Patente de corso
La patente de corso (del latín cursus, «carrera»)1 era un documento entregado por los monarcas de las naciones o los alcaldes de las ciudades (en su caso las corporaciones municipales) por el cual el propietario de un navío tenía permiso de la autoridad para atacar barcos y poblaciones de naciones enemigas. De esta forma el propietario se convertía en parte de la marina del país o la ciudad expendedora.
Las patentes de corso fueron muy utilizadas en la Edad Media y en la Edad Moderna cuando las naciones no podían costearse marinas propias o no lo suficientemente grandes. De esta forma Francia, Inglaterra y España las utilizaron ampliamente. También fueron utilizadas por las naciones americanas durante las guerras de Independencia. Se abolieron en 1856 en el Tratado de París, que dio fin a la guerra de Crimea. La Constitución Nacional de Argentina mantuvo hasta 1994 una cláusula que atribuía al Congreso Nacional: 22. Conceder patentes de corso y de represalias, y establecer reglamentos para las presas.
Índice
[ocultar]Derechos de una patente de corso[editar]
Para la nación o ciudad[editar]
- Poder controlar de cierta manera al propietario. Tanto es así que Luis XIV y otros monarcas franceses exigían fuertes fianzas para evitar que los armadores obligaran a sus oficiales a realizar acciones impropias para un miembro de la marina nacional.
- Disponer de una armada sin necesidad de invertir en la construcción de barcos, reclutamiento de tripulación, armamento, etc.
- Tener derecho a parte de los beneficios obtenidos.
- Poder alegar que las acciones realizadas contra países contra los que no se estaba en guerra, pero a los que se les quería hostigar, eran obra de piratas ajenos a su voluntad.
Referencias[editar]
- Diccionario de la lengua española (22.ª edición), Real Academia Española, 2001, consultado el 15 de enero de 2015.
TOMADO DE WIKIPEDIA
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