Hoy, 11 de marzo del 2015, reinicio la
escritura matinal con lo que, asumo, será un reencuentro con viejas ideas que están
allí, esperando para desarrollarse. El tiempo ha pasado y lo que detuvo esta
actividad se ha cubierto con las brumas del mismo tiempo que pretende borrarlas.
No es fácil apartarse de la hojarasca de tonterías que día a día crece a
nuestro derredor, no es fácil olvidarse del lastre lamentable de la palabrería política
de nuestros tiempos. Es difícil.
¿Como abstraerse de la chabacanería que se
apoderó de nuestra región?, ¿como silenciar las ramificaciones del negocio de
las drogas y su terrible efecto sobre todas las capas sociales? ¿Cómo contrarrestar
el daño causado por “viejos maestros” que, retratándose en sus vidas
miserables, quisieron hacerse ver como grandes pensadores históricos y
vendieron su álbum de barajitas a quienes, por acaso del destino, se sentaron obligados
en las aulas y vieron en ellos, dentro de su deleznable desgracia, la única
posibilidad de competencia en un medio donde la ética y el profesionalismo “eran”
los ejes de la carreta.
El tema del día de las publicaciones panfletarias del régimen es el lamento de la
clase política por la actuación “inesperada” del gobierno norteamericano que,
dejó de respetarlos como interlocutores validos y colocó una herramienta que
los desviste dejándolos a luz publica como posibles actores y receptores de las
acciones que, a partir de esas Leyes internas foráneas, se tomen en el futuro.
La reacción comenzó ayer…
Los que no están en el poder elevaron su
lastimera voz para colocarse entre los que no están de acuerdo con el
instrumento de investigación… de esa manera quedaron al descubierto… Rabos de
paja y hogueras no pueden ser amigos… Las caras de estupor y pena que se
observaron en la celebre cadena nocturna de estos días, que motivó a que la
población viera, en cuerpo presente, las reacciones de los actuales actores,
pasó a ser cuento del pasado ante la estupefacción por la visceral respuesta de
los posibles futuros actores que desde ya, se ven como integrantes del casting
de la nueva obra y por tanto amenazados con que sus “veleidades” queden al
descubierto.
Como en un caleidoscopio pasan ante nuestros
ojos las imágenes de los vendedores de “baratijas” que han pululado por
nuestras tierras, provenientes de los más disimiles países, cada uno con su maletín
de tesoros, prestos a negociar con quien se ponga a su alcance… y lo que es
igual, no es trampa. ¿La mentada Ley Habilitante no puede revertir la acción? Tal
vez ellos no tengan activos en nuestro país, o tal vez si, pero eso no es
importante… lo importante es colocarlos a la vista de su propia gente como
actores de esta opera bufa. Porque siempre se requerirán dos o más actores para
consumar el hecho y ninguno está justificado.
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