petroleras del mundo”, los anaqueles están vacíos de alimentos y otro sin fin de productos. Y asistieron a dos reuniones “muy duras y desgarradoras” donde escucharon las vivencias de periodistas y víctimas de violaciones de los derechos humanos.
Y hoy como lo anunciaron en sus declaraciones a la prensa, redoblarán sus esfuerzos para llevar al mundo la realidad opresiva que vive la población venezolana, para lograr la libertad de los presos políticos y rescatar la democracia en Venezuela. Apuestan por una transición democrática y sin frontera en Venezuela, e instaron a los ciudadanos a no bajar la guardia.
Entre otros lineamientos que afirma Calderón se aplicaron en México en su lucha para lograr la democracia citó: la Unidad entre demócratas y la sociedad civil; que los actores políticos dejen a un lado el protagonismo; participación ciudadana; no utilizar la violencia sino el diálogo y las movilizaciones como vías para convencer a los adversarios pero también a los indecisos. Aplicar estrategias convincentes de no violencia si bien es posible que no llegue a cambiar el corazón de un adversario, pero tienen que cambiar los corazones de los espectadores".
Y si las declaraciones de Pastrana, Piñera y Calderón fueron categóricas y muy frontales para describir la crítica situación de Venezuela, la carta del ex presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, fue demoledora (http://analitica.com/actualidad/actualidad-nacional/no-hay-conspiracion-extranjera-que-explique-las-colas/).
Entre otras realidades, Arias afirma en su misiva “En cierta forma, la situación por la que atraviesa actualmente Venezuela no solo demuestra su déficit fiscal, sino también su déficit democrático. Las instituciones que han sido socavadas a lo largo de los años, la iniciativa empresarial que ha sido obstruida, la oposición que ha sido suprimida, la separación de poderes que ha sido anulada, son fuerzas que hubieran evitado que el país se acercara tanto al borde del despeñadero. Una democracia canaliza el descontento popular con eficacia. Una democracia rectifica errores con prontitud. Chávez y Maduro se encargaron de ahogar esa capacidad de respuesta. Ahora Maduro más bien aprieta el puño con mayor fuerza, intentando acallar a quienes alzan la voz”.
Pero, como lo resumió el ex presidente Piñera: “Ha llegado el momento de soñar con una Venezuela libre, una Venezuela democrática y una Venezuela plenamente respetuosa de los DDHH”. Porque los Derechos Humanos “no es algo que el Estado otorga en forma graciosa. Nacemos con ellos. Nadie nos los da y nadie tiene derecho a quitárnoslos”.
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