263523.- Sobre la Piedra 17.1
Apenas llegando las camionetas con el personal
de seguridad al puente, se sintió un nuevo temblor cuya duración fue mucho
mayor que las anteriores... los obreros sintieron la ira de Dios cuando vieron
como oscilaba el puente, vibraba y se retorcía y parecía que aumentaba el ritmo
en lugar de volver a la calma... la capa de rodamiento se resquebrajó dejando
vacíos en el paso vehicular... Las comunicaciones entre el personal colapsaron
pues todos pretendían echar el cuento y
quitarse el miedo de encima... En ambos sentidos los destrozos fueron
mayúsculos... gracias a que no había vehículos sobre el puente no hubo victimas
que lamentar, pero el puente quedó inservible!!! Los estribos quedaron a la
vista, los daños eran totalmente visibles. No había paso en ningún sentido.
Gonzáles recibió las novedades con un nudo
atenazando su garganta... la atención mundial estaría absolutamente sobre el
caso RIASOL, por la vertiente que fuera.
A todas estas, las cámaras en la presa estaban
encendidas y mostraron, en vivo, los destrozos causados por los temblores,
destrozos que, en realidad, fueron muy pocos... pero todos en el área de la
ultima reparación... a primera vista parecía que podría atribuirles a los
temblores la rajadura que había causado la alarma pero eso habría que
demostrarlo con evidencias que no se habían obtenido todavía.
De la sala de control de la Capital comenzaron
a pedir información y a su vez informaron sobre los resultados nacionales de
los temblores y por lo que se veía, las consecuencias eran bastante graves.
En la carcelita, los reos, asustados por los
temblores, pensaban que era un castigo divino ante su voluntad de suicidarse y
rezaban pidiendo perdón... en las calles aledañas los Riasoleños comentaban los
hechos y, con el destrozo del puente a la vista, buscaban entre gritos e
injurias, volver a la calma culpando a los reos de lo que pasaba.
Como siempre en ocasiones de desastres, los
Riasoleños se fueron reuniendo en los alrededores de la Iglesia, allí el Sr.
Cura les fue dando consuelo con sus palabras, hablándoles de la necesidad de
tener mayor información, de esperar a tener noticias confirmadas. De ir a sus
casas a revisar el estado de sus paredes y techos, a dar atención a sus vecinos
con calma, sin gritos ni estridencia, a verificar el estado de las bombonas de
gas, apagar cocinas, cerrar llaves, revisar por si se había caído algún
escaparate y dentro de el había algún miembro de la familia... se constató que
no hubo heridos durante los temblores, ni siquiera rasguños.
El único herido del pueblo fue: El Puente!!!
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