La política para los políticos
Las leyes sólo las puede modificar la AN, el TSJ a lo más las puede anular
GUSTAVO LINARES BENZO | EL UNIVERSAL sábado 12 de marzo de 2016 12:00 AM
Como se está cerrando una etapa y viene otra, hay que pensar el país de las próximas décadas. Aunque en el largo plazo todos estaremos muertos, como decía Lord Keynes, al menos hay cinco años de una legislatura un poco más moderna que la anterior, por más circunstancial que Maduro considere los ocho millones por el buche que les metió la oposición el 6D, para usar la amorosa expresión del Gigante Eterno.
Así, estamos viviendo estos meses una construcción constitucional que da pie a privilegiar una elite no electa popularmente sobre el cuerpo político, hoy la Asamblea Nacional, además ésta con una de las mayorías más rotunda de los últimos doscientos años. Mañana también prevalecerá sobre el Presidente y el Ejecutivo (si no lo hace en minutos, siguiendo señales de la cumbre Obama-Raúl que ordenen dejar en el esterero a Nicolás, que ya representa un peso muy grande para la supervivencia política del propio chavismo).
Más allá de la preparación profesional de los actuales magistrados, y de los demás ciudadanos que fueron nombrados en diciembre, de su imparcialidad y demás atributos, sin considerar estos últimos fallos (fallos, nunca mejora usado este sinónimo de sentencia), es necesario enmendar y corregir los poderes exorbitantes que la Constitución del 99 (esa copia mala de las de 1947 y 1961) le dio a una peña de abogados que se reúnen en secreto y que no recibieron ni un voto para estar allí. Eliminar radicalmente, pues, todo poder político o que se le parezca del TSJ, y dejar la política a los políticos.
Esa es la única manera de salvar el Derecho, el derecho de los ciudadanos de a pie, frente a otros ciudadanos y frente al Estado. Para empezar, hay que designar un nuevo TSJ, especialmente una nueva Sala Constitucional, mediante un aumento sustancial del número de magistrados de todas las salas, que tenga como principal proyecto jurídico restringir, autorrestringirse sería el término correcto, las interpretaciones políticas del máximo tribunal desde hace décadas, por supuesto siempre a favor de Chávez y ahora de sus epígonos. Nada de ese engendro tropical de la jurisprudencia normativa, aunque también lo haya en Berlín (malo aquí y malo allá). Las leyes sólo las puede modificar la AN, el TSJ a lo más las puede anular, pero con el respeto que da la conciencia de no ser representantes del pueblo sino del Derecho.
@glinaresbenzo
Así, estamos viviendo estos meses una construcción constitucional que da pie a privilegiar una elite no electa popularmente sobre el cuerpo político, hoy la Asamblea Nacional, además ésta con una de las mayorías más rotunda de los últimos doscientos años. Mañana también prevalecerá sobre el Presidente y el Ejecutivo (si no lo hace en minutos, siguiendo señales de la cumbre Obama-Raúl que ordenen dejar en el esterero a Nicolás, que ya representa un peso muy grande para la supervivencia política del propio chavismo).
Más allá de la preparación profesional de los actuales magistrados, y de los demás ciudadanos que fueron nombrados en diciembre, de su imparcialidad y demás atributos, sin considerar estos últimos fallos (fallos, nunca mejora usado este sinónimo de sentencia), es necesario enmendar y corregir los poderes exorbitantes que la Constitución del 99 (esa copia mala de las de 1947 y 1961) le dio a una peña de abogados que se reúnen en secreto y que no recibieron ni un voto para estar allí. Eliminar radicalmente, pues, todo poder político o que se le parezca del TSJ, y dejar la política a los políticos.
Esa es la única manera de salvar el Derecho, el derecho de los ciudadanos de a pie, frente a otros ciudadanos y frente al Estado. Para empezar, hay que designar un nuevo TSJ, especialmente una nueva Sala Constitucional, mediante un aumento sustancial del número de magistrados de todas las salas, que tenga como principal proyecto jurídico restringir, autorrestringirse sería el término correcto, las interpretaciones políticas del máximo tribunal desde hace décadas, por supuesto siempre a favor de Chávez y ahora de sus epígonos. Nada de ese engendro tropical de la jurisprudencia normativa, aunque también lo haya en Berlín (malo aquí y malo allá). Las leyes sólo las puede modificar la AN, el TSJ a lo más las puede anular, pero con el respeto que da la conciencia de no ser representantes del pueblo sino del Derecho.
@glinaresbenzo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su tiempo. Por favor, deje su email y le contestare en privado. Gracias