2015/01/12

246117.- La Opción Pacífica .-

LA OPCIÓN PACÍFICA
Fortunato González Cruz
Por la calle real
Nuevamente proliferan los mensajes de llamado al paro cívico y a las protestas violentas, y uno que otro militar se “pronuncia” sobre la situación del país y llama a la rebelión. Me parece que no han comprendido el modelo chavista-madurista ni aprendido las lecciones de los fracasos con sus elevados costos en vidas inocentes. Incluso es posible que se origine en los laboratorios del régimen.
El régimen ni dialoga, ni pacta, ni comprende; su soberbia no tiene límites y su línea es seguir adelante con la revolución cueste lo que cueste aunque el país quede arrasado. Hay rojos que no ven sino por los ojos de Benjamín Franklin en el billete de 100 dólares, o, como la suma de todas las imbecilidades, a través del canto de pajaritos. El régimen dejó de ser constitucional para transmutarse en un grotesco sistema cuya base es la apropiación sin límite de los recursos públicos y los que generan las alianzas que manejan los negocios petroleros, de la droga, del cambio de moneda y del contrabando. Defenderán sus privilegios hasta las últimas consecuencias y eso lo debieran tomar en cuenta los que llaman a la violencia. ¡Deberían tener enfrente la imagen de Génesis Carmona!
Con un régimen de estas características, quienes llaman a la violencia debieran preguntarse si están dispuesto a ocupar la primera línea de fuego, por cuanto tiempo, con que apoyos y sobre las posibilidades reales de ganar y a que costos. Tengo razones para dudar de las posibilidades de éxito de esta propuesta, como de la capacidad de sacrificio de los que la aúpan.
Quizás lo que convenga, y es una hipótesis que también ofrece dudas,  es denunciar de todas formas y maneras la quiebra del modelo democrático y las atrocidades cometidas por el régimen, señalar los atropellos a los derechos humanos y la inmensa corrupción que es la causa fundamental de la crisis económica. Sobre estas bases y el evidente deterioro del respaldo popular al régimen, llenarles la boca de votos en las parlamentarias, quizás el último de los espacios democráticos que nos queda, con todas las dudas y faltas de garantías que  conocemos. Se han blindado mediante un golpe a la Constitución al asaltar entre aguinaldos los poderes públicos y aun así, su debilidad es evidente.  
Ir a unas elecciones con todos los poderes secuestrados en un enorme riesgo que sólo puede enfrentarse con sensatez y coherencia. Desaprovecharla es volver al error del 2005 cuando algunos líderes de la oposición llamaron a la abstención. Es verdad que nos han escamoteado el voto pero es peor que nosotros mismos nos lo robemos. Ir de nuevo a votar es una riesgosa posibilidad pero no dudo en que hay que aprovecharla y llamar al pueblo a manifestarse en favor de la defensa de su derecho a una patria libre y próspera mediante la expresión libre de su voluntad. De ganar las elecciones parlamentarias con una votación contundente, la oposición estaría en condiciones de ir recuperando la institucionalidad democrática, la tranquilidad ciudadana, la economía y los valores de ciudadanía. Me inclino por este camino con todos los riesgos que implica, pero que evitaría mucho dolor y eso bien vale la pena.

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