Al momento de la salida de la Caminata de San Sebastián la jovencita que estaba en la Tarima, animando el momento, contó como en fecha anterior en otra Caminata se había encontrado con una Caminante que, colgada al cuello, portaba una franela extra de esa caminata. Al interrogarla del porqué de aquello, su respuesta la puso a tragar muy grueso: “Esta era la franela que le correspondía a mi Padre, el ya no está con nosotros pero estoy segura que, de haber podido, aquí estaría, caminando con nosotros…”
La verdad es que la gente escuchó, conmovida, el relato. Mi hija, a mi lado, amarraba su cara, enjuagaba una lagrima, respiraba fuerte. El cuento causó su llanto…
Hace muchos años que comenzamos a caminar juntos… Ella tenia una bicicleta de carreras, rosada, y en ella me acompañó cuando, para celebrar mis 40 años, decidí pasitrotear 40 Km en Maracay. Los primeros metros fueron muy buenos pero, poco a poco nos fuimos dando cuenta que ella, con su bici, tenia que devolverse a buscarme pues mi pasitrote no llegaba a ninguna parte y daba casi como lastima. Así que llegamos al acuerdo de cambiar el pasitrote por un trote suave, que me permitiese alcanzar la meta prevista. Su carácter bondadoso quedó mas que demostrado ese día. Me cuidaba, me alertaba, me animaba, me tomaba el pelo y hacia que la marcha fuese una actividad placentera y llena de carcajadas. Comenzamos a caminar juntos, entrenando para una gran caminata que, algún día, nos reuniría para compartir.. chentos mil kilómetros.
Fueron muchos los kilómetros que compartimos a partir de esa salida, subíamos al CEMARIOS, al Aguacatal, al Polvorín, al Parque Codazzi, Al Parque Centenario, A la Casa Portuguesa, ida y retorno Tapa-Tapa el Castaño, ir a comprar el periódico del Domingo en El Pipo, pasear por el corta fuego detrás del Hotel Maracay, y no puedo dejar fuera el Parque de Las Ballenas. El Recorrido del Maratón por la vida que, aunque nunca competimos en el, lo entrenamos con desesperación. Y en este cuento tampoco puedo dejar de mencionar a la terna de caminantes (Ángel, Marco, Wilman) a quienes ella animó con su presencia y su alegría.
Ella nos acompañaba cada vez que salíamos a caminar, al menos una vez cada semana. Nos obligaba a moderar el lenguaje y el comportamiento y nos ponía un reto porque nadie quería quedarse en la caminata, nadie quería perder frente a ella. Y ella solo sonreía y le tomaba el pelo a cada uno.
Esas caminatas largas las hicimos durante varios años y siempre nos dimos maña para repetirlas aunque ya no sea en Agosto cuando hago tantos kilómetros como años cumplo.
A partir del 2006 comencé a participar en la Caminata de Santiago de Compostela y Ella, Alicia, ha sido para mi una fuente constante de motivación, ha estado presente siempre en la planificación dando tips, recordando detalles, haciendo ver lo olvidado, mostrando alternativas, dando fuerzas.
Cuando descubrimos la caminata de San Sebastián, fue Alicia quien se encargo, de mil amores, de todas las coordinaciones que se necesitaron. Y de las tres ocasiones en que hemos participado, Ella nos ha acompañado en dos. No tengo como agradecerle todas las molestias que ha tenido que soportar para apoyarnos y hacer de cada caminata un placer.
Ambos sabemos que este año 2010 es el año de los …chentos mil kilómetros. Llego el momento de pasar de los mil en una sola sentada. Ambos quisiéramos compartir esos días de plenitud en que aflora el trabajo de años y se pone a prueba la fortaleza psicológica…
Ya hemos hecho mas de 800 Km. varias veces. Ahora serán 1079. Con ayuda de Dios, todo es posible.
Claro que en las condiciones actuales no es factible que ambos concurramos. Pero quien vaya, tendrá en su corazón al otro, atado al cuello, acompañándolo.
a ver que es lo que pasa
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