Sopa de Auyama
Llegamos a la consulta caminando y salí en una silla de ruedas. Doctora este señor tiene casi 40 horas hospitalizado y no ha comido nada, ¿qué cree usted que podemos darle? Tiene que ser algo muy liviano, dijo, algo como una sopa de verduras, con muy poca sal y condimentos. Yo la hago dijo de inmediato la nieta, y yo la traigo dijo la sobrina. No sé qué hora era, pero llegó la sopita que era de auyama, y la mujer que siempre me acompaña, en lo bueno y en lo malo, con alegrías y dolores, me la dio en la boca. No sé cuántas cucharadas me comí, pero estaba bien sabrosa. ¿Te imaginas lo que significa que tu esposa te de comer en la cama?
Ya casi todo fue superado, gracias a Dios. En la calle, la vida, la gente y las cosas siguen igual, pero ahora todas son diferentes para mí. No se cómo no me había dado cuenta de lo bella que es la vida y el ritmo que se debe llevar para poder verla y disfrutar de sus aromas, matices y colores. ¿Cuantas cosas me debo haber perdido por estar viviendo como me dijeron que era correcto? Qué cosa más extraña, no estoy viejo y estoy aprendiendo a vivir de nuevo. Ya comencé y no es difícil.
A todos los familiares y amigos que me visitaron, me escribieron, me motivaron y que oraron por mí, muchas gracias, sus palabras y oraciones llegaron a donde tenían que llegar y surtieron su efecto. Qué bueno es saber que cuento con ustedes. ¡Dios los bendiga a ustedes también!
En Tapatapa, 13 de Agosto de 2016. RRL
Atención:
Roberto y su Familia son amigos nuestros, de alta estima y consideración... Nos preciamos de su amistad y nos duelen las circunstancias que les afectan. Que bueno es recibir la noticia de su vuelta a la calma... Aleluya...
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