HERBERT HUDDE | EL UNIVERSAL
martes 28 de abril de 2015 12:00 AM
En una entrevista que le hizo recientemente Pedro Penzini al economista Jesús Casique, este divulgó algunas interesantes cifras, que sin duda deben llenar de terror a cualquier venezolano. Según los pronósticos del FMI para el 2015, Venezuela tendrá la inflación más alta del mundo, casi 100%, seguida de Ucrania con el 33,5%, (observen la diferencia), y tendrá el mayor decrecimiento económico, es decir, la mayor contracción del PIB, del planeta, –7%, seguida de Ucrania con –5,5%. También indicó que actualmente el riesgo país de Venezuela es el segundo en el orbe, solo superado, otra vez, por el de Ucrania. La inflación desde la reconversión monetaria del 2008, que iba a hacer de nuestra moneda una sólida roca, ha sido del 739% en esos 7 años, y la roca, es decir, el bolívar, no llega ni a triste majarete.
Está claro que el FMI no va a acertar con el 100% de precisión todos sus vaticinios, pero también está claro que las cosas van a estar más o menos por allí (salvo que sobrevenga algún hecho milagroso o catastrófico). Por ejemplo, es impelable que Venezuela va a tener la inflación más alta del mundo, y que la diferencia con la segunda será abismal. Que esta, en vez del 100%, sea mayor (como muchos, incluyéndome, creemos), o que no llegue sino al 80%, no tiene nada de particular, porque esa cifra puede ser cualquier cosa, dependiendo de las medidas que tome el Gobierno, pero ello no cambia el cuadro general de la situación.
A pesar de que según Rafael Ramírez y otros ilustres personeros del Gobierno, el modelo económico chavista ha sido profundamente exitoso, todo lo anterior pone en evidencia muy claramente el fracaso de éste y el desastre en que nos ha sumido, que se manifiesta con las múltiples penurias que padecemos, de todos conocidas, las cuales, lamentablemente y según los mencionados pronósticos, van a aumentar de forma apreciable este año. ¡Vaya panorama que nos espera!
Ahora bien, las preguntas que me hago, ya muy cerca de la desesperación, son las siguientes: ¿Va el Gobierno a seguir con la ridícula e insoportable machaca de echar la culpa del comportamiento de nuestra economía, a todas luces el peor, no de Latinoamérica, sino del planeta, a la guerra económica de los pelucones? ¿Es que no se van a dar cuenta de que están orinando fuera del perol? ¿Achacarán a la caída de los precios petroleros todo el fracaso que las cifras anteriores indican?
Ciertamente el derrumbe de los precios petroleros empeorará las cosas, pero la inflación del año pasado, que no se vio afectada por ello, fue de cerca del 70%, y la contracción del PIB ese año, aunque no la han publicado porque ahora el Gobierno lo esconde todo (práctica insólita y vergonzosa), debe haber estado por el 5%. El riesgo país tampoco se acaba de deteriorar; viene mal desde hace varios años. El desabastecimiento y la escasez hicieron su aparición con el barril a 90$, y no ahora que está en 50. ¿Entonces?
Uso el término desesperación, primero porque es lo que siento cuando veo qué pasa y pasa el tiempo y esta gente sigue aferrada a este torcido modelo que nos hunde más y más en el hoyo, y segundo porque debido a los achaques de que disfruto, consumo un montón de medicamentos, y ya he pasado unos buenos vaporones por no conseguir muchos de ellos. Por ejemplo, hace unos meses la tensión me subió a 18, y logré aplacarla porque me consiguieron el medicamento que uso en Guatemala, donde a pesar del "mala", se consigue de todo. ¡Inaudito! Y como yo hay millones pelando por medicinas y otros insumos médicos, al punto de que las muertes por ello ya se han hecho cotidianas.
Aunque siempre trato de ver las cosas con objetividad, normalmente procuro ser optimista, pero creo que estoy llegando al punto de suscribir lo que me dijo un pana hace poco: ¡Aquí ya no hay nada que hacer! Y no cito textualmente todo lo que me dijo, porque si lo hago no me publican el artículo.
herbert_hudde@yahoo.es
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