Más allá de una remuneración
digna
El “revolcón”
económico en el bolsillo de los venezolanos que dio Nicolás Maduro al anunciar
un incremento del salario mínimo en 30% en dos partes, y que no satisface a
nadie, fue la gota que terminó de sacar a la superficie la situación calamitosa
a la que se ha empujado a las universidades venezolanas.
Resulta ser
que la mala noticia que trae el incremento del salario mínimo a Bs.7.421,70, no
es que llega con un déficit de Bs.27.703 (78,9%) con respecto al costo de la
Canasta Básica del Cendas-FVM para marzo de 2015. Ni tampoco se reduce esta mala
nueva a que el incremento del salario mínimo entre mayo 2014 vs. mayo
2015 ha sido de 58,7% en términos reales. Dicho de otra manera, dicho salario
se ha reducido en 41,3%.
La mala, muy
mala noticia, es que dado que la mayoría de las escalas de pago del sector
público están congeladas, los venezolanos ahora están viendo cómo un empleado no
calificado y recién nombrado en un puesto ganará Bs.7,421,67 mensuales a partir
del 1º de julio, mientras que su superior en el sector público podría estar
ganando menos o muy poco más; un médico que trabaja seis horas diarias gana
ahora Bs.6.899/mes; un maestro con 25 años de experiencia gana Bs.8.425/mes; y
ni qué decir de un profesor universitario, cuya mayor escala salarial apenas
llega a 2,73 salarios mínimos en comparación con 2001 cuando este llegaba hasta
los 13 sueldos mínimos, mientras que los profesores que están a nivel de
instructores, quedan muy por debajo del nuevo salario mínimo.
Esto parece
haber tensado la cuerda del aguate del gremio de profesores universitarios
quienes esta semana dio comienzo a una serie de acciones de protesta. La primera
fue convocada por la Asociación de Profesores Universitarios de la UCV (Apucv),
la cual convocó a un paro de 24 horas para el pasado lunes 4 de mayo para exigir
aumentos salariales; esta fue seguida por un llamado de la Universidad del Zulia
(LUZ) a paralizar actividades por 24 horas este miércoles 6 de mayo, la cual
también rechaza los ataques de efectivos de los cuerpos de seguridad a la
Facultad de Ingeniería el pasado 30 de abril, violando la autonomía
universitaria; y, luego, la Universidad de Los Andes (ULA) acordó comenzar la
hora cero el 15 de mayo, lo cual implica media jornada laboral y media jornada
de protesta.
Y es que, como
bien lo expresó en su twitter María Corina Machado, “cuando en un país
un profesor universitario gana menos que el sueldo mínimo, queda claro que la
ignorancia es una política de Estado”.
Esto es tan
cierto, que desde el inicio de su primer Gobierno, Hugo Chávez se propuso
inmiscuirse en la formación y educación del venezolano en todas sus escalas de
escolaridad en aras de formar al “hombre nuevo socialista”. Es decir, un ser
adoctrinado, ideologizado, dúctil al dominio de una élite gobernante, sin
independencia de un pensamiento crítico y contestatario. Para ello, además de
socavar la instrucción primaría y secundaria, imponiendo un contenido curricular
manipulado y sesgado, ha infiltrado a la educación universitaria con
instituciones paralelas de mínima calidad académica y cercado a las
universidades autónomas vía presupuestaria.
Una tarea que
ya viene mostrando sus nefastos resultados con unas universidades públicas
“autónomas” sin recursos para adquirir insumos, ni equipos, ni pensar en la
investigación y, menos aun, en el para mantenimiento de las instalaciones o la
garantía de la seguridad en las aulas, intentando violentar su autonomía para
imponer un modelo de país donde impere el pensamiento único.
De allí, que
la lucha de las universidades es la lucha de todos los venezolanos que quieren
democracia y libertad.
Editores de VenEconomía
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